Salir del pozo

  • Antonio del Rey.

Antonio del Rey.

Madrid, 16 may.- La imagen la ha aportado Mariano Rajoy en el pleno de control del Congreso, donde el presidente ha comparecido hoy mientras la prima de la deuda alcanzaba cotas históricas superiores a los 500 puntos: España está metida en un pozo.

El problema es cómo encontrar la fuerza necesaria para tirar de la soga hacia arriba y lograr que la economía vuelva a ver la luz.

A tenor de lo escuchado esta mañana en el hemiciclo, no hay mucho consenso al respecto, porque mientras el Ejecutivo defiende la consabida fórmula de la austeridad y las reformas, la oposición socialista le anima a apostar por los estímulos al crecimiento.

"Todas las medidas que estamos tomando son para salir del pozo en el que estamos en este momento", ha argumentado Rajoy ante el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien ha tratado de exponer el alcance del problema de la deuda, cuya dimensión obligará este año a España a pagar 30.000 millones de euros sólo en intereses.

Hasta es posible, ha advertido, que nadie quiera prestar dinero a España, o que sólo acepte hacerlo a precios "astronómicos".

Momentos antes de estas palabras, el jefe de la oposición había lanzado al Gobierno una oferta de diálogo que Rubalcaba entiende "imprescindible" dada la situación actual, mucho peor que la que se daba hace un mes, en el último "cara a cara" entre ambos.

Para el líder socialista, el objetivo sería pactar una política de "recuperación y crecimiento" y defenderla "con la misma voz" en Europa, así como abordar conjuntamente la crisis en los servicios públicos y las instituciones porque el diálogo, ha remarcado, nunca debilita.

Rajoy ha puesto poco entusiasmo al recoger el guante de su adversario, ha puntualizado que sus medidas no son el objetivo sino el "instrumento" para crecer y crear empleo, y se ha limitado a constatar que "es bueno hablar" y él está dispuesto a hacerlo.

Pero a continuación ha recordado que el PSOE no ha ayudado nada al Gobierno en su cruzada contra la crisis y ha afeado a Rubalcaba que no apoye las medidas que lleva al Parlamento cuando el PP sí apoyó algunas de las que tomaron los socialistas cuando gobernaban.

Mariano Rajoy le ha dicho que es "muy consciente" de la dureza de la situación por la que están atravesando muchos españoles debido a la crisis, una reflexión que también ha hecho al responder a otra pregunta de la oposición, en su caso de Rosa Díez (UPyD).

La diputada ha tratado de llevar el sentir de la calle al hemiciclo y para ello ha recogido una pregunta que un ciudadano le había dejado para Rajoy en la red social Facebook, a saber, si el presidente y los demás políticos no sentían "nuestra desesperación y nuestro miedo" y si se habían "quedado sordos".

Luego ha reprochado al jefe del Ejecutivo que recurra una y otra vez a la herencia recibida y ha intentado demostrarle que la culpa de lo que está pasando tanto la tiene el PSOE por haber gobernado como lo hizo como el PP por la forma en que actuó en la oposición.

Rajoy ha despachado sin contemplaciones a su interlocutora, haciendo gala de una ironía que ha provocado en los escaños del PP algunas de las pocas risas oídas esta mañana en el pleno.

"Yo no pienso de usted lo que usted piensa de sí misma y creo que debería ser un poquito más modesta", ha dicho a la dirigente de UPyD, porque según el presidente, escuchando a Rosa Díez parece que todos los políticos son "muy malos" salvo ella, que es "estupenda".

En su caso, ha remachado que las medidas de ajuste vienen obligadas por unas circunstancias que exigen gran rapidez de reacción, incluidas las derivadas de lo que no hizo el PSOE, porque un gobernante no puede situarse fuera de realidad y él cree no estarlo.

Nada más concluir sus respuestas, Mariano Rajoy ha abandonado el hemiciclo, si bien en los pasillos, antes de subirse al coche oficial, ha atendido a los periodistas, ante los cuales, cómo no, ha hablado de la prima de riesgo y la caída de la Bolsa.

Así, ante la prensa, no sólo ha vuelto a avalar sus reformas, sino que ha instado a la UE a echar una manita con un mensaje "claro y contundente", ha apuntado textualmente, en defensa del euro y la solvencia de las deudas públicas de los países que comparten la moneda única.

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