"La preponderancia de las evidencias reunidas durante la investigación indican que el (ataque) aéreo resultó probablemente con la muerte de cuatro no combatientes", dijo el Comando Central militar estadounidense en un comunicado y añadió que "uno de los no combatientes podría ser un niño".
Es la segunda vez que el ejército estadounidense reconoce su responsabilidad en posibles muertes de civiles en un bombardeo.
En mayo, el Pentágono reconoció que un ataque en noviembre de 2014 cerca de Harem en Siria, contra el grupo extremista Khorasan, mató a dos niños.
"Lamentamos esta pérdida sin intención de vida humana y pensamos en las familias afectadas", declaró el viernes el general CQ Brown, comandante de las Fuerzas Aéreas estadounidenses en Medio Oriente, citado en un comunicado de la Centcom (fuerzas estadounidenses en Medio Oriente).
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