Radicales llevan a Irán a un mayor control social y marginación internacional

  • Las marginación de los opositores a la línea más radical del régimen islámico en las elecciones presidenciales del próximo 14 de junio en Irán hace prever un endurecimiento del control social y de la política exterior del país, lo que podría profundizar su aislamiento internacional.

Chema Ortiz

Teherán, 7 jun.- Las marginación de los opositores a la línea más radical del régimen islámico en las elecciones presidenciales del próximo 14 de junio en Irán hace prever un endurecimiento del control social y de la política exterior del país, lo que podría profundizar su aislamiento internacional.

El pasado 21 de mayo, el Consejo de Guardianes, los doce clérigos y jurisconsultos musulmanes chiíes de alto rango que supervisan la vida política de Irán, seleccionaron entre 686 aspirantes a ocho candidatos para las presidenciales y, de ellos, cinco de la línea ultraconservadora principalista, que domina actualmente el sistema.

Fuera de la contienda se quedaron el principal candidato reformista moderado e historia viva de la revolución islámica, el ex presidente Akbar Hashemi Rafsanyani, y el nacionalista conservador Esfandiar Rahim Mashaei, representante del entorno del actual presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, tachado de "desviacionista" por los principalistas.

Con la presencia de dos candidatos reformistas moderados y un tecnócrata, cuyas posibilidades se consideran nulas, la batalla se libra solo dentro de la línea dura del régimen, controlada por el clero, encabezado por el líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, y supervisada por los militares del Cuerpo de Guardianes de la Revolución.

En el aniversario de la muerte del fundador de la República Islámica, ayatolá Ruhola Jomeini, Jamenei advirtió el 4 de junio en un acto oficial a los ocho candidatos que, en política exterior, se mantendrá la tensión con Occidente, al advertir de que no deben hacer "concesiones a los enemigos para reducir la presión extranjera".

En esa línea, el candidato considerado el favorito del sistema, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Said Jalili, han señalado que, de ser elegido, mantendrá una política exterior de "resistencia" y sin hacer concesiones en "los derechos nucleares de Irán".

Una postura así puede crear nuevas tensiones en sus relaciones exteriores al régimen de Teherán, lo que profundizaría su aislamiento y podría incluso llegar a enfriar su relación con países aún proclives a mantener la amistad con Irán, en especial en Asia.

"Estoy desorientado. Además de eliminar a Rafsanyani y haber reducido enormemente la base del régimen, las indicaciones sobre política exterior son peligrosas y pueden llevar a una mayor tensión con Occidente e incluso poner a Irán en el trance de un ataque, en el que antes no creía", dijo a Efe un diplomático europeo.

Dentro de las relaciones exteriores, la capacidad de los principalistas para buscar socios y amigos en el extranjero parece más limitada que la demostrada por Ahmadineyad, un político populista que ha tenido gran éxito en África y América Latina en los últimos años.

"Si rechazan a la mujer en la vida pública y sin el populismo que conectaba a Ahmadineyad con gobernantes como (el fallecido presidente de Venezuela, Hugo) Chávez: (el de Bolivia, Evo) Morales, o (el de Ecuador, Rafael) Correa, la relación con América Latina se va a morir", dijo a Efe un analista latinoamericano en Teherán.

Jalili también ha insistido en el mantenimiento a ultranza de una cultura islámica y ha señalado que el papel esencial de la mujer es el de "esposa y madre", además de que aboga por una educación segregada por sexos, que Ahmadineyad ha evitado hasta el momento, pese a las presiones radicales.

En cualquier caso, en estos comicios lo que sí se augura es un control absoluto de la seguridad para evitar, tanto antes como después de la jornada electoral, protestas como las surgidas de las anteriores presidenciales de 2009, en las que las acusaciones de fraude pusieron en duda la victoria oficial de Ahmadineyad.

El ambiente previo al 14 de junio es también muy distinto al de las presidenciales hace cuatro años, con una población agobiada por grandes subidas de precios y el desempleo, que además ya no tiene esperanza en una cambio que los reformistas islámicos prometían entonces, por lo que la abstención puede ser muy elevada.

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