Bangkok, 25 oct.- La líder opositora birmana, Aung San Suu Kyi, cree que el Gobierno promilitar pondrá en libertad pronto más presos políticos y celebró los cambios aperturistas que vive su país, aunque opinó que aún es pronto para levantar las sanciones.
En unas declaraciones al Wall Street Journal publicadas hoy, Suu Kyi señaló que mientras haya presos políticos y el Ejecutivo no abra un diálogo constructivo con las minorías éticas se opondrá a que retiren las sanciones internacionales impuestas al régimen birmano por reprimir la democracia y violar los derechos humanos.
La Nobel de la Paz de 1991 indicó que la situación en Birmania (Myanmar) ha mejorado desde que la Junta Militar se disolvió el pasado marzo y entregó el poder a un Gobierno de mayoría civil.
"Todavía no hemos llegado a la meta, pero ahora podemos ver el camino por delante como nunca antes lo habíamos hecho", apuntó la "Dama", como la llaman sus seguidores.
En la entrevista, Suu Kyi dice que el presidente, Thein Sein, es una persona "honesta" que desea sinceramente el bien de Birmania, pero no sabe con certeza si tiene el poder real o lo detenta en la sombra el general Than Shwe, que se retiró oficialmente en marzo con la disolución de la Junta Militar que presidía.
Suu Kyi, quien el 13 de noviembre de 2010 recobró la libertad tras pasar siete años bajo arresto domiciliario, destacó de todos los cambios ocurridos en los último meses el levantamiento de algunas de las restricciones a la prensa.
El aperturismo en los medios de comunicación y el diálogo asiduo entre las autoridades y Suu Kyi han creado un ambiente propicio para la democracia.
"La gente se siente más tranquila cuando se trata de participar en política, no está tan asustada como antes", apuntó la opositora, aunque reconoció que todavía existe cierto peligro.
La Nobel de la Paz opinó que su país se encuentra ahora en la misma encrucijada que Sudáfrica en 1990, cuando se negociaba el final del "apartheid".
Los cambios aperturistas en Birmania empezaron en junio pasado, con la reanudación de los contactos oficiales con Suu Kyi antes de su breve entrevista con el presidente birmano.
Siguió la flexibilización de la censura, visitas de representantes de la ONU, Estados Unidos y Europa, la cancelación de la construcción de una polémica presa y la amnistía a más de 6.000 reos, de los que unos 200 eran presos políticos.
Aún quedan en las cárceles birmanas uno 1.700 activistas políticos.
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