Los peshmergas, camino de Mosul para acabar con "la ocupación del EI"

"A 4 km de aquí, al final de la carretera, están mi casa, y mi coche", afirma el iraquí Omran, señalando con el dedo a Bachiqa, de donde se elevan columnas de humo. Es su ciudad, y en unas horas los peshmergas esperan arrebatársela al EI.

Con un fusil Kalashnikov al hombro, Omran y otros cientos de peshmergas están determinados a recuperar la ciudad de la que se adueñó el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Desde la noche en la que tuvo que huir apresuradamente de su casa con sus cuatro hijos, sin poder llevarse "nada", este kurdo se refugió más al este, en Erbil, la capital de la provincia autónoma del Kurdistán. Allí se enroló en los peshmergas, los combatientes kurdos.

Hoy "los kurdos recuperarán cada centímetro cuadrado de su tierra", pronostica Omran Las, de 33 años.

"Podemos morir por esta región, hemos resistido a todas las ocupaciones, la (del difunto presidente) Sadam Husein, la de otros y ahora la del EI", enumera.

Cientos de peshmergas lanzaron este jueves por la mañana una ofensiva. Su principal objetivo es la toma de Bachiqa, a 25 kilómetros del centro de Mosul, la gran ciudad del "califato" que las fuerzas iraquíes quieren arrebatar al EI. Cuentan con la ayuda de los aviones de la coalición internacional y con asesoramiento de militares extranjeros.

Pero el problema, bromea Omran, es que "no encontramos a nadie con quien luchar".

"Los hombres del EI no vienen nunca a combatir cuerpo a cuerpo, disparan morteros desde lo lejos y eso es todo", asegura Omran, con la cara quemada por el sol y luciendo una barba tupida.

Efectivamente, en la carretera que serpentea sobre una superficie rocosa apenas cubierta por vegetación amarillenta resuenan pocas explosiones. Apenas un obús de mortero disparado contra Sheij Ali, donde están apostados los peshmergas.

Los combatientes kurdos replican. En una colina desde la que se divisa la carretera, uno de ellos introduce cuatro proyectiles en un lanzacohetes al que sacó brillo.

Cálculan el ángulo haciendo garabatos en un cuaderno y lanzan los proyectiles. Se forma una nube de polvo. Decenas de combatientes lo graban con sus teléfonos móviles.

Más abajo, varias camionetas y coches transportan peshmergas abigarrados. Unos están vestidos con el típico bombacho atado a la cintura con un pañuelo, y otros con uniformes militares y calzado de montaña.

Algunos están tocados con turbante, otros con gorra militar. Los camuflajes son diferentes. Pero todos llevan teléfonos móviles y lo desenfundan con frecuencia para retratarse.

El Kalashnikov es lo único que tienen en común, aunque hay quien también luce, orgulloso, un fusil automático M-16 negro, más moderno.

Shafiq Bradosti lleva incluso prismáticos colgados del cuello y gafas de sol opacas. A sus 32 años, este kurdo se presentó como voluntario para participar en la ofensiva lanzada el lunes para recuperar Mosul. Dejó la notaría temporalmente para liberar "cada palmo de tierra kurda de los terroristas".

"Es un día importante para mí, estoy orgulloso de estar entre los peshmergas para liberar esta tierra del EI", comenta a la AFP.

Una liberación que será "extremadamente rápida", afirma entusiasmado Salim al Shabake, un diputado iraquí que viste uniforme militar para la ocasión. "Los peshmergas tienen la moral muy alta" y su avance "es rápido", se enorgullece.

Sobre el terreno es muy difícil constatarlo. La progresión es milimétrica debido al peligro que representan las minas y las bombas diseminadas por el EI. La ruta hacia Mosul será larga y difícil, advierten responsables iraquíes y extranjeros.

Los peshmergas dan muestras de paciencia. Los bombardeos de la coalición que se oyen a lo lejos no son más que la primera etapa. Ellos intervendrán después, cuando haya que entrar en Bachiqa y en las aldeas de los alrededores. Por el momento se acercan desde tres frentes.

Entonces, explica Husein Zaiar Ali, miembro del consejo regional de la provincia de Nínive, donde se encuentran Bachiqa y Mosul, habrá que ocuparse de los civiles.

"Hemos tomado medidas para acoger a los desplazados, hay 13 campamentos listos", dice. Y en Bachiqa se "garantizarán los servicios a los habitantes tras la liberación", explica a la AFP.

Omran y los demás no se detendrán ahí. "Defenderemos el Kurdistán, y todo Irak", jura.

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