Un 13 anhelado

  • Algo más de una hora para hacer balance de un año. Ese ha sido el tiempo durante el que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha expuesto su punto de vista sobre lo ocurrido en 2012 y que ha cerrado con el deseo de que el año que está a punto de llegar sea mejor que el que se despide.

José Miguel Blanco

Madrid, 28 dic.- Algo más de una hora para hacer balance de un año. Ese ha sido el tiempo durante el que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha expuesto su punto de vista sobre lo ocurrido en 2012 y que ha cerrado con el deseo de que el año que está a punto de llegar sea mejor que el que se despide.

Rajoy ha comparecido ante los informadores en el salón de tapices del Palacio de la Moncloa tras la última reunión del año del Consejo de Ministros, en lugar de hacerlo en la habitual sala de ruedas de prensa.

De pie frente a un atril, con traje gris, corbata del mismo color y camisa blanca, Rajoy apenas ha sonreído en una comparecencia en la que, a diferencia del balance que hizo antes del verano, había pocos corresponsales extranjeros.

Una puesta en escena "obamizada" para transmitir el mensaje de que el rumbo que ha seguido el Gobierno, pese a su dureza, era el único posible, y que si el camino hubiera sido otro distinto, la situación de España sería mucho peor que la que atraviesa en la actualidad.

Por ello, ha pedido comprensión y solidaridad ante lo hecho y ante lo que aún tiene por delante el Ejecutivo para lograr lo que Rajoy proclama: que en 2014 habrá crecimiento económico y creación de empleo.

Atenta a sus explicaciones, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha seguido la intervención del presidente desde primera fila. Por un viernes, ella no ha sido la protagonista.

Economía y Cataluña; esos han sido los ejes de la intervención inicial de Rajoy (plagada de referencias al diálogo) y de las preguntas de los periodistas.

Y alguna curiosidad más por parte de los informadores. Por ejemplo, qué decisión ha sido más difícil de adoptar o cuál cree que ha sido su principal error.

Fiel a su región de nacimiento, no ha habido respuesta concreta a esas inquietudes: decisiones difíciles, muchas, y, quizás, sería más fácil enumerar las que han sido fáciles; y de errores, que hablen sus adversarios políticos.

Tampoco ha querido recurrir a las "meigas" ni hacer de adivino ante el techo que alcanzará el paro o la cifra de déficit final en 2012. Habrá que esperar.

El ambiente navideño de la sala lo han puesto dos pequeños abetos y un belén situados justo al otro lado del atril desde el que Rajoy ha hecho un balance que ha concluido deseando a todos un feliz año. "Y que sea mejor que este 2012", ha rematado expresando un deseo a buen seguro muy compartido.

No ha obviado que aún quedan momentos duros para el próximo ejercicio, sobre todo en su primer semestre, pero ha confiado en que, avanzado el año, la mejoría sea ya perceptible. La esperanza es que el 2013 rompa racha y la mala fama de sus dos últimas cifras.

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