Paro de transporte público en Chile fracasa por baja adhesión de conductores

  • Una huelga del transporte público en Chile convocada por los conductores de microbuses que exigen mejoras en sus condiciones laborales fracasó hoy debido a la baja adhesión, que los trabajadores atribuyeron a anuncios de sanciones y amenazas de despido.

Santiago de Chile, 3 jul.- Una huelga del transporte público en Chile convocada por los conductores de microbuses que exigen mejoras en sus condiciones laborales fracasó hoy debido a la baja adhesión, que los trabajadores atribuyeron a anuncios de sanciones y amenazas de despido.

"El 98 % de las máquinas están realizando sus recorridos habituales", afirmó el director del Transporte Público Metropolitano, Guillermo Muñoz, quien sostuvo que sólo hubo algunos atrasos en el inicio de la jornada, a las 06.00 hora local (10.00 GMT).

La muerte del conductor Marco Antonio Cuadra, de 46 años, que se quemó a lo bonzo y agonizó durante 25 días tras su despido de RedBus, una de las operadoras de las distintas líneas que conforman el Transantiago, el sistema de transporte publico de la capital, fue uno de los hechos que motivó la convocatoria a la fallida huelga.

Manuel Aguilar, portavoz de los trabajadores del Transantiago, que se encuentran distribuidos en más de 500 sindicatos, atribuyó el fracaso del paro a amenazas de despido y otras sanciones sufridas por los conductores.

"Se les dijo a los trabajadores que si faltaban a sus trabajos iban a ser despedidos y eso aminora el ánimos", dijo Aguilar a Efe, mientras encabezaba una marcha por el centro de la capital, en la que participaron un millar de conductores, acompañados por estudiantes de secundaria y universitarios.

"Nunca más puede suceder que un compañero se tenga que inmolar para que lo escuchen", añadió Aguilar, quien reiteró que la protesta de su gremio obedece a "prácticas abusivas" de las empresas y que la solución definitiva a los problemas del transporte público es que pase a manos del Estado.

Los trabajadores del transporte esperaban que unos 12.000 conductores paralizaran hoy, pero la normalidad en la circulación de autobuses observada durante el día demostró lo contrario.

Tras el término de la marcha se registraron algunos incidentes aislados entre algunas personas y la Policía, pero la manifestación en general se desarrolló pacíficamente.

Los conductores han denunciado bajos sueldos, extensas jornadas laborales y la carencia hasta de baños en las terminales de los diversos recorridos.

Por ello, demandan una negociación sectorial y no por empresas, modificaciones al código laboral y la estatización completa del transporte público.

La red Transantiago fue inaugurada en 2007, durante el primer Gobierno de Michelle Bachelet, con el objetivo de modernizar el anquilosado y contaminante transporte público de la capital.

Pero desde un primer momento la nueva red se transformó en un dolor de cabeza, principalmente para los usuarios, por la eliminación de muchos recorridos y la baja frecuencia de los autobuses, que se tradujo en enormes atascos de personas en las paradas.

Desde entonces se ha inyectado una gran cantidad de recursos públicos al sistema para superar parcialmente sus deficiencias.

A fines de mayo pasado, el Gobierno anunció una nueva inversión de cerca de 1.000 millones de dólares entre este año y el 2018 para el Transantiago, orientada a lograr nuevos avances en la red.

Sin embargo, hasta ahora los fondos aportados por el fisco no se no se han traducido en mejoras en las condiciones laborales de los conductores, que además frecuentemente son víctimas de asaltos o agresiones.

Sin ir más lejos, hace un par de semanas tras el partido del Mundial 2014, cuando la selección chilena se enfrentó con la de España, unos 40 conductores fueron agredidos y unos 500 vehículos resultaron dañados en medio de disturbios callejeros.

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