Así se trabaja para reducir el daño del tabaquismo

Desde tabaqueras como Philip Morris se ha avanzado, durante más de una década, para desarrollar, evaluar y comercializar alternativas menos dañinas a los cigarrillos. Pero ¿cómo se comprueba que esos pasos están dando su fruto? Estos son los datos que adelantan un futuro más allá del humo.

Hoy en día existen 1.300 millones de fumadores en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cifra que solo se ha reducido en 20 millones desde el año 2015. Al respecto, los números que adelanta el organismo internacional apuntan a que, a pesar de distintas regulaciones, prohibiciones y limitaciones, el número no bajará de los 1.000 millones en 2025.

“El cigarrillo es malo. Lo mejor que puede hacer una persona es no empezar a fumar nunca, y lo mejor que puede hacer un fumador es dejarlo por completo”, asegura Andrea Costantini, médico y experta en el área de Relaciones Médicas de Philip Morris en Canadá y Latinoamérica. “Sin embargo, hay muchísima gente que, a pesar de saber que el cigarrillo es malo para la salud, continúa fumando”.

La profesional es clara: en el futuro, un sexto de la población seguirá siendo fumadora, algo que parece inevitable a pesar de las medidas emprendidas por gobiernos y organismos de salud pública. “Aunque hay que prevenir e informar del daño del cigarrillo, y trabajar con los fumadores para que lo dejen, no le podemos dar la espalda a los que seguirán fumando”, apunta Costantini.  

Alternativas sin humo para reducir el daño

Con este hecho sobre la mesa, Philip Morris International decidió, hace casi dos décadas, escuchar lo que la sociedad reclamaba y redefinió su papel en la industria hacia un futuro libre de humo. Dicho futuro pasaba por el desarrollo de alternativas que la ciencia avala como mejores opciones que seguir consumiendo cigarrillos.

Para entender el contexto sirve una carta enviada a la OMS por parte de 53 organismos de salud pública en el año 2014, cuando los dispositivos de calentamiento de tabaco comenzaron a despuntar: “El potencial de los productos que reducen el daño del tabaco es muy amplio de cara a reducir el impacto de las enfermedades relacionadas con fumar, y estos productos pueden estar entre las innovaciones más significativas en materia de salud del siglo XXI, con la posibilidad de salvar cientos de millones de vidas”, recoge el escrito, firmado por organizaciones públicas de salud, reguladores y profesionales de la salud.

Las tabaqueras están desarrollando alternativas a los cigarrillos
Las tabaqueras están desarrollando alternativas a los cigarrillos.
PMI

Un camino a seguir

Por supuesto, esta reducción del daño debe estar, apuntan desde Philip Morris International, estrictamente conectada a la evidencia científica. “La inspiración viene de las prácticas farmacéuticas; para dar evidencias se necesita a un equipo científico que siga las guías de la FDA y trabaje con distintos estándares”, apunta Gizelle Baker, Vicepresidenta de Global Relaciones Médicas en PMI. Es ella la que pone ese conocimiento científico sobre la mesa.

Comienza apuntando que los elevados niveles de sustancias químicas nocivas en el humo de un cigarrillo es la principal causa de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar. Por lo que el camino a seguir desde Philip Morris International es claro: es necesario desarrollar dispositivos que repliquen la experiencia de un fumador, pero reduciendo los riesgos asociados a ese comportamiento; dicho de otra forma, era hora de eliminar el humo ofreciendo una alternativa con potencial de riesgo reducido. 

“Son principalmente las sustancias tóxicas y las carcinógenas del humo del tabaco, no la nicotina, los que causan enfermedades” (relacionadas con el hábito de fumar), establece un comunicado del NICE (National Institute for Health and Care Excellence).

Las cifras que ya existen

Es un hecho: en la actualidad, todavía no existe evidencia suficiente para ofrecer datos de mortalidad y morbilidad del uso de dispositivos de calentamiento de tabaco y otras alternativas sin humo en comparación con el cigarrillo, ya que dichas alternativas llevan poco tiempo en el mercado. “Va a llevar tiempo tener datos de la morbilidad”, admite Baker. “Por ello, necesitamos más estudios, más datos, para demostrar el beneficio de la población en general”.

Sin embargo, sí existe evidencia científica que indica que el nivel medio de sustancias químicas se reduce de manera significativa con el uso de los dispositivos de calentamiento de tabaco en comparación con el humo de un cigarrillo, gracias precisamente a que no queman el tabaco, sino que solo lo calientan a una temperatura regulada por debajo de los 600ºC.

"El nivel medio de sustancias químicas se reduce de manera significativa con el uso de los dispositivos de calentamiento de tabaco en comparación con el humo de un cigarrillo"

Desde Philip Morris International siguen insistiendo: las alternativas sin combustión no están exentas de riesgo y con el uso de gran parte de estas se inhala nicotina***, que es adictiva. La única forma de conseguir eliminar el riesgo es dejando de consumir tabaco y nicotina por completo, o no haber empezado nunca.

En algunos países se ha reducido la tasa de fumadores con las alternativas al cigarrillo.
En algunos países se ha reducido la tasa de fumadores con las alternativas al cigarrillo.
PMI

Ahora bien, en algunos países como Reino Unido la presencia de estas alternativas sin humo representa un avance en materia de salud pública en tanto que la tasa de fumadores se ha reducido: los cigarrillos electrónicos llegaron hace unos diez años al país y, mientras que en 2011 la prevalencia del tabaquismo estaba en el 19,8%, en 2019 había bajado al 13,9%, según datos de la Oficina Nacional de Estadística británica.

Otro caso muy ilustrativo de lo que se podría conseguir si adoptásemos una visión holística del problema es Japón, donde existen tasas altas de aceptación de productos libres de humo (en concreto, de dispositivos de calentamiento de tabaco), y se ha experimentado un descenso en el consumo de cigarrillos en los últimos años. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de este país, en 2019, se redujo en un 13,1% y, en los últimos cinco años la prevalencia de fumadores se ha reducido considerablemente.

En definitiva, existe la posibilidad de ayudar a combatir el impacto que genera el tabaquismo en la salud pública si conseguimos complementar las estrategias existentes de prevención y cesación con un enfoque de reducción del daño, que favorezca que los fumadores adultos que de otra forma continuarían fumando cambien a mejores alternativas, revirtiéndolo en un impacto positivo en la salud pública. Por ello, es esencial proporcionar a los fumadores adultos información veraz basada en evidencia científica que les permita tomar decisiones informadas.

***La nicotina es una sustancia adictiva presente de manera natural en la hoja de tabaco. Aunque no es la principal causa de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar, no es inocua y está contraindicada para determinados perfiles (menores, embarazadas, lactantes, diabéticos, personas con hipertensión o insuficiencias cardiacas).