Un nuevo atentado en Damasco y duros bombardeos reciben a presidente del CICR

  • Un coche bomba explotó hoy en el barrio damasceno de Yarmana y duros bombardeos castigaron la provincia septentrional de Alepo, el mismo día en que estaba prevista la llegada a Siria del nuevo presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer.

El Cairo, 3 sep.- Un coche bomba explotó hoy en el barrio damasceno de Yarmana y duros bombardeos castigaron la provincia septentrional de Alepo, el mismo día en que estaba prevista la llegada a Siria del nuevo presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer.

El atentado, el segundo con coche bomba perpetrado en Yarmana en una semana, causó al menos tres muertos y quince heridos, según informaron a Efe fuentes médicas de la zona, aunque algunos grupos opositores elevaron la cifra de fallecidos a cinco.

Las autoridades sirias acusaron a "terroristas", como denominan a la oposición armada, de esta nueva explosión en Yarmana, vecindario cuya población es mayoritariamente drusa y cristiana.

Este distrito del sureste de la capital siria se ha mantenido leal al presidente, Bachar al Asad, desde el inicio de la rebelión en marzo de 2011.

Yarmana ya ha sido, además, blanco de otros ataques, el más grave de ellos perpetrado el pasado 28 de agosto, día en que un coche bomba estalló durante la celebración de un funeral de dos supuestos partidarios del régimen y segó la vida de veinte personas.

Los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) responsabilizaron del mismo a las fuerzas nacionales y acusó al Gobierno de involucrar a los rebeldes para atemorizar a las minorías que allí viven y conseguir su apoyo.

Además, los opositores informaron de que el barrio damasceno de Tishrin fue escenario este lunes de violentos combates entre fuerzas rebeldes y tropas gubernamentales, mientras que en la localidad de Al Qabun, en los alrededores de la capital, fallecieron al menos seis personas por disparos.

La provincia septentrional de Alepo sufrió, por su parte, intensos bombardeos, que afectaron principalmente a la localidad de Al Bab, donde según la oposición murieron más de treinta personas, entre ellas varias mujeres y niños.

El activista Abu Omar, residente en los suburbios de Alepo, explicó a Efe vía internet que el bombardeo de la aviación militar causó la destrucción de un edificio entero y que la búsqueda de víctimas continúa bajo los escombros.

Los ataques de las fuerzas gubernamentales también castigaron el barrio de Al Maishar, en Alepo, donde los rebeldes denunciaron la muerte de al menos diez personas, entre ellas cuatro menores y tres mujeres.

Según los opositores, las tropas leales a Al Asad lanzaron, además, operaciones contra los feudos rebeldes del centro y sur del país, en concreto en la ciudad meridional de Tafas, en la provincia de Deraa.

En esta última localidad, los habitantes hallaron los cadáveres de unas diez personas que de acuerdo con la oposición fueron ejecutadas sumariamente tras ser detenidas la víspera.

También estallaron enfrentamientos entre ambos bandos en la provincia costera de Latakia (noroeste), donde, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, fallecieron al menos ocho efectivos de las tropas del régimen y quince combatientes del ELS.

Ante la escalada de la violencia, el nuevo enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, el argelino Lajdar Brahimi, calificó este lunes su misión de "casi imposible".

A esta labor hizo también alusión el ministro sirio de Información, Omran Zubi, quien dijo que el éxito de la mediación de Brahimi depende de que Catar, Arabia Saudí y Turquía cesen de inmediato los envíos de armas y de acoger a los "terroristas".

En una rueda de prensa ofrecida en Damasco, Zubi señaló que estos países deben comprometerse públicamente con el plan diseñado por el exmediador para Siria Kofi Annan, de cuyo fracaso responsabilizó a los citados estados y a otros occidentales.

En la misma línea, volvió a insistir en que "la conspiración contra Siria es muy clara" y alegó que hay operaciones que tienen el sello del Mosad (el espionaje israelí) y de aparatos de inteligencia occidentales.

Este panorama es el que se encuentra el nuevo presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que llega hoy a Siria para una visita de tres días.

En su primer viaje al país desde que asumió el cargo a principios de julio, Maurer se reunirá con Al Asad y otros responsables del Gobierno sirio, según el CICR.

Entre los asuntos más urgentes que abordará con las autoridades de Damasco está las dificultades que encuentran tanto sus colaboradores como los de la Media Luna Roja siria para ayudar a las víctimas de la violencia armada.

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