Tabarca, una joya marina con la mitad de las especies del Mediterráneo

  • La reserva marina de la isla de Tabarca, la más antigua de España, es considerada una "joya" de biodiversidad debido a que recientes estudios de los biólogos calculan que sus fondos marinos podrían albergar la mitad de las especies de flora y fauna que habitan el mar Mediterráneo, unas 7.000.

Alicante, 2 jun.- La reserva marina de la isla de Tabarca, la más antigua de España, es considerada una "joya" de biodiversidad debido a que recientes estudios de los biólogos calculan que sus fondos marinos podrían albergar la mitad de las especies de flora y fauna que habitan el mar Mediterráneo, unas 7.000.

Uno de los mayores expertos en sus aguas, el director del Centro de Investigación Marina de Santa Pola (CIMAR), el catedrático Alfonso Ramos, ha explicado a EFE que hasta ahora se han clasificado más de 4.000 especies aunque todavía faltan muchas por catalogar, especialmente de entre los grupos de invertebrados lo que, en su opinión, hace previsible que la cifra real llegue a las 7.000.

La riqueza en las 1.400 hectáreas submarinas del archipiélago y sus alrededores se explica por la gran diversidad de hábitats y la "excelente" conservación del ecosistema.

En gran parte, esto es posible por la oxigenación, protección y alimento que proporcionan las abundantes praderas de Posidonia oceánica que rodean la isla, lo que hace que la reserva se haya convertido en una rica área de producción y cría del mero, dentón y cigarra de mar.

En este entorno de fondos de coralígeno con jardines de gorgonias y algas calcáreas libres o rodolitos, la foca monje vivió hasta la década de 1920, en la cueva del "Llop marí".

Tabarca es una alargada y estrecha isla de 1.800 metros de longitud de oeste a este y 400 metros de ancho, rodeada por islotes (Cantera, Galera, Nao), con escasa vegetación terrestre y con cerca de un centenar de casas dominadas por la iglesia de San Pedro y San Pablo y el torreón de San José, visible a simple vista desde la costa de Santa Pola, a unos ocho kilómetros.

El 10 de mayo de 1986 abrió la lista de reservas marinas españolas, a la que se han sumado con los años una veintena más, y frente a la relativa aridez de su superficie, el espacio submarino adyacente le convierte en un valioso laboratorio natural.

En sus cristalinas aguas los científicos encuentran un lugar idóneo para investigar el ambiente marino no alterado y, a la vez, la interacción del hombre con la naturaleza y sus recursos.

La variedad y calidad de hábitats marinos supone un activo natural de difícil medición aunque recientemente la ONG Oceana se atrevió a estimar que la reserva de Tabarca produce, al menos, 10 millones de euros anuales a beneficio a los pescadores, turistas, empresas y las gentes que habitan la isla, medio centenar durante el año aunque la cifra se multiplica con el buen tiempo.

Otra de las características de la reserva es la importante presencia humana durante el año, especialmente en julio y agosto, cuando la afluencia de visitantes diarios llega a elevarse a 4.000.

Para Ramos, el turismo no representa un problema ya que la mayor parte de las personas se concentran en la playa y el pueblo, lo que facilita que la isla sea "un ejemplo de gestión racional de los recursos marinos" a pesar de la citada afluencia.

Sí cree que existe el problema del "marisqueo" (recolección de lapas, erizos, cangrejos), prohibido aunque muchas veces se hace por desconocimiento, y también la repercusión del anclaje de las embarcaciones en las praderas de Posidonia por la carencia de trenes de fondeo, los cuales deberían estar colocados desde hace años.

El experto considera que para que esta conservación y uso racional de los recursos se mantenga es "capital" la vigilancia las 24 horas, pero los ajustes económicos acaban de reducir en un 80 por ciento dicha atención, al reducir de diez a sólo dos los guardapescas contra los furtivos.

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