Policía no devolverá a Breivik uniforme y armas que quería donar a museo

  • La Policía noruega anunció hoy que no devolverá su uniforme de gala y sus armas al ultraderechista Anders Behring Breivik, condenado a la pena máxima de veintiún años de cárcel prorrogables por los atentados del 22 de julio de 2011, en los que murieron 77 personas.

Copenhague, 3 dic.- La Policía noruega anunció hoy que no devolverá su uniforme de gala y sus armas al ultraderechista Anders Behring Breivik, condenado a la pena máxima de veintiún años de cárcel prorrogables por los atentados del 22 de julio de 2011, en los que murieron 77 personas.

Breivik había pedido hace varios meses que le devolvieran el uniforme de gala y otros objetos de la red de Caballeros Templarios a la que dice pertenecer, así como fotos suyas y las armas usadas en los atentados, de los que se incautó la Policía tras su arresto.

El ultraderechista de 33 años había manifestado su intención de donar el traje de gala y otros objetos al Museo de la Resistencia en Oslo, centrado en el período de la ocupación nazi de Noruega.

"No se los vamos a entregar. Si hace falta, iremos a los tribunales para conservar lo que queremos conservar. No tendrá el uniforme", dijo hoy en una rueda de prensa el jefe del equipo investigador policial, John Roger Lund.

La Policía noruega dio hoy oficialmente por finalizada la investigación de los atentados tras dieciséis meses, y con ello queda desarticulado un equipo policial que ha llegado a estar compuesto por 300 agentes.

Muchos de los objetos requisados durante la mayor investigación policial en la historia noruega han sido devueltos a sus dueños o destruidos tras la finalización del juicio contra Breivik en agosto.

Pero la Policía ha decido conservar un millar de estos objetos, entre ellos muchas de las pertenencias requisadas al extremista.

Breivik hizo estallar una furgoneta bomba el 22 de julio de 2011 en el complejo gubernamental de Oslo, causando la muerte a ocho personas.

Justo después se trasladó en coche a la isla de Utøya, al oeste de la capital, donde perpetró una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas, en la que murieron otras 69 personas.

Un tribunal de Oslo lo condenó el pasado 24 de agosto a 21 años de prisión prorrogables, la pena máxima y que puede equivaler a una cadena perpetua, al considerarle penalmente responsable de los atentados y rechazar que sea un enfermo mental.

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