Un boicot contra viento y marea

  • En poco más de un año, los Hermanos Musulmanes egipcios han pasado del éxito al fracaso y, tras volcarse a favor de la anterior Carta Magna, han acabado oponiéndose a otro referéndum constitucional sin apenas medios y perseguidos por las autoridades.

Belén Delgado

El Cairo, 12 ene.- En poco más de un año, los Hermanos Musulmanes egipcios han pasado del éxito al fracaso y, tras volcarse a favor de la anterior Carta Magna, han acabado oponiéndose a otro referéndum constitucional sin apenas medios y perseguidos por las autoridades.

La cofradía ya no es el grupo que en diciembre de 2012 se enorgullecía de la aprobación en plebiscito de una Constitución redactada por una mayoría islamista.

Ahora se niega a reconocer un proceso político que comenzó el pasado julio, cuando el Ejército depuso al presidente islamista Mohamed Mursi tras masivas protestas que pedían su salida, y que incluye la votación de una nueva Constitución.

Sus movimientos se han visto todavía más restringidos desde que tiene colgada la etiqueta de "grupo terrorista" por parte del Gobierno, que acusa a la Hermandad de perpetrar actos violentos.

Por eso, la campaña para boicotear el referendo de los próximos martes y miércoles se está difundiendo, sobre todo, en las redes sociales.

"Las autoridades han cerrado medios de comunicación afines, como el periódico Libertad y Justicia (del brazo político de los Hermanos), y los otros medios están a favor del golpe de Estado", declara a Efe el portavoz de la cofradía, Mustafa al Jatib.

Frente a los innumerables carteles institucionales que piden el "sí" a la Constitución, tampoco resulta fácil promover el "no", como hace el partido del excandidato presidencial y antiguo miembro de los Hermanos Abdel Moneim Abul Futuh, que ha denunciado el arresto de varios de sus integrantes por repartir panfletos.

Al Jatib asegura que mediante internet y las manifestaciones están intentando llamar la atención sobre los "efectos nocivos que tendrá la nueva Carta Magna y cómo esto afectará a la vida de los egipcios".

En Facebook o en Twitter, la campaña "Tu voto es una pérdida" muestra imágenes de personas con la boca tapada con un esparadrapo y que llevan escritos en un papel o en la mano sus motivos para no votar.

"La tinta del papel se convierte en agua mientras los militares estén presentes" o "Cuando calle primero el sonido de las balas podrás ejercer tu voto y no se perderá" son algunas de las frases que se propagan por la red.

Otros lemas recurrentes son "La Constitución de la sangre", en alusión a la represión contra los Hermanos Musulmanes, o "El color de la dignidad es blanco", en solidaridad con los islamistas encarcelados y que visten de ese color en los juicios.

Al Jatib destaca que otras acciones se han llevado a cabo en el extranjero, donde los egipcios comenzaron el pasado miércoles a votar el proyecto de Constitución.

Mientras los seguidores de Mursi muestran su rechazo público al referéndum en París o tachan las papeletas electorales en Arabia Saudí, en Egipto se manifiestan como pueden.

Desde el viernes, los islamistas tienen convocada una semana de movilizaciones titulada "Que fracase el voto falso".

Algunos acuden a las marchas con artefactos pirotécnicos para disparar a las fuerzas de seguridad y por internet circulan los denominados "manuales de guerrilla pacífica" en los que se dan trucos para despistar a los agentes y mantener la presión en las calles, huyendo de las detenciones y agresiones.

Según el representante del movimiento de "Jóvenes contra el golpe" Diaa al Saui, tomarán medidas "sorpresa" y de "resistencia pacífica", que irán aumentando conforme se acerque la fecha del referéndum.

"Nos enfrentaremos a la falsificación de la voluntad del pueblo", indica a Efe el joven, quien adelanta que combinarán el boicot con las protestas en todas las provincias y en las universidades, donde el movimiento islamista ha ido ganando visibilidad.

Los egipcios son conscientes de que el riesgo de violencia puede enturbiar la cita electoral, para cuya seguridad estarán desplegados 160.000 militares.

El analista del centro de estudios políticos y estratégicos Al Ahram Yosri Ezbaui confía no obstante en que las fuerzas del orden controlarán la situación y que "la mayoría de la población irá a votar, porque cree que la Constitución es importante para Egipto y no desea que la Hermandad vuelva al poder".

Ezbaui no descarta que haya una baja participación, como la que -recuerda- se ha registrado en algunos comicios desde la caída de Hosni Mubarak en 2011.

Y recela de los llamamientos al boicot de los Hermanos, pues explica que muchos de ellos "podrían votar finalmente en contra de la Carta Magna para que fracase el actual plan de transición".

El voto islamista está, además, fragmentado entre los que rechazan el proyecto y los que se posicionan a favor, como es el caso de los salafistas de Al Nur.

El analista político justifica el apoyo de este último grupo por haber sido partícipe en la elaboración del texto y estar interesado en ocupar el vacío político dejado por la cofradía, debilitada en la adversidad.

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