El exjefe de seguridad del Palau dice que Fabra le mandó hacer "gestiones" para la búsqueda del 'topo' de la Generalitat

EUROPA PRESS

La sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia juzga, en esta causa, un posible delito de trato degradante o, alternativamente, coacciones, por el interrogatorio que Piqueras hizo a Botella en su despacho, en el que el exasesor de prensa se sintió intimidado. Por ello, Botella solicita 6.000 euros de indemnización por daños morales, mientras que el ministerio fiscal pide que se le imponga una multa de 4.500 euros y otros 2.000 en concepto de responsabilidad civil, por las mismas causas.

El exresponsable de la Policía, que ha relatado que a Fabra le ofrecieron que este asunto, "que perjudicaba a presidencia", no saliera a la luz pública si el exjefe del Consell apoyaba a Císcar para que presidiera la Diputación de Alicante, ha explicado que se pretendía "atacar" al exjefe del Consell. "Mi desgracia ha sido acercarme a la casta de la política, salí durante seis meses en la sección de política de los periódicos", se ha quejado durante el interrogatorio.

En su relato de los hechos, Piqueras ha explicado que se habían producido filtraciones de documentación del Gobierno valenciano y él tenía información que decía que provenían de vicepresidencia. Seguidamente, ha reconocido que pese a hacer estas pesquisas, no abrió una investigación como tal, pero sí hizo "gestiones" para hacer averiguaciones al respecto y, entre ellas, pensó en que Botella le "ayudase a saber de dónde provenían las filtraciones", dada su cercanía a los profesionales de los medios de comunicación.

Para justificar estas pesquisas, ha señalado que "igual que surgía esa información, podían salir planos del Palau y que se produjera un atentado o una incursión". "El procedimiento para que salga la información no es en un garaje, sino con luz y taquígrafos", ha añadido.

Ante las preguntas del ministerio público sobre la razón por la que se llevó al asesor de prensa a su despacho en la comisaría de Pont de Fusta desde la sede de vicepresidencia, en el Palau de Valeriola, ha comentado que no pretendía que Botella pareciera un "chota", en argot policial, o un confidente, ya que "mucha gente ve a la Policía como un mal necesario".

"NO LE DIJE QUE PODÍA PASAR POR EL CALABOZO"

Una vez llegaron al despacho del agente, según ha defendido, fue "muy cordial" y no le acusó "de nada" sino que le pidió que le dijera "qué persona filtraba" y ha destacado que Botella "se mostraba indignado y con actitud chulesca". "En ese momento no entendía por qué se puso así, pero ahora sí, me estaba acercando (en las averiguaciones sobre la identidad del 'topo')".

Más adelante, ha dicho que tenía información que indicaba que el jefe de prensa era el 'topo' y que "desde presidencia" le indicaban que las filtraciones provenían de vicepresidencia.

En el relato de los hechos que ha hecho Botella en instancias previas, describía que le preguntó al exresponsable de seguridad cuánto duraría el encuentro y que éste le respondió que dependiendo de cómo contestara "media hora, una hora o podía pasar la noche en el calabozo", donde "se ablandaría", algo en lo que se ha reafirmado Botella en su declaración posterior.

Al respecto, Piqueras ha argumentado que Botella "es muy peliculero" y ha negado tales palabras. Tampoco le amenazó con dejarle sin trabajo, según ha subrayado, y en este sentido ha sostenido que él es funcionario pero el exjefe de prensa era personal de confianza y cobraba del PP, para defender que no podía efectuar estas amenazas.

Piqueras también se ha preguntado por qué Botella no presentó la querella en los 30 días posteriores a los hechos, cuando por obligación deben mantener las grabaciones de las cámaras de los edificios públicos, ya que los hechos ocurrieron en varios de ellos.

"ACUSADO DE UN DELITO"

El siguiente en comparecer ante el tribunal ha sido el propio Botella, que ha descrito que cuando Piqueras se presentó en su despacho y le invitó a irse a su despacho en Pont de Fusta le preguntó si era "una broma". "En el trayecto me decía que no tenía nada de malo hablar con un policía, subimos a su coche y cambió totalmente a un tono intimidatorio", ha relatado.

"Me dijo --ha proseguido-- que si necesitaba un abogado, le pregunté por qué, y me dijo que estaba acusado de un delito". Inquirido sobre por qué no se bajó el coche, ha señalado que no se quería "esconder" y quería "aclararlo". "Yo veía que estaba destrozando mis 15 años de vida profesional y le dije que mi delito más grave había sido ir a 140 por la autopista", ha apostillado.

Según ha explicado, durante el interrogatorio, Piqueras le cogió su teléfono móvil y comprobó si tenía un número guardado y le dijo que un testigo le había visto en un garaje "entregándole documentación al presidente de la asociación contra la corrupción". Posteriormente, reconoció que podía haberse tratado de una identificación errónea y le pidió que, ya que "tenía amigos periodistas", tenía que "ayudarle a encontrar al topo", ha comentado.

"Si no colaboraba, me amenazó con darle esos indicios a un juez. O eso o violentar a los periodistas con las fuentes", ha afirmado.

Después de este encuentro, ha asegurado que se fue a su despacho "alucinado" y esa misma noche le contó lo sucedido a Císcar. "Me di cuenta de que esto no era entre un periodista y un policía", ha añadido.

DECLARACIÓN DE CÍSCAR

Entre los testigos que han prestado declaración en esta jornada del juicio, que continúa el próximo jueves, ha comparecido el exvicepresidente José Císcar, que ha asegurado que su jefe de prensa le llamó y le dijo que, tras lo sucedido, se había sentido "coaccionado y amenazado" y ha destacado que "después de eso, ya no fue la misma persona".

Asimismo, ha relatado que se sentó con el expresidente Fabra para hablar de lo sucedido y Presidencia "abrió una investigación sobre la actuación del policía".

También ha comparecido el comisario de la Policía Autonómica, superior de Piqueras, y que éste, en su declaración, había señalado como conocedor de las "gestiones" que estaba realizando. El agente ha señalado que "nadie" le pidió que "investigara nada", ha dicho que, en su opinión, la información filtrada no era "reservada ni confidencial" y ha negado que Fabra le diera "ninguna instrucción".

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