Sumario del 'caso Mascarillas'

Los vídeos que Luceño y Medina usaron para vender mascarillas y PCR a Madrid

El comisionista mandó a la funcionaria municipal encargada de la compra de mascarillas otro archivo en el que aparecían ocho trabajadores asiáticos sosteniendo un cártel en que se daba ánimos a España.

LUCEÑO
Alberto Luceño
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Los vídeos que Luceño y Medina enviaron a Madrid para venderles las mascarillas de Malasia. 

"Qué ordenaditos trabajan. Da gusto verles". Así contesta Elena Collado, la funcionaria del Ayuntamiento de Madrid encargada de la compra de mascarillas, a Alberto Luceño, uno de los comisionistas investigados por cobrar una comisión de 6 millones de dólares por esta operación, a una serie de vídeos que éste le envió para demostrar que el pedido del material sanitario estaba en marcha. Unas imágenes en las que se puede ver a varios trabajadores asiáticos en las fábricas de mascarillas y test rápidos covid-19, productos que el consistorio madrileño compró en marzo de 2020 a una empresa de Malasia a través de este empresario y su socio, Luis Medina, que aseguraron ser ser "agentes exclusivos" de la misma.

Los vídeos de Luceño y Medina para convencer al Ayuntamiento de Madrid. 

El Ayuntamiento de Madrid, a través de la Empresa de Servicios Funerarios y Cementerios de Madrid, firmó tres contratos con Medina, hijo del fallecido duque de Feria y Naty Abascal, y su amigo Alberto Luceño, que actuaron como intermediarios de la mercantil malaya Leno. El objetivo era el suministro de un millón de mascarillas KN95; dos millones y medio de guantes de nitrilo; y 250.000 test rápidos por el que se pagó 11,9 millones de dólares (unos 10,9 millones de euros). Desde entonces, el socio encargado de cerrar los pormenores del negocio fue Luceño, quien mantuvo continuas conversaciones de whatsapp con la responsable de Compras municipal, Elena Collado, según se desprende del sumario de la causa.

Tras constatar que el Ayuntamiento que dirige José Luis Martínez-Almeida -personado en la causa como perjudicado- envió todos los documentos del contrato firmados, Luceño comenzó a enviar vídeos a Collado de "gente de la fábrica de los test". Fue en este contexto en el que el 28 de marzo el empresario mandó fotos y vídeos en los que aparecen trabajadores de fábricas de mascarillas para demostrar que todo marchaba bajo lo previsto. En una de estas imágenes, a las que ha tenido acceso La Información,  aparecen ocho empleados cantando y sosteniendo un folio en el que se puede leer: "Vamos España. El pueblo chino anima a España".

El envío de archivos continuó los siguientes días, resaltando el 30 de marzo de 2020, día en el que el empresario mandó a Collado otros cinco vídeos, donde aparecen más empleados produciendo y empaquetando mascarillas y test covid-19. "Buenos días. Qué majos, y que ordenaditos trabajan. Da gusto verles", respondió la funcionaria municipal. Ese mismo día, tras cerrar unos detalles de sobre el precio de los guantes de nitrilo, Luceño envió otro vídeo de seis minutos de duración con el comentario: "para hoy que estás más pufffff. Es un brake te ves los 6 min. Besos" (sic). 

Una reflexión sobre el duro momento

Se trata de un vídeo de Victor Küppers, experto en charlas motivacionales, haciendo una reflexión acerca del momento tan duro que se está viviendo por la pandemia del coronavirus: "En este tiempo estoy aprendiendo que a veces la vida no siempre es divertida (...) hay personas que en esta época o en otras han vivido guerras, han vivido postguerras, han vivido peste, han vivido hambre, han vivido terremotos. Pues ahora nos ha tocado a nosotros. Nosotros no somos mejores ni más especiales. Ahora estamos en una situación durísima, ves el número de personas que van falleciendo cada día".

Precisamente, la "ínfima" calidad de los guantes que se enviaron desde Malasia motivó que Collado comenzara a ponerse nerviosa y a sospechar que les habían "estafado". "Por favor, llámame. Esto es lo peor que me ha pasado en la vida", le escribió la funcionaria municipal a Luceño al tiempo que le envió una foto de un guante para mostrar la mala calidad del producto. El investigado trató de tranquilizarla y explicarle que había convencido a los proveedores de poner un precio más proporcional y devolver los cuatro millones de dólares que habían pagado por ello. Sin embargo, la Fiscalía Anticorrupción apunta en su querella que esta operación no es del todo cierta, ya que se estableció en ese momento el coste en 0,39 dólares la unidad, que era el precio real pactado con Leno desde el inicio de la operación.

Precios inflados

Es más, destaca que los intermediarios-que están citado a declarar ante el juez el próximo 25 de abril- devolvieron la totalidad de la cantidad abonada, salvo 25.000 dólares con los que Luceño pagó la penalización que la empresa malaya le impuso por el fracaso de la venta. Cabe recordar que, según indica Fiscalía en su escrito presentado ante el juez, el valor de los guantes que vendieron Medina y Luceño fue elevado hasta "un 426%", pues la mercantil asiática fijó el coste del par en 0,38 dólares (35 céntimos de euro). No obstante, los socios conocidos en el mundo de la 'jet set' lo vendieron por dos dólares, estimando conseguir una comisión 4.050.000 millones de dólares (3.719.155 euros).

En cuanto a las mascarillas, el Ayuntamiento de Madrid pagó un total de 6.689.300 dólares (6.142.851 euros al cambio actual), de los cuales 4 millones se acabaron repartiendo entre Luceño y Medina. De este modo, el fiscal Luis Rodríguez Sol cree que se infló su valor un "148% del precio real del producto", ya que la empresa proveedora "habría estado dispuesta a vender por un precio muy inferior al pagado, concretamente, el 40% de lo que se pagó por ellas". Es por ello que deduce que el precio real de venta de las mascarillas, cuya calidad no se ha puesto en cuestión, "era de 2.689.300 millones de dólares (2.469.611 euros)".

Lo mismo ocurrió con la adquisición de pruebas rápidas. El Ayuntamiento pagó 4.250.000 dólares (3.902.817 euros), aunque pidió devolver un lote de 75.000 test al no tener un "nivel de sensibilidad aceptable". Luceño, que fue quien negoció directamente los servicios con la compañía municipal de servicios funerarios, se negó a ello pero, a cambio, se comprometió a enviar una nueva remesa de reactivos.

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