Wolfgang Rihm: Mortier es un verdadero motor de los teatros

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 16 oct.- El alemán Wolfgang Rihm es uno de los compositores "del momento" por varias razones: por su actividad, con más de 400 obras estrenadas, porque es uno de los más "deseados" por los teatros y porque, por fin, su ópera "La conquista de México" ha llegado a un país hispano después de 21 años de ser estrenada.

"La conquista de México", una reflexión no realista sobre el "choque" entre la cultura europea y la precolombina "personificada" en las almas de Hernán Cortés y Montezuma, se estrenó el pasado día 9 en el madrileño Teatro Real con la ovación del público y el plácet de la crítica.

El estreno fue posible gracias al empeño del que hasta septiembre fue intendente del Real y desde entonces su consejero artístico, el belga Gerard Mortier, en tratamiento oncológico en Alemania desde hace cuatro meses.

Ni Mortier ni Rihm, aquejado de diabetes, pudieron asistir al estreno, pero el compositor pide en declaraciones a Efe que, "por favor", no se compare su situación con "la batalla" que libra Mortier, "una batalla que, obviamente, ha tenido lugar interior y exteriormente de forma simultánea".

"Admiro mucho a Mortier y le deseo mucha fuerza. Él es un verdadero motor de los teatros", subraya.

El compositor (Karlsruhe, 1952), que subyugó a la crítica con el estreno de su primera obra, en 1974, "Morphonie", explica que "La conquista de México", que estará en cartel hasta el próximo sábado y para la que aún quedan algunas entradas, no es "un drama histórico, sino, ante todo, una obra de arte musical".

Ha tardado en verse en su versión escénica en un teatro hispano 21 años, y eso que es una de las obras contemporáneas más representadas y que trata de un asunto "mundial, no español" y de tanta importancia, según Mortier, "como la conquista de la Luna".

"Creo que, independientemente de los temas, siempre se necesita algún tiempo para que una manifestación artística, que no tenga ninguna correspondencia con la moda cotidiana, pueda superar al entorno cultural en el que se gestó", explica sobre "el retraso".

Eso, dice, lo ha vivido "en muchos" de sus trabajos, pero una vez que ha pasado "ese tiempo", "la presencia" de la obra crece "fuertemente".

Además, el compositor sostiene que el público está, siempre y "por principio", "preparado para entender".

Sobre la comparación que hizo Mortier de Rihm con Mozart por su gran "productividad", más de 400 obras y 600, respectivamente, el autor le quita importancia, porque, arguye, "cada artista tiene su propio ritmo creativo".

"Comparar el ritmo de Picasso con el de Vermeer no lleva, en mi opinión, a ningún conocimiento profundo. Hay personas que trabajan hacia una perfección en la que eliminan cuidadosamente las huellas de los caminos que han seguido, mientras que en el trabajo de otros los caminos y las huellas están presentes en la propia obra, de modo que somos testigos de sus conflictos y correcciones", indica.

La "pura cantidad", apostilla, "no es un mérito en sí mismo", sino "la huella de un proceso dialéctico en el cual las obras se contestan entre sí".

Rihm ha querido terminar la partitura de "La conquista de México", que dirige en el Real el argentino Alejo Pérez, con un signo de interrogación.

"Para mí, el final de una obra es siempre una interrogación. Una interrogación que está acompañada por dos puntos. Siempre continúa, sí, pero ¿cómo?", concluye enigmático.

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