Podemos se "reconfigura": el partido fija su estrategia ante el auge de Ciudadanos y la pérdida de influencia

    • El partido naranja, en buen estado de forma, obliga a los de Iglesias a repensar la estrategia electoral.
    • El Consejo Ciudadano estatal traza hoy los ejes de campaña. La formación apura aún pactos y programa.

Pablo Iglesias, con Íñigo Errejón, este sábado.
Pablo Iglesias, con Íñigo Errejón, este sábado.

Seguramente cuando irrumpió, hace año y medio, Podemos no imaginaba llegar a su objetivo de salida en las actuales circunstancias: dos resultados electorales decepcionantes-reconocido así públicamente por la dirección-el liderazgo de Iglesias en el momento más bajo de su recorrido, las encuestas encontradas y un partido, Ciudadanos, en competencia directa por el descontento. La formación, señalan fuentes del partido, se encuentra en modo de "reconfiguración".

Esto es, aclaran, volcarse por completo en la precampaña. El Consejo Ciudadano Estatal se reúne este sábado en su sede central para hacer balance de situación y fijar la estrategia.

"Vamos a discutir y a hacer el análisis de la fase en la que estamos y vamos también a ver que tipo de propuestas hacemos para encarar la campaña electoral para la que hemos nacido", explicó este viernes el número dos y secretario Político de Podemos, Íñigo Errejón.

La campaña tiene para Podemos un eje definido. Dar un golpe definitivo al bipartidismo. Por ello, el discurso orbitará con insistencia en la idea de que el 20-D se juega no sólo un cambio de gobierno sino "una década de futuro".

En el partido tratan, no obstante, de levantar el ánimo tras los resultados adversos de mayo-las plataformas municipales lograron mejores resultados que la propia 'marca'-y, sobre todo, de las catalanas, cuando la candidatura de 'Catalunya sí que es Pot' anotó menos escaños de los que ICV, su socio, tenía en el Parlament. La formación digiere la idea de que su influencia para la formación del futuro Gobierno sea menor de la esperada.

Podemos apura aún varios frentes clave: primero, el programa, que, en fase de confección, habrá aún de ser ratificado por sus bases. El documento que elabora la dirección-con toda seguridad el elegido en las votaciones-seguirá la línea de la moderación por la que apuesta la secretaría política y que lleva a prescindir de las medidas de ruptura de los inicios. Pero, en cualquier caso, el programa resulta especialmente complicado de hilvanar por el elevado número de propuestas, 800, que se han recopilado de las propuestas ciudadanas y las aportaciones de expertos.

Por el momento, el partido ha avanzado una subida del salario mínimo a 800 euros en los próximos tres años y un programa de renta garantizada, que compromete 600 euros para hogares sin ingresos y complementos salariales para quienes reciban menos que esa cantidad.

No obstante, existen cuestiones clave que el partido sigue sin aclarar. Entre ellas, la más acusada, la indefinición sobre su modelo territorial. La formación defiende una reforma constitucional y un proceso constituyente para reconocer la diversidad nacional y el derecho a decidir mediante un referéndum vinculante. La ambigüedad sobre este proyecto fue una de las razones a las que se atribuyó el fiasco en las elecciones catalanas.

La formación deberá aclarar también los diferentes pactos territoriales, que tendrán que validarse también en los próximos días. En Cataluña, el partido concurrirá finalmente con la plataforma de Ada Colau-la alcaldesa de Barcelona le ha puesto como condición el contar con grupo propio en el Congreso y un liderazgo independiente-y en Galicia, con Anova y Esquerra Unida, con los que el acuerdo está prácticamente ultimado. En la Comunidad valenciana se trata de limar las notables resistencias del Bloc, sector mayoritario de Compromís, a confluir con el partido de Iglesias. Los resultados a la baja de los últimos comicios han abierto una profunda reflexión en las bases de sus socios de confluencia sobre la oportunidad de las alianzas.

El tercer frente es, sin duda, el más inesperado. Y también adverso. El auge de Ciudadanos, partido que según los últimos sondeos desplazaría ya a Podemos del tercer puesto, ha puesto en alerta a la dirección 'morada'. Hasta ahora, la formación apenas había cargado contra los de Rivera calificándolos de 'marca blanca' del PP, pero sin más pretensiones. Pero la situación ha dado un vuelco y en el partido se replantean la ofensiva. Rivera, sin aclarar tampoco los futuros pactos, se convierte en un rival difícil de combatir por su calculada ambigüedad y su formal indefinición ideológica.

A ello se añade la sensación de desánimo que ha ido calando entre un amplio sector de las bases, que, descontento con las decisiones de la cúpula y con el viraje en la estrategia, reclaman una "refundación" del partido. Esto es, recuperar la esencia de ruptura de los comienzos y dar peso a círculos y simpatizantes. La dirección trata de volver a conectar con sus bases encargando a su exnúmero tres, Juan Carlos Monedero, un papel activo en la precampaña. Monedero reprochó a la dirección, días antes de dimitir, que estuviese más pendientes del protagonismo mediático que de sus propias bases.

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