Lo que más le relaja a Albert Rivera es nadar. Lo hizo antes de los debates televisivos de la campaña pasada y lo repite en momentos de tensión. Es una afición que arrastra de su juventud y que le permite aislarse de su vorágine diaria. Es algo que solía practicar en Barcelona, cuando irrumpió en el Parlament allá por el año 2006. Y es algo que repite en Madrid, siempre que puede. Por eso cada vez que se le pregunta qué es lo que más le ha marcado en la vida responde que dos cosas: la política y el deporte.
Llegar a presidir el partido no fue nada fácil. Le apasionaba la cosa pública, especialmente tras ser campeón de la Liga de Debate Universitario. Por eso, cuando dejó La Caixa, donde tenía un trabajo cómodo y bien remunerado como asesor jurídico (entre 2002 y 2006), fue consciente de que se encontraba ante la oportunidad de su vida. En el verano de ese 2006 se hizo con las riendas de Ciudadanos y en diciembre logró su primer éxito: tres escaños en el Parlament.
Rivera se enfrentó al reto de consolidar el proyecto que crearon en su día personas como Félix de Azúa, Albert Boadella o Francesc de Carreras, entre otros. Aunque parezca más tiempo solo lleva en el Congreso desde 2015. Irrumpió el 20D con 40 diputados para, en las elecciones de junio del 16, quedarse en 32. Pero a pesar del descenso Cs llegó al Parlamento para convertirse en la llave de los Gobiernos: primero pactando con Sánchez y, más tarde, siendo el apoyo de Rajoy.
Con el que fuera líder del PP Rivera fraguó una relación de confianza, sobre todo después de la investidura. Es más, el gallego solía contar que cuando hablaba con su homólogo de Cs era un no parar. En ocasiones, incluso, Rajoy pasaba largos periodos en silencio viendo cómo su interlocutor realizaba un monólogo. Así es "Albert", o Alberto Carlos, al que muchos dan ganador de los debates anteriores, un panorama bastante distante al actual.
Ciudadanos era, para bien o para mal, Albert Rivera. Todas las decisiones de peso pasaban por él. Su núcleo duro se componía de cinco personas: José Manuel Villegas, Inés Arrimadas, Fernando de Páramo y Fran Hervías y su inseparable Daniel Bardavío, el jefe de prensa.
Este 10 de noviembre, en definitiva, Ciudadanos perdió unos comicios claves. Las predicciones de las encuestas para el colectivo se cumplieron y pasó de ser la tercera fuerza política a la sexta. El futuro del grupo naranja está ahora en manos de los militantes.
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