Saakashvili agota sus últimos meses de mandato cada vez más arrinconado

  • El presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, agota los últimos meses de su mandato en un aislamiento cada vez mayor, atrapado en una asfixiante cohabitación con el primer ministro Bidzina Ivanishvili, en virtud de una reforma constitucional que él mismo en su día promovió.

Misha Vignanski

Tiflis, 14 jul.- El presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, agota los últimos meses de su mandato en un aislamiento cada vez mayor, atrapado en una asfixiante cohabitación con el primer ministro Bidzina Ivanishvili, en virtud de una reforma constitucional que él mismo en su día promovió.

Según sus detractores, Saakashvili cayó en su propia trampa, ya que la reforma habría sido ideada por él en la confianza de que su formación, el Movimiento Nacional Unido (MNU), se haría con la mayoría parlamentaria, lo que le permitiría seguir al frente del país, ya como jefe del Gobierno.

A escasos tres meses de las elecciones presidenciales, cada vez más incierto se antoja el futuro del hombre que gobernó Georgia con mano firme entre 2004 y octubre de 2012, cuando el MNU fue derrotado en las urnas y cambiaron las reglas del juego, con el Parlamento facultado para formar el Gobierno.

"Si gano las elecciones, Saakashvili irá a la cárcel por un montón de pecados", dijo a Efe Ninó Burdzhanadze, expresidenta del Parlamento y aspirante a la jefatura del Estado.

Burdzhanadze fue una de las figuras clave de la revuelta popular incruenta conocida como la "revolución de las rosas" que en noviembre de 2003 forzó la dimisión del entonces presidente georgiano, Eduard Shevardnadze, y catapultó al poder a Saakashvili.

El joven político, con 36 años a la sazón, llegó a la Presidencia de Georgia con un ambicioso programa de modernización del país.

Los ejes centrales de su agenda fueron la lucha contra la corrupción y la restauración de la integridad territorial de Georgia, mermada por la escisiones de Osetia del Sur y Abjasia a comienzos de la pasada década de los 90 tras sendos conflictos armados, en los que los separatistas tuvieron el apoyo de Rusia.

La política exterior de Saakashvili, orientada inequívocamente hacia Occidente, elevó las tensiones con Rusia, que, a su vez, incrementó todavía más el respaldo a las regiones separatistas georgianas, hasta tal punto que concedió masivamente cartas de ciudadanía a sus habitantes.

En agosto de 2008, el presidente georgiano envió tropas a Osetia del Sur con el propósito de "restaurar el orden constitucional" en la región y frenar su "anexión silenciosa", como calificaba Tiflis la política de Moscú hacia las regiones separatistas georgianas.

La respuesta de Rusia fue demoledora: su ejército lanzó una ofensiva en toda regla que detuvo cinco días después con las tropas rusas prácticamente en las puertas de la capital georgiana.

Georgia rompió relaciones diplomáticas con Rusia y abandonó la postsoviética Comunidad de Estados Independientes.

Pese las ácidas críticas por el envío de tropas a Osetia del Sur y la derrota en la guerra, sorprendentemente Saakashvili consiguió mantener su liderazgo, aunque muy mermado.

Si bien inmediatamente después de la guerra la oposición comenzó a ganar terreno, sólo a fines de 2011, cuando la encabezó Ivanishvili, el hombre más rico de Georgia, con una fortuna estimada en 6.400 millones de dólares, ésta se consolidó como una alternativa real MNU de Saakashvili.

La difusión de un vídeo con torturas en un cárcel de Tiflis pocos días antes de la elecciones parlamentarias de octubre del año pasado fue la puntilla para las aspiraciones de la formación oficialista de mantener el control del Legislativo.

El escándalo provocó la dimisión del ministro del Interior, Bacho Ajalaya, considerado uno de los hombres de mayor confianza de Saakashvili, y desbrozó el camino a una cómoda victoria electoral de Sueño Georgiano, la coalición opositora liderada por Ivanishili.

Desde que el magnate asumió la jefatura de Gobierno, el Parlamento controlado por su coalición ha superado los doce vetos con que Saakashvili ha intentado obstruir las iniciativas legislativas de sus adversarios.

"En mi opinión, Saakashvili debe dimitir de la presidencia del MNU. Nuestro partido ha hecho mucho por Georgia, pero también ha cometido graves errores. Hay que renovarse", dijo a Efe Akaki Bobojidze, jefe el grupo de diputados del MNU elegidos en circunscripciones mayoritarias.

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