Rousseff concluye su fugaz visita a Portugal dispuesta a ayudar a este país

  • Coimbra (Portugal).- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, concluyó hoy una fugaz visita de 24 horas a Portugal, donde expresó su deseo de ayudar a este país, que está a las puertas de un rescate financiero por la presión sobre su deuda.

ousseff regresa anticipadamente a Brasil con su deseo de ayudar a Portugal
ousseff regresa anticipadamente a Brasil con su deseo de ayudar a Portugal

Coimbra (Portugal).- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, concluyó hoy una fugaz visita de 24 horas a Portugal, donde expresó su deseo de ayudar a este país, que está a las puertas de un rescate financiero por la presión sobre su deuda.

Rousseff regresó con antelación a Brasil por la muerte del exvicepresidente José Alencar y apenas pudo visitar la localidad lusa de Coimbra (centro), donde asistió hoy a la investidura de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, como doctor honoris causa por la prestigiosa universidad de la ciudad.

La jefe de Estado brasileña, que tomó posesión del cargo el pasado 1 de enero, tuvo que cancelar las reuniones de "carácter político" que tenía previstas en Lisboa con el presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, y el primer ministro dimisionario, José Sócrates.

En su breve estancia, se mostró dispuesta a ayudar a la antigua metrópoli adquiriendo títulos de deuda portuguesa, aunque sólo en caso de que ofrezcan "una garantía" que supla su baja calificación, que está a sólo un paso del bono basura.

Portugal está sometido a una intensa presión financiera agravada por la crisis política del país que abrió la dimisión de Sócrates y sus títulos a cinco años superaron hoy por primera vez la barrera del 9 por ciento.

Para suplir la baja calificación de los títulos lusos (lejos de la AAA), Rousseff identificó como "única alternativa" que haya garantías como "algún activo" para adquirir deuda portuguesa, aunque reafirmó su compromiso con Portugal, al que considera un socio especial por los lazos lingüísticos e históricos que unen a ambos países.

Durante su visita, la mandataria fue acogida con entusiasmo por los numerosos estudiantes brasileños radicados en Coimbra y se mostró muy accesible al reunirse informalmente para escuchar sus demandas.

Recibida entre vítores con banderas y camisetas de la selección brasileña, Rousseff incidió en la importancia de la educación para el desarrollo de su país y recordó su compromiso de promocionar las estancias en el extranjero de estudiantes brasileños como una vía para generar innovación.

Antes de su despedida de Portugal, la presidenta asistió a la sesión solemne de investidura como doctor honoris causa de Lula, su mentor y sucesor, en la Facultad de Derecho, donde se formó un tumulto a su espera en el que había admiradores y también portadores de algunas reivindicaciones.

Cerca de una decena de manifestantes enarbolaron carteles alusivos a la legalización de la unión civil de los homosexuales en Brasil y a la paralización de la urbanización en el Amazonas, uno de los mayores pulmones del planeta.

Rousseff se disputó las atenciones con el propio Lula, cuya llegada también generó gran expectación.

Presidente entre 2002 y 2010, el antiguo sindicalista brasileño obtuvo el honoris causa por su contribución decidida al combate a la pobreza y la preservación de las relaciones entre Portugal y Brasil.

El acto, que transcurrió según los cánones de una solemne tradición de una de las universidades más antiguas de Europa, fundada en el siglo XIII, contó con la presencia de la sucesora de Lula, de Cavaco Silva; del presidente de Cabo Verde, Pedro Rodríguez Pires, y de Sócrates.

En su discurso, consideró el doctorado un "homenaje" al pueblo brasileño y al fallecido exvicepresidente José Alencar, que ayer perdió una larga batalla contra el cáncer.

Lula, de 65 años, se conmovió por la desaparición de su colaborador y ayer, cuando supo la noticia, rompió en lágrimas ante los periodistas por la pérdida de un hombre "excepcional".

La anterior visita oficial de un presidente brasileño a Portugal fue en mayo de 2010, cuando el propio Lula firmó varios acuerdos económicos con el Gobierno luso y presidió la entrega del máximo galardón literario de la lengua portuguesa, el premio Camoes.

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