Vuelve a hablarse de reforma laboral, pero parece que ahora de verdad

  • En apenas cuatro días se han dado más pasos para retomar la espinosa cuestión de la reforma laboral que en muchas semanas. Tras un tiempo sin retomar uno de los puntos más conflictivos del llamado diálogo social, Gobierno, patronal, sindicatos y entidades económicas vuelven a pronunciar esas dos palabras malditas. Eso sí, con condiciones.
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Hace unos días hubo algún pronunciamiento tímido, pero fue el presidente del Gobierno quien rompió el hielo durante el foro organizado por The Economist: Zapatero aseguró esperar que el diálogo social, es decir, las negociaciones entre patronal y sindicatos, dé frutos en los próximos meses con la aprobación de medidas dirigidas a "mejorar el mercado de trabajo".

En la misma línea se expresó la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, que reconoció que para que el empleo sea "más estable" serán necesarios "cambios importantes" en el mercado laboral, que serán "eficaces y duraderos" siempre que se aprueben con el máximo consenso con los agentes sociales. La condición llegó después: en una economía como la española, que está sufriendo una importante contracción de su demanda, ella "no haría una recomendación generalizada de rebaja de salarios".

Tras lo dicho por los líderes de su partido, el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, puso las cartas sobre la mesa en una entrevista concedida anoche a la Cadena SER: "hay margen" para plantear una reforma laboral siempre que ésta se encuadre en un "consenso básico" del diálogo social entre empresarios y sindicatos, que no limite derechos de los trabajadores. "Abaratar el despido no es el problema y tampoco la solución".

Una petición a voces

El cambio de posición del Gobierno, a expensas de lo que tengan que decir los sindicatos, responde a las peticiones de la patronal y los representantes económicos.

Una de las voces con más autoridad que ha demandado cambios ha sido el propio presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude-Trichet, que instó al Ejecutivo español a que "ni evite ni posponga" las reformas estructurales que necesita la economía, entre ellas flexibilizar el mercado laboral. En el mismo escenario en el que intervenía Trichet tomaba la palabra Miguel Ángel Fernández Ordóñez, máximo responsable del Banco de España: si se llevan a cabo reformas laborales "importantes" tendrán trabajo "muchas más personas", aunque la economía crezca con menor intensidad.

Ante el cambio de posición del Gobierno y sindicatos se declaró "muy contento" , si bien advirtió de que "ahora hay que hacer, no sólo decir". "Estamos en una posibilidad de poder cambiar las cosas", señaló.

Por su parte, el presidente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, mostró su confianza en que se pueda abordar con los sindicatos la negociación de una reforma laboral en 2010.

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