Posada convoca a los grupos para intentar modernizar las normas del Congreso

Madrid, 17 mar.- El presidente del Congreso, Jesús Posada, ha convocado hoy a los grupos políticos para intentar avanzar en la reforma del reglamento de la Cámara, vigente desde 1982, y que necesita una urgente puesta al día para profundizar en el control del Gobierno y modernizar las anquilosadas normas parlamentarias.

La ponencia para la reforma del reglamento, constituida el pasado mes de abril, se reúne esta tarde por segunda vez, en un ambiente de disposición al diálogo por parte de todas las fuerzas parlamentarias, "sin líneas rojas", ni ideas preconcebidas.

Entre las propuestas de reforma que han ido presentando los partidos, destaca la posibilidad de multar a los diputados que se ausenten del Congreso sin causa justificada, obligar a los diputados a fichar, limitar las vacaciones parlamentarias al mes de agosto o permitir preguntas "sorpresa" en la sesión de control.

A pesar de los fracasos anteriores, Posada ha expresado su optimismo por la actitud "francamente buena" de todos los partidos ante este nuevo reto y confía en que en la reunión de hoy se pueda acordar un calendario de trabajo por temas concretos.

Desde el PP se reconoce que la reforma del reglamento no es fácil, como pone de manifiesto que no se ha podido acometer una modificación completa en los últimos 32 años, aunque no ha cerrado la puerta a ninguna propuesta, incluida el uso de lenguas cooficiales en la Cámara.

El PSOE, por su parte, considera que este es "uno de los últimos trenes" que puede tomar el Congreso y los grupos políticos para intentar recuperar la credibilidad y el respeto de los ciudadanos en horas bajas según todas las encuestas.

Construir un Parlamento "del siglo XXI y no del siglo XIX", es la apuesta de la Izquierda Plural, al igual que UPyD que apuesta claramente por mejorar la labor del control al Gobierno, que la Cámara sea más transparente y que haya mecanismos que fomenten la participación de los ciudadanos en la vida parlamentaria.

Uno de los asuntos que frustró el último intento de reforma en 2007 fue el uso de las lenguas oficiales, asunto al que siguen sin renunciar partidos nacionalistas como CiU o ERC.