Secuestros exprés, la última moda en Venezuela

  • Mientras los venezolanos intentan adaptarse al nuevos sistema de cambio dual del bolívar introducido por Hugo Chávez, los ciudadanos también tienen que hacer frente a otro problema: los secuestros exprés. En Venezuela cada día hay entre 3 y 5 secuestros, más de los que sufren Colombia o México.
Un policía controla a un hombre en una redada en los suburbios de Caracas (Venezuela)
Un policía controla a un hombre en una redada en los suburbios de Caracas (Venezuela)
Carlos García Rawlins | Reuters
Charlie Devereux | GlobalPost para lainformacion.com

(Caracas, Venezuela). Hace unos días, mientras conducía de regreso a casa por una zona acomodada de Caracas, un empresario venezolano se vio interceptado por dos vehículos todoterreno idénticos. En cuestión de segundos, descendieron ocho hombres armados que lo obligaron a bajar de su coche y lo metieron en uno de los todoterreno.

El empresario, que prefiere mantener el anonimato por temor a que lo identifiquen, pasó las ocho horas siguientes en el coche de los delincuentes con un arma apuntándole a la cabeza y la camisa ensangrentada por un golpe en la nariz. Durante ese tiempo, los hombres negociaban el rescate con su familia.

Así funciona un "secuestro exprés", un fenómeno creciente en este país sudamericano, que actualmente registra más secuestros que Colombia o México. Los expertos indican que se trata de operaciones de menos de 48 horas que incluyen un pequeño rescate, pero no un secuestro de largo plazo.

"Es muy inquietante pasar por la experiencia de ser secuestrado, que te arrebaten la libertad mientras alguien discute cuánto vale tu vida", explica el empresario. "En un instante te ves reducido a un trozo de carne".

El secuestro exprés nació en Ciudad de México. Allí, unos hombres armados llevan a sus víctimas hasta el cajero automático más cercano y les obligan a retirar sus ahorros. Ahora se ha convertido en el método preferido de los delincuentes en Venezuela, que dan vueltas en coche durante unas horas mientras la familia se las arregla para reunir el dinero del rescate.

Los rescates normalmente alcanzan los 25.000 dólares (17.265 euros), una cantidad relativamente pequeña comparada con los secuestros tradicionales que pueden a llegar a costar hasta 2 millones de dólares (1,375 millones de euros), explica Roberto Briceño León, sociólogo y director del Observatorio de la Violencia en Venezuela. Los secuestradores venezolanos prefieren la opción exprés porque implica menos riesgo y menos inversión.

"[Un secuestro largo] obliga a tener a una persona oculta en un lugar, se necesita un presupuesto para alimentos, hay que tener a alguien que vigile a la víctima todo el tiempo y todo esto le da a la policía tiempo para actuar y encontrarlos", señala Briceño León.

Es más fácil y más rentable cobrar menos dinero, una cantidad que se pueda reunir de un día para otro, añade. Y eso significa que los secuestradores vuelven rápidamente –y con mayor frecuencia- a la calle en busca de nuevas víctimas.

Se cree que las bandas organizadas como "Los Invisibles" roban coches para realizar los secuestros exprés. Muchos se dividen en subgrupos y cada uno realiza una parte de la operación, desde el secuestro de la víctima y su vigilancia hasta la negociación del rescate.

En agosto pasado, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), el FBI venezolano, capturó a siete miembros de "Los Invisibles". Los detenidos eran supuestamente responsables de al menos 30 secuestros en Caracas durante los dos últimos años.

En 2008, el ministerio del Interior registró 537 secuestros en Venezuela. En agosto de 2009, la cifra ya superaba el total del año anterior. Una encuesta del Observatorio de la Violencia indica que el número real probablemente se encuentra entre los 8.000 y 9.000 casos ya que en la mayoría de estos incidentes no se informa a la policía. Andy Chelini, consultor especializado en secuestros en Venezuela, estima que sólo en Caracas se producen entre tres y cinco al día.

El ministro del Interior venezolano, Tarek El Aissami, reconoció recientemente que la Policía –corrupta- está involucrada en al menos el 20 por ciento de todos los delitos de Venezuela. Otros expertos indican que la cifra podría llegar al 70 por ciento. Chelini señala que el papel de la policía va desde participar directamente a hacer la vista gorda ante un delito.

El gobierno ha vuelto a lanzar un programa de reforma entre la policía, que incluye talleres sobre derechos humanos para sus efectivos. Sin embargo, la solución del problema parece lejana, ya que continúa la impunidad en los tribunales. Según cifras del ministerio del Interior, sólo un 4 por ciento de los crímenes violentos llegan a juicio.Transparency International clasifica a Venezuela como el segundo país más corrupto del hermisferio occidental, sólo por detrás de Haití.

El empresario señala que su familia nunca pensó en llamar al CICPC. "Lo que quieres en una situación como ésta es resolverla lo más rápido posible y todos sabemos que el CICPC no funciona", afirma.

Las familias acomodadas pueden pagar seguros y prepararse. Existen bases de datos con grabaciones de víctimas potenciales y existe un protocolo con preguntas "de vida" para que el negociador pueda determinar si la víctima está viva y en buenas condiciones.

Chelini dice que aunque una familia pueda reunir sin problemas la cantidad solicitada, siempre debería intentar dilatar el proceso y negociar. "Si la gente demuestra que no tiene problemas para reunir el dinero y paga lo que piden, entonces puede haber un segundo secuestro, así cobran doble", advierte.

Los secuestros se han hecho tan comunes en Venezuela que ya no son sólo los ricos los afectados. El empresario secuestrado que prefiere mantener el anonimato dice que ahora también lo sufre la clase media y los pobres que no pueden pagar guardaespaldas, coches blindados ni seguros: "Evidentemente, si a mí me ha pasado siendo alguien que no tiene una fortuna, que no tiene un motivo para ser víctima de un secuestro, esto indica obviamente que esta actividad se ha multiplicado y que podría sucederle a cualquiera".

El empresario añade que va a tener que dedicar los próximos años de su vida a devolver a su familia y amigos el dinero que le prestaron para pagar el rescate y reconoce:"No sólo tomo más precauciones, sino que el miedo también me afecta. El miedo afecta a tus hábitos, a tu forma de pensar. Tienes que cambiar tu planificación en el trabajo y tus expectativas vitales de futuro".

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