Protestas. El conseller catalán de interior admite que no era fácil distinguir entre acampados pacifistas y violentos


El conseller catalán de Interior, Felip Puig, defendió este miércoles la carga policial de los Mossos contra los acampados en la plaza de Catalunya de Barcelona, el pasado día 27, y lamentó que entre ellos “hubiera gente de buena fe que creía que hacía lo que debía de hacer”.
En la Comisión de Interior del Parlament, Puig compareció para explicar la operación policial, que se convirtió en carga “tras tres horas de diálogo” infructuoso “para convencer a los que se oponían”.
El conseller detalló que “de la rebelión se pasó a la beligerancia, y se hizo imposible distinguir a los más pasivos de los más violentos”. En este contexto, aseguró lamentar “que haya gente de buena fe que creía que hacía lo que debía de hacer” al oponerse a la policía autonómica en su propósito de desalojar la plaza para que trabajaran los servicios de limpieza.
En todo momento, Puig implicó en la operación al Ayuntamiento de Barcelona, con quien compartía su preocupación por la posibilidad de que las consecuencias de los habituales desórdenes callejeros tras una competición deportiva, en este caso la final de la Champions League, se agravaran por la existencia de material de riesgo en la acampada, como bombonas de butano.
Explicó el conseller que en estos casos suelen concentrarse hasta 60.000 personas en los alrededores de la Plaza de Catalunya y, como había previsto su departamento, se sucedieron las agresiones a la policía y atentados a la propiedad privada que hubieron de ser reprimidos.
En conclusión, el conseller dijo que la operación desarrollada por los Mossos tenía como finalidad cumplir con las ordenanzas municipales en materia de salud pública y preservar el orden público ante una hipotética victoria del Barça, como así fue finalmente.
Tal operación se programó para el viernes 27 a las siete de la mañana, “no como un desalojo”, pues, insistió, “no se planteó desalojar y romper una concentración en ningún momento”, sino “eliminar riesgo”, el de una “batalla campal, no por parte de los acampados, sino por los que habitualmente generan problemas de seguridad en la plaza Canaletes” tras un éxito deportivo del Barça.
Cronológicamente, detalló que una hora después de hacer acto de presencia los Mossos y los camiones de limpieza se producen las primeras agresiones e insultos por parte de algunos acampados. “La Policía no dio el primer paso y la respuesta no fue contra todos los acampados sino contra quienes agredían a los policías”, subrayó.
Por último, informó de que a día de hoy, en Cataluña continúan acampadas unas 800 personas, de las cuales un centenar en la barcelonesa plaza de Catalunya, aunque sólo duermen allí unas 60.

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