Park Geun-hye, la hija del dictador que promete un giro al centro

  • La conservadora Park Geun-hye, primera mujer que aspira a presidir Corea del Sur, se presenta con una propuesta de justicia económica y acercamiento al Norte, mientras los surcoreanos ven en ella a su padre, el fallecido dictador Park Chung-hee, amado y odiado a partes iguales.

Seúl, 13 dic.- La conservadora Park Geun-hye, primera mujer que aspira a presidir Corea del Sur, se presenta con una propuesta de justicia económica y acercamiento al Norte, mientras los surcoreanos ven en ella a su padre, el fallecido dictador Park Chung-hee, amado y odiado a partes iguales.

De ganar las elecciones, la veterana Park Geun-hye, de 60 años, se convertiría en jefa de Estado de un país en el que los hombres acaparan 8 de cada 10 escaños en el Parlamento y la inmensa mayoría de cargos directivos de instituciones y empresas.

Cuando se pregunta a los surcoreanos sobre Park Geun-hye, casi todos comienzan con una mención a su padre, Park Chung-hee, ya sea para alabar las políticas que en los 60 y los 70 levantaron la economía del país o para criticar las violaciones de los derechos humanos cometidas por su régimen militar.

Park Geun-hye, que en el pasado justificó la represión de su padre bajo el argumento de que "tomó la mejor decisión en una situación difícil", ha moderado su discurso y tres meses antes de las elecciones pidió perdón a las víctimas de la dictadura y sus familiares, tras reconocer que "el fin no justifica los medios".

El giro centrista de la conservadora presidenta del gobernante partido Saenuri también se refleja en promesas como la "democracia económica", que propone una distribución más igualitaria de la riqueza frente al oligopolio de los grandes conglomerados, modelo heredado de las políticas del fallecido dictador.

Decidida a sustituir en el cargo al presidente Lee Myung-bak, esta veterana política ha marcado distancias con su compañero de partido en los cinco años de su mandato, en los que apoyó a un grupo de diputados disidentes con la línea mayoritaria de los conservadores y se opuso a varias iniciativas estatales.

En cuanto a las políticas hacia Corea del Norte, Park busca abandonar la línea dura de Lee en favor del entendimiento con el problemático vecino comunista a través de medidas como la creación de centros de cooperación en Seúl y Pyongyang que faciliten una comunicación directa entre ambos gobiernos.

Esta influyente estratega, declarada admiradora de la reina Isabel I de Inglaterra y con extraordinaria habilidad para moverse en los círculos políticos, ya se reunió en 2002 en Pyongyang como líder de un comité parlamentario con el fallecido Kim Jong-il, padre y predecesor del actual mandatario norcoreano.

El talón de Aquiles de la "princesa del cuadernillo" -sobrenombre que le asignaron algunos medios porque rara vez pronuncia discursos sin leerlos- es su oratoria, escasa de empatía y elocuencia.

Sus detractores ven en su habitual sonrisa ante las cámaras una mueca nerviosa que refleja la extrema rigidez del carácter de esta política poco dada a expresar emociones de forma natural, como aparente secuela de los golpes que la vida le ha propinado.

Quizá el más duro de todos ellos fue el asesinato de su madre en Seúl en 1974 a manos de un norcoreano de origen japonés, suceso que marcó irreversiblemente a la entonces joven de 22 años, recién graduada en ingeniería eléctrica, al convertirla sin quererlo en primera dama del régimen de su padre.

La hija del dictador asumió este papel durante cinco años hasta 1979, cuando el asesinato de Park Chung-hee a manos de su propio jefe de inteligencia la dejó huérfana y apartada de la vida pública hasta ocupar un escaño en el Parlamento en 1998.

Hoy, esta diputada con cuatro legislaturas a sus espaldas goza de un fuerte apoyo entre los surcoreanos de edad avanzada, muchos de ellos simpatizantes de su padre, pero es extremadamente impopular entre los jóvenes, en general críticos con el partido del presidente Lee Myung-bak y deseosos de un cambio.

Ser una mujer soltera y sin hijos convierte, además, a Park Geun-hye en una candidata inusual en la conservadora Corea del Sur, donde los ciudadanos observan su situación familiar con desconfianza, compasión o, en ciertos casos, admiración por pensar que ha sacrificado su vida privada por servir al país.

Mostrar comentarios