Quedan muchas historias que contar de la dictadura, dice chilena Carla Guelfenbein

  • Aún quedan muchas historias que contar sobre el gobierno de Salvador Allende y la dictadura de Augusto Pinochet, un periodo duro pero "muy fértil" para los escritores, afirmó en entrevista con la AFP la chilena Carla Guelfenbein.

"Hay miles de lugares que todavía no han sido visitados y no han sido llevados a la luz, en todos los aspectos, sicológicos, históricos, políticos", dijo Guelfenbein en Miami, donde este sábado presenta en la Feria del Libro su última novela "Contigo en la distancia", ganadora del premio Alfaguara 2015.

"Momentos históricos como la Unidad Popular (de Allende) o el golpe de Estado (de Pinochet) escinden un país, escinden en dos bandos", señala la autora, cuya familia de izquierda tuvo que salir al exilio a Inglaterra durante la dictadura (1973-1990), que dejó más de 3.200 muertos.

Abordó esa época en su novela "Nadar desnudas" (2012), pese a que la gente le advertía que era un tema trillado, que además buena parte de la población quería dejar atrás. "Pero para mí era algo existencialmente pendiente, por lo tanto lo escribí, y fue un desafío gigante en términos de poder hablar de algo muy doloroso", señaló.

"Es un momento histórico que es fundamental en la historia del país de nosotros, pero además es superfértil creativamente" por el "cúmulo de millones y millones de pequeñas historias" que ocurrieron, señaló la escritora, una de las más populares en Chile, donde regresó a radicarse cuando aún no terminaba la dictadura.

Para su más reciente novela, una obra de suspense ambientada en Santiago de Chile sobre tres generaciones que comparten un secreto existencial, Guelfenbein indicó que volvió a los temas del desarraigo y del exilio, recurrentes en sus libros.

"Evidentemente el exilio en sí mismo me marcó infinitamente, viví los años más álgidos de la postadolescencia en el exilio, cosas importantes en mi vida pasaron" en esa época, señaló.

La novela puede ser considerada además como una "autobiografía imaginada", que le regala a sus hijos para darles a conocer la historia de sus bisabuelos, que llegaron a Chile huyendo de la persecución a los judíos en Ucrania.

La propia Guelfenbein, de 55 años, desconoce muchos detalles reales de esa historia, ya que sus abuelos murieron cuando ella era aún pequeña y sus padres no hablaban del tema porque "querían pertenecer a Chile y no ser los hijos de judíos que echaron de Europa, algo realmente duro de sobrellevar".

"Construí entonces 'Contigo en la distancia' para regalarles a mis hijos una historia, que tiene mucho de imaginado y de los pocos elementos que pude recoger de ese puzzle que logré recuperar a lo largo de mi vida", señaló la autora.

Haber ganado el premio Alfaguara, uno de los más prestigiosos en lengua hispana, le ha permitido "ampliar el espectro" de sus lectores y viajar a muchos festivales en el mundo, dice Guelfenbein, lo que le ha dado "alimento" que le permitirá volver luego a la "soledad" de escribir.

La autora, que habla profusamente y con pasión de su obra, tampoco rehuye temas de actualidad, como la situación de su país, que ella define de "crisis moral", por los sonados casos de corrupción y de colusión de empresas, que remecieron al mercado chileno, considerado hasta hace poco un modelo de libre mercado.

Pero precisamente que estos casos salgan a la luz muestra que la democracia en Chile funciona, afirma.

"En Chile siempre hemos dicho que somos un país no corrupto y de repente tenemos que enfrentar el hecho de que no somos tan diferentes al resto de Latinoamérica", señaló Guelfenbein. "Es una lección de humildad".

du/ll

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