Un libro reúne las 25 propuestas del 15-M para que la indignación no fracase como el Mayo del 68

"Violencia es cobrar 600 euros". Era un grafiti pintado en las paredes de la puerta del Sol de Madrid. "Me sobra mucho mes al final del sueldo". Estas palabras tiznaban una pancarta que se repetía en cada una de las marchas por Madrid, Barcelona y otras muchas ciudades españolas. 

Son frases, gritos y pintadas que nacieron de la indignación de los colectivos del movimiento del 15-M. Y de aquellos lemas nacieron comisiones; y, de ellas, propuestas. Ahora, la periodista Pilar Velasco las compila en No nos representan (Temas de Hoy, 2011). Su libro resume las 25 principales soluciones que promueven los jóvenes indignados para cambiar el actual estado de descontento social. 

La autora trabajó en este libro tras la cobertura periodística que realizó durante aquellos meses de mayo y junio. En él, rememora cómo surgió el movimiento, qué pasó durante las acampadas, qué se decidió en cada una de las comisiones por toda España y cuál será ahora la hoja de ruta de los diferentes colectivos.

"La clase política se siente señalada por el 15-M, pero es conscientes de que no puede incorporarse al movimiento. Muchos políticos de izquierdas conocían de primera mano el contenido de las asambleas de Sol. No porque estuvieran allí, sino porque quienes estaban eran sus hijos", explica Pilar Velasco.

Así, No nos representan recoge varias acciones de carácter urgente. Entre la batería de propuestas, estaría la de frenar los desahucios, que una ley condone las hipotecas impagadas o que el Estado fomente el alquiler público, incluso expropiando las viviendas vacías, según recoge Velasco en su libro.

Lo cierto es que estas medidas tienen como objetivo que el espíritu de Sol no perezca y que continúe presente hasta las próximas elecciones generales. Así se desprende de los primeros fragmentos del libro de Velasco. 

La autora recalca que "la madurez del ideario político" de los jóvenes indignados supera las revueltas de los años ochenta y de otras décadas. "Si se trata de comparar, el Mayo del 68 francés caducó en junio. Los franceses se fueron de vacaciones y De Gaulle arrasó en las elecciones", escribe Velasco en su libro. 

Luego cuando se le pregunta por qué son los abuelos y no los padres los que arengan a continuar con las protestas, la periodista responde de manera tajante.  

"Los abuelos como Stéphan Hessel o José Luis Sampedro han apoyado más el movimiento. Porque a la generación a la que se les está exigiendo los cambios es a los padres, aquéllos que ocupan puestos políticos o en la Administración, en las empresas, en los bancos", señala la periodista.   

La autora cree que, en las críticas de los padres hacia los indignados, existe "una lucha generacional". Así, rememora una pancarta que decía: "Esto no es Mayo del 68, nosotros vamos en serio".

"Lo que diferencia la protesta del 15-M de otras es que desde la acampada de Sol habían propuestas concretas. No exigimos libertad como en el 68. Se pide que las hipotecas las paguen los bancos, que exista una banca ética frente a la burbuja inmobiliaria, que no se privaticen las cajas de ahorro, transparencia política, un cambio en la ley electoral... Y así podríamos enumerar cada una de las propuestas", dice Velasco. 

Son debates que nacieron de las diferentes comisiones de la Puerta del Sol, del resto de plazas españolas y que se siguen debatiendo, según la autora, en las reuniones vecinales hasta llegar a la asamblea general del 15-M.

Pilar Velasco confiesa que la remuneración recibida por su libro la entregará a los colectivos vinculados al movimiento, y que acepten donaciones, como son la Plataforma de Afectados por las Hipotecas o Juventud Sin Futuro.