Stroessner, derrocado hace 25 años, tuvo en Brasil un aliado, asilo y tumba

  • El dictador paraguayo Alfredo Stroessner, derrocado por un golpe del que se cumplen mañana 25 años, vivió un asilo tranquilo hasta su muerte en Brasil, país al que estuvo muy vinculado y al que hizo importantes concesiones en el acuerdo para construir la hidroeléctrica de Itaipú.

Carlos A. Moreno

Río de Janeiro, 2 feb.- El dictador paraguayo Alfredo Stroessner, derrocado por un golpe del que se cumplen mañana 25 años, vivió un asilo tranquilo hasta su muerte en Brasil, país al que estuvo muy vinculado y al que hizo importantes concesiones en el acuerdo para construir la hidroeléctrica de Itaipú.

La buena relación con Stroessner le permitió a Brasil retirar a Paraguay de la esfera de influencia de Argentina y ganar su mercado, en tanto que al dictador le valió para obtener un importante apoyo, afirma el historiador brasileño Paulo Renato da Silva, profesor de la Universidad de la Integración Latinoamericana (Unila) y especialista en el tema.

"Brasil apoyó la dictadura Stroessner de muchas formas, directa e indirectamente. El apoyo de Brasil fue un elemento importante para la supervivencia de la dictadura de Stroessner por 35 años", dijo a Efe Da Silva, autor de varios artículos sobre el tema y que actualmente coordina otra investigación sobre el asunto en la Unila.

Para los historiadores, el general que gobernó su país con mano de hierro entre 1954 y 1989 fue la clave para una política exterior brasileña que desde la década de los años 40 buscaba disminuir la influencia argentina en Paraguay y que terminó convirtiendo a Brasil en el principal socio comercial e inversor de ese país.

Con la llegada de Stroessner al poder "se produjo un giro radical en la orientación geopolítica de Paraguay. Los fuertes vínculos de nuestro país con Argentina se fueron debilitando, mientras que se fortalecieron las relaciones con Brasil", coincide la Ong Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) en su versión de la historia paraguaya durante el régimen.

Stroessner nunca negó su inclinación por Brasil, país en que vivió en 1940 y 1941 para hacer cursos en el Ejército brasileño. De esa época datan sus estrechos vínculos con militares brasileños.

El entonces dictador tuvo 26 reuniones con presidentes brasileños en los 35 años de su régimen y los conoció personalmente a todos, con excepción de Janio Quadros y Joao Goulart, este último un izquierdista que fue depuesto por los militares en 1964.

Esas relaciones se estrecharon aún más tras el golpe militar de 1964 que instauró hasta 1985 una dictadura en Brasil, con la que Stroessner acordó el llamado Plan Cóndor.

"Brasil también ayudó a la dictadura de Stroessner a reprimir a sus opositores. Exiliados paraguayos eran constantemente vigilados, sin contar los que fueron arrestados, secuestrados y enviados de regreso a Paraguay. Aquí en la frontera, éso era muy común", explica Da Silva, que reside en Foz do Iguaçu, la ciudad fronteriza en la que tiene su sede la Unila.

Stroessner, que viajaba a Brasil incluso para sus vacaciones privadas, estrechó aún más los lazos con el vecino a partir de 1970, cuando los dos países firmaron el contrato para construir Itaipú, hasta hace poco la mayor hidroeléctrica del mundo.

La obra generó una bonanza económica sin precedentes en Paraguay.

"La construcción de Itaipú ayudó a la dictadura de Stroessner a vender la imagen de un gobierno 'moderno', que estaría finalmente desarrollando Paraguay y rompiendo su aislamiento. La obra también ayudó a alimentar redes de corrupción que garantizaron el apoyo a Stroessner, principalmente entre militares y miembros del Partido Colorado", asegura el historiador brasileño.

A cambio, Stroessner firmó un tratado que desde el principio ha sido señalado como mucho más favorable para Brasil. Pese a que cada país tiene derecho a la mitad de la energía de Itaipú, Paraguay, que usa una ínfima parte, no puede venderle electricidad a terceros y tiene que cedérsela a Brasil a precios muy por debajo del mercado.

En 2010, cuando firmó un acuerdo para enmendar el Tratado de Itaipú y elevar el pago por la energía paraguaya, el entonces presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, reconoció que Brasil había tenido más beneficios de la hidroeléctrica que su vecino.

"El dictador aceptó las condiciones de Brasil y colocó a Paraguay en una situación de inferioridad cuyas consecuencias aún pagamos. Tras el golpe de Estado que desaloja a Stroessner, un Brasil ya democratizado no habría de darle la espalda a un colaborador tan fiel. Allá fue el tirano derrocado a refugiarse", según la Codehupy.

Tras el asilo que concedió por solicitud de políticos paraguayos y "por razones humanitarias", Brasil se abstuvo de responder a una petición de extradición hecha por Paraguay en el año 2000.

Stroesner vivió asilado en Brasil 17 años, desde el golpe del 3 de febrero de 1989, encabezado por su consuegro, el general Andrés Rodríguez, hasta su muerte en 2006.

El general pasó sus últimos tiempos totalmente recluido en su mansión en Brasilia, en donde antes recibía peregrinaciones de importante líderes políticos paraguayos y en donde hoy una olvidada tumba es testigo del ostracismo en el que vivió los últimos años.

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