Paralelismos y consecuencias del 'pacto a la portuguesa' en el que piensa Sánchez

    • El líder socialista busca este jueves consejo en el primer ministro portugués para exportar su fórmula de un Gobierno de izquierdas.
    • El Partido Socialista luso gobierna desde el pasado diciembre gracias a un pacto con comunistas y Bloco de Esquerda.
Sánchez, con el líder del PS, Antonio Costa (archivo)
Sánchez, con el líder del PS, Antonio Costa (archivo)

Pese a las críticas de sus barones, el secretario general del PSOE parece dispuesto a explorar todas las posibilidades para un acuerdo con Podemos y otras fuerzas de izquierda para una alternativa de gobierno al PP.

Sánchez ha viajado a Lisboa, donde este jueves se entrevista con el primer ministro luso, el socialista Antonio Costa. Desde el PSOE se defiende que la situación entre los países vecinos presenta numerosas similitudes. En ambos casos, los conservadores ganaron en las urnas, pero sin la mayoría necesaria para formar gobierno. En Portugal, el pacto entre el PS, los comunistas y el Bloco de Esquerda permitió, en diciembre, desatascar la investidura y evitar una nueva convocatoria de elecciones.Seis puntos de diferencia

El pacto de izquierdas en Portugal permitió a los socialistas de António Costa gobernar después de que los comunistas y el Bloco de Esquerda le diesen su apoyo. "Una solución que expresa la voluntad de los portugueses", defendió Costa al comunicar el acuerdo.

La ganadora de las elecciones fue la coalición de centro derecha PSD/CDS-PP de Passos Coelho, que en los últimos cuatro años gobernó con mayoría absoluta. Sin embargo, en los comicios del pasado 4 de octubre, esta alianza logró un 38,6% de los votos y un total de 107 diputados. La mayoría absoluta en Portugal se sitúa en 116 escaños.

Los socialistas, por su parte, lograron el 32,3% de los sufragios y 86 diputados. Sus 'socios de gobierno' Bloco de Esquerda tiene 19 y 17 la coalición de comunistas y verdes.

El presidente de la República encargó la formación de Gobierno a Passos Coelho, pero ante la imposibilidad de ser investido por la Cámara por no tener los votos suficientes, el líder socialista negoció y logró un acuerdo de Gobierno con los comunistas y el Bloco de Esquerda.

Casualmente, en España, el PP ganó las elecciones con el 28% de apoyos, también seis puntos más que el PSOE.Parálisis del gobierno

Casi desde el primer momento, Costa descartó por completo apoyar a la coalición de centro derecha. El país estuvo casi dos meses sin Gobierno, hasta que se fraguó finalmente el acuerdo. La alianza no se tralada a la composición del Ejecutivo, que está formado únicamente por miembros del Partido Socialista.

De no alcanzarse un acuerdo de gobierno, el país habría de celebrar elecciones en mayo, la misma fecha que se barajaría en el caso español, de acuerdo a los tiempos marcados por la ley.Un pacto inédito, pero con experiencias municipales y autonómicas

En ambos casos, el pacto es inédito en la política nacional. En Portugal, en 40 años de democracia, los socialistas habían mostrado sus desacuerdos con el Bloco y sobre todo con los comunistas, partidarios de una radical política de oposición a los ajustes.

No obstante, existía algún precedente a nivel municipal, como los gobiernos de coalición entre socialistas y comunistas en Lisboa, en la década de los noventa. Por seguir con las comparaciones, el caso se asemejaría así a los acuerdos alcanzados entre PSOE y Podemos tras las elecciones del 24-M, y por los que los socialistas gobiernan en Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Baleares.Líneas rojas: salida del euro, referéndum en Cataluña

La negociación portuguesa no estuvo exenta de tensiones, y acabó en cesiones. Costa ha prometido que sus socios respetarán los compromisos internacionales de Portugal, pertenencia a la UE, eurozona y OTAN, combatida en sus programas electorales, así como el equilibrio presupuestario que venga impuesto por Bruselas. También, según anunció el socialista, descartan la condición de renegociar la deuda pública, del 130% del PIB. El primer ministro, por su parte, ha prometido reducir al 13% el IVA de la hostelería y aumentar pensiones y salarios, exigencias del Bloco.

No obstante, los críticos con la alianza son escépticos. Las conversaciones con los comunistas fueron difíciles, y evicenciaron desde el minuto uno las fuertes diferencias entre dos partidos históricamente confrontados. "Nunca aceptaremos el tratado presupuestario con Bruselas", llegó a afirmar su líder Jerónimo de Sousa en plenas negociaciones. Muchos temen que la contención sea delicada y que el acuerdo acabe por explotar, llevando a los comunistas a mantenerse fieles a su tradición y al país a una situación ingobernable.

En cuatro décadas de democracia, el PC había mantenido firme su promesa de no apoyar jamás a los socialistas y un férreo perfil antieuropeísta. Dos condiciones que, de entrada, hacían prácticamente imposible el acuerdo. Para lograr la alianza jugó sobre todo a favor que el Bloco accediese a respaldar a los socialistas, lo que dejó sin argumentos a los comunistas para no apoyar a un nuevo gobierno al menos crítico con los recortes del anterior.

Para las intenciones de Sánchez, el principal escollo sigue siendo el referéndum en Cataluña. Una condición en la que los de Iglesias no están dispuestos a ceder. Hace unos días, el líder de la formación emergente dejaba una puerta abierta a la negociación con los socialistas "sensatos". Esto es, aquellos más próximos a Sánchez y más alejados de la presidenta andaluza, Susana Díaz. Iglesias recordó que la consulta catalana "no la inventó Podemos, sino el PSOE" y llamó al partido a volver a la "coherencia".Un socialismo dividido

Como en el PSOE de Sánchez, el acuerdo puso en pie de guerra a militantes y dirigentes socialistas. La línea 'contra-oficialista' está dirigida por Francisco Assís, eurodiputado, y reúne notables apoyos contra un pacto considerado "contra natura".

Según Assis, el acuerdo "un Ejecutivo socialista apoyado por una formación tan contradictoria como el Bloco y un partido tan ortodoxo eomo el PCP nos impedirá promover las reformas que Portugal necesita". Este sector defiende que el PS debería haberse mantenido en la oposición.El acuerdo ha provocado fuertes críticas y ha agrandado las divisiones en una sociedad ya muy dividida en dos bandos desde siempre enfrentados. Bruselas, empresarios y banca, escépticos

El acuerdo indignó a la oposición y plantea de entrada una difícil gobernabilidad. "Jamás votaremos ningún proyecto de ley socialista, que no cuenten con nosotros, que no nos pidan socorro", advirtió el exviceprer ministro, Pablo Portas (CDS). Empresarios y banca también reaccionaron escépticos al acuerdo. La Bolsa se asustó en los primeros días, quizás menos de lo esperado y Bruselas mantiene aún las cautelas a cualquier decisión, en espera de los presupuestos que salgan del nuevo Gobierno.

Parte de los principales grupos bancarios del país han advertido ya de que el nuevo Ejecutivo tendrá que prescindir de su promesa de no subir impuestos si quieren costear el gasto público. Según los cálculos del Partido Socialista, la reducción de diez puntos del IVA de la hostelería supondrá que el Estado deje de ingresar 360 millones de euros. Revisar las pensiones se llevará, por su parte, unos 66. Descartado, al menos por el momento, un incremento de impuestos sobre las economías familiares, la empresa ha expresado su malestar porque ese aumento se les repercuta, en un entorno económico ya muy dañado por la crisis.

Las agencias de calificación de riesgo también han avisado: según Fitch, el gobierno portugués genera "una alta incertidumbre" sobre la ejecución de una "política fiscal creíble". "La combinación de una continua incertidumbre política (derivada del acuerdo de izquierdas) y de un Gobierno (socialista) que confía en partidos antiausteridad podría aumentar el riesgo fiscal", señaló la agencia en una nota, cuando se fraguaba el acuerdo.

Fitch, que el pasado septiembre mantuvo en "BB+" la deuda lusa, a un escalón de salir del denominado "bono basura", considera también que esta alianza tendrá poco recorrido. "No es una plataforma lo suficientemente completa. Además, una cooperación entre estas fuerzas era inimaginable hasta hace poco. Las conocidas discrepancias en sus prioridades políticas aumentan el riesgo de que cualquier Gobierno pueda acabar la legislatura", considera.

En estas primeras semanas, los partidos 'socios' han mantenido sus tensiones. En especial en uno de los asuntos que más interesan a los portugueses: la subida del salario mínimo. Los socialistas han prometido aumentarlo de los 500 euros mensuales actuales a los 600, una condición del Bloco y del PC. El problema son los plazos. El PS pide que el incremento sea gradual durante la legislatura, los comunistas le exigen que sea inmediato.Costa y Sánchez, destinos paralelos

Entre ambos dirigentes existen también paralelismos. Sánchez fue elegido líder de los socialistas en julio, Costa llegó al cargo en noviembre. Los dos combatieron a gobiernos conservadores desde la oposición parlamentaria y, al mismo tiempo, han visto en estos meses cómo las formaciones a su izquierda- Podemos en el caso español, Bloco en el portugués-se convertían en una amenaza real a sus aspiraciones electorales.

El primer ministro luso tiene, no obstante, una notable experiencia de gobierno. Ya formó parte del Ejecutivo entre 1995 y 1997 como secretario de Estado, y como ministro en varias ocasiones: de Asuntos Parlamentarios (97-99), de Justicia (1999-2002) y de Interior (2005-2007). Sánchez, por su parte, ha sido concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado.

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