El partido del presidente francés, Nicolas Sarkozy, afrontará probablemente un duro revés el domingo en las elecciones regionales, en la última gran prueba antes de la carrera presidencial de 2012.
El desempleo ha escalado al 10,1 por ciento, las finanzas públicas están en una situación complicada y la imagen de hombre de acción del presidente se ha visto desgastada por las disputas internas y diferencias dañinas sobre cuestiones que han ido desde la inmigración a los elevados salarios de los ejecutivos.
"Pocas veces unas elecciones regionales han sido tan nacionales" dijo el diario Liberation en un editorial el sábado.
"Las últimas elecciones antes de las elecciones presidenciales en 2012. Puede cambiar el panorama político".
Las urnas han abierto a las 8 de la mañana (0700 GMT) el domingo y cierran en torno a las 8.00 de la tarde (1900 GMT). Los resultados preliminares se prevén por la noche.
Sarkozy ha dicho que las elecciones tratan temas locales y ha quitado importancia a la posibilidad de una reestructuración de su Gobierno si su partido saliera derrotado, pero la semana pasada comentó que estaría "atento" a lo que dicen los votantes y que es posible que haya cambios en el gabinete.
Según una encuesta publicada el viernes por TNS Sofres, la oposición socialista obtendría un apoyo del 31,5 por ciento en la primera ronda electoral, frente al 29 por ciento de la UMP.
La segunda vuelta electoral se celebrará el 21 de marzo, cuando los dos partidos más votados en cada una de las 26 regiones se enfrentarán en la votación definitiva.
Los socialistas deberían sumar en la segunda ronda los votos de los Verdes y otros partidos de izquierda, que superan a los del ultraderechista Frente Nacional y un pequeño partido de centro cuyos apoyos pueden derivarse a la UMP. Sólo en la región de la Alsacia parece que el partido de Sarkozy ganará.
Los mercados financieros observan
Las autoridades regionales tienen competencias sobre numerosos asuntos, como el transporte local y el mantenimiento de los edificios escolares, pero tienen poco poder económico. Normalmente no atraen mucho interés y las encuestas pronostican una abstención de hasta el 50 por ciento.
Pero el mensaje que envíen los votantes será seguido muy de cerca fuera de Francia por el posible impacto en la serie de reformas y el futuro de algunos ministros clave, como la titular de Economía, Christine Lagarde y el primer ministro François Fillon.
"Lo que importa a los mercados financieros es la distribución de votantes en la primera ronda, si puede considerase o no una 'moción de censura' al Gobierno", declaró el analista de BNP Paribas Dominique Barbet en una nota a sus clientes.
Ya que el déficit público está en el 8,2 por ciento del Producto Interior Bruto tras invertir miles de millones en medidas de estímulo el año pasado, el Gobierno afronta una dura tarea para volver a controlar las finanzas estatales.
Sarkozy ha prometido seguir adelante con unas reformas delicadas en el sistema judicial y en el de las pensiones, pero el descenso en sus niveles de aprobación hasta un mínimo del 36 por ciento despierta dudas sobre hasta dónde se atreverá a dos años de las presidenciales.
El presidente no ha participado en gran media en la campaña electoral, siguiendo la tradición de que el jefe del Estado queda al margen de la refriega política diaria, pero su índice de aprobación personal, actualmente alrededor del 36 por ciento, no ayuda a su partido.
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