Plan de anexión de Cisjordania ahonda la brecha en la coalición de Netanyahu

  • La decisión del gobierno israelí de examinar la propuesta de anexión parcial de Cisjordania del ministro de Economía, Naftalí Bennet, ha abierto una nueva brecha en la débil y compleja coalición forjada por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que vuelve a caminar por la cuerda floja.

Javier Martín

Jerusalén, 9 jun.- La decisión del gobierno israelí de examinar la propuesta de anexión parcial de Cisjordania del ministro de Economía, Naftalí Bennet, ha abierto una nueva brecha en la débil y compleja coalición forjada por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que vuelve a caminar por la cuerda floja.

Tras una semana de silencio, el actual ministro de Finanzas, Yair Lapid, cuyo partido, Yesh Atid, es el primer pilar de la alianza con 19 diputados, advirtió anoche que abandonará el gabinete, si este intenta anexionarse de forma unilateral zonas más allá de la línea de 1967.

En un discurso pronunciado en Herzliya, barrio vecino a Tel Aviv, el periodista reconvertido en político exigió, asimismo, que Israel recupere la iniciativa con una propuesta tabú para el jefe del Ejecutivo y sus socios ultranacionalistas: que muestre los mapas con las futuras fronteras de Israel.

"Ha llegado el momento en el que Israel decida cuáles quiere que sean sus fronteras. Israel debe presentarse en las próxima ronda de negociaciones con mapas detallados que pergeñemos de forma consensuada", indicó.

"Esos mapas nos permitirían definir una iniciativa de tres fases, que culminaría con la separación absoluta de Palestina y un amplio acuerdo con los países árabes moderados", agregó.

Una iniciativa que Lapid detalló y que se sitúa en las antípodas del plan de anexión de un 62 por ciento de la Cisjordania ocupada que ayer mismo volvió a defender el otro gran socio de gobierno de Netanyahu, el ultranacionalista y pro colono Bennet, que se opone a la solución de los dos Estados.

"En la primera fase, de realineamiento, se retiraría de todos los territorios en los que no hay necesidad de desmantelar colonias, al tiempo que mantendría su derecho a coordinar la seguridad con la Autoridad Palestina", anotó.

La segunda fase incluiría frenar la ampliación de las colonias, el desmantelamiento de aquellas que están aisladas, y el inicio de nuevas conversaciones de paz bajo la medición de EEUU.

La tercera, que Lapid calificó de reajuste, consistiría en definir esas fronteras -incluyendo intercambio de tierras- y la discusión de las cuestiones fundamentales.

"Este acuerdo evitaría el aislamiento internacional de Israel, incrementaría la seguridad de los ciudadanos y desencadenaría un enorme boom económico que haría despuntar nuestro PIB y mejoría espectacularmente la calidad de vida de los israelíes", razonó.

Al hilo de este argumento, Lapid insistió en que la política de acaparar territorio a través de la colonización "afecta negativamente a nuestro crecimiento, al PIB y a nuestras relaciones económicas con el mundo".

"Además de los millones que hemos perdido en la construcción de infraestructuras innecesarias, estamos perdiendo miles de millones más que podríamos utilizar para bajar impuestos, incrementar la seguridad y mejorar los servicios civiles", agregó.

Las palabras de Lapid tuvieron un eco similar en la ministra de Justicia, Tzipi Livni, quien se sumó a la amenaza de abandonar la coalición, si se decide una anexión unilateral.

"No permitiré que la derecha, mesiánica y extremista, se apropie del discurso, establezca hechos sobre el terreno, y acabe con el sionismo y con el Estado judío y democrático", aseguró Livni, líder del partido de centro derecha "Hatnuá".

"Estoy cansada de ser políticamente correcta. Llegó el momento de decir las cosas como son: la empresa colonial es una carga política, económica y de seguridad", declaró.

Las palabras de Lapid desencadenaron hoy un aluvión de críticas por parte de responsables cercanos al primer ministro y al partido en el gobierno, el derechista Likud, que ridiculizaron una propuesta calificada de ingenua.

"Cualquiera que tenga experiencia en política internacional sabe que no puedes hacer concesiones sin lograr algo a cambio", afirmó un asesor de Netanyahu, citado sin identificar por el diario digital Walla.

"Cualquier mapa que se presentara significaría un punto de partida para los palestinos", estimó.

Pero no solo el gobierno se lanzó contra Lapid, atacado igualmente por el principal líder de la oposición, el laborista Yitzhak Herzog.

"Desde que te convertiste en el guardián del sello, has transferido sin descanso miles de millones de shékel para financiar los asentamientos", aseguró Herzog, que le recordó a Lapid que forma parte de un Ejecutivo "que autorizo la construcción de 14.000 nuevas viviendas durante (la última y fallida) negociación".

En este contexto, el columnista Ben Caspit, del influyente diario Maariv, auguró hoy que la coalición de Netanyahu podría estar en el inicio de su fin.

"Lapid ha arrojado un cubo de agua fría al plan de anexión de Bennet y le ha dejado claro a Netanyahu cuáles son las líneas rojas. No, el gobierno no cayó ayer, pero cuando caiga, recordaremos la noche de ayer", sentenció.

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