Romper las barreras de la exclusión

Menores como Munic tienen la oportunidad de caminar hacia un futuro mejor, gracias al programa CaixaProinfancia, con el que Fundación “la Caixa” apoya a menores de familias vulnerables

OFRECIDO POR Fundación "la Caixa"

En España, uno de cada tres menores vive en riesgo de exclusión social, según diferentes estudios. La pobreza hereditaria es un círculo vicioso que impide que muchos jóvenes con talento, potencial y ganas para desarrollarse tengan un futuro mejor.

Las piedras en el camino a las que se enfrentan son la falta de acceso a recursos materiales, necesarios para estudiar; un entorno de pobreza que impide, por ejemplo, conseguir audífonos o gafas a los que lo necesitan retrasando el estudio; y el no encontrar un contexto social adecuado para conseguir centrarse en su propio desarrollo.

Sin embargo, cada día hay más entidades y asociaciones que luchan con diversos enfoques por ayudar a romper el círculo de la pobreza hereditaria y ayudar a todos estos jóvenes a encontrar su camino y a luchar por aquello que verdaderamente les apasiona pero que muchas veces no pueden alcanzar por el contexto de exclusión en el que se ven insertos.

El programa CaixaProinfancia de Fundación “la Caixa” trabaja con más de 420 entidades sociales para lograrlo. Entre ellas, se encuentra Ludo Margarida Bedós y ahí encontraremos a Munic, un muchacho de Sabadell de 18 años que hoy será el protagonista de nuestra historia.

Entre rimas y balones

De padre gambianos y siendo el menor de tres hermanos, Munic nació y creció en un contexto precario. La Ludo –como él llama a este centro– le ha dado mucho más de lo que él pudiera haber imaginado. “Si yo no hubiera estado ahí, hubiera estado en mi casa o en el parque”, razona. Y, contra todo pronóstico, Munic acudía todas las tardes a Ludo Margarida para hacer los deberes, jugar y estar con sus amigos y diferentes talleres y actividades.

En este centro de Sabadell, Munic descubrió la música. En un taller con un artista local tuvieron que inventar canciones, hacer rimas y al final acabaron componiendo una canción, de la que acabaría saliendo el Munic creativo y artístico que a día de hoy, con su grupo Hustle Boys, publica temas de rap y trap contando su realidad y sus vivencias. Al recordar sus primeros pasos en estilo musical tan urbano, este chico de Sabadell no puede evitar sonreír, ya que cuando era más pequeño nunca le gustó el rap.

Sin embargo, Munic encontró en la música y en este estilo en concreto una manera de expresarse, para contar sus sentimientos y explicar cómo se sentía. El rap representó su vía de escape y le empujó a hacer lo que más le gustaba.

Esta actitud ha acompañado siempre a Munic. “Que nunca se pierda la esencia de ser uno mismo, ni se pierda saber hacia dónde vas y lo que quieres en tu vida”, es una de las grandes enseñanzas que este joven se ha llevado de la Ludo, además de tantos amigos y compañeros que han crecido con él y que le han ayudado a mejorar día a día.

Las ganas de avanzar

Porque si hay un rasgo que caracteriza a Munic son sus ganas por mejorar y capacidad por hacerlo. Gracias a este empeño descubrió su segundo camino en la vida: el fútbol americano. “Mamá, me voy a probar el fútbol americano”, dijo un día en casa. Gracias a su esfuerzo consiguió entrar en un equipo y comenzar a entrenar. Desde el primer momento se enamoró de este deporte por la exigencia y la disciplina, además de por la oportunidad de aprender algo nuevo.

Y esta es otra de las cualidades de Munic: su voluntad de mejorar. Trabajar en uno mismo, para mejorar día a día, ha sido su mantra para escapar de una situación en riesgo de exclusión y visualizar un futuro que le hiciera feliz. Confiesa que cuando empezó a entrenar con su equipo de fútbol americano “era malo, muy malo”. Pero así mismo se dijo: “toca mejorar”. Tal y como explica, “se puso las pilas” cada vez que estaba en el campo de juego era para hacer algo productivo. “Era para ser mejor que ayer”.

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Dos rasgos que caracterizan a Munic con su constancia y sus ganas de mejorar.
FLC

Salir de una familia numerosa con pocos recursos no ha conseguido frenar a este muchacho de 18 años que tiene una mentalidad guerrera, además de una constancia envidiable. “Saber de dónde vienes, quién eres y hacia dónde vas es muy importante”, sentencia Munic. Ahora, él también trabaja como voluntario, además de repartir su tiempo entre la música y el fútbol, en el centro Ludo Margarida Bedós para ayudar a impulsar los sueños y las expectativas de vida de otros jóvenes que parten desde su misma casilla de salida.

Desde este trabajo como voluntario también anima a diario a que otros jóvenes encuentren su camino como lo hizo él. “A lo mejor no lo tienes claro hoy, pero trabajas en lo que te gusta y lo tienes claro mañana”, les suele explicar, para que entiendan que escapar de una situación complicada y de un contexto difícil no sucede de un día para otro y que encontrar una pasión que nos ayude a ir hacia adelante no es algo instantáneo.

Además, en este proceso de mejora y de superación, no siempre se pueden hacer las cosas solo. Munic explica que se puede luchar por uno mismo, y que además hay que hacerlo, pero que llega un momento en el que hay reconocer que uno solo no puede con todo y toca pedir ayuda. “Pedir ayuda es de valientes”, sentencia.

Una red de voluntarios para el progreso de todos

La ayuda que él encontró gracias a la red de entidades de CaixaProinfancia es la misma que ahora intenta brindar a otros jóvenes desde Ludo Margarida Bedós, una de las 420 entidades que colaboran en la red de la Fundación “la Caixa” y que trabajan para el desarrollo de los menores. Por la parte de refuerzo educativo buscan dar atención a la logopedia y a la psicomotricidad, entre otros aspectos. Ofrecen alternativas de ocio y tiempo libre como campamentos, colonias de verano, actividades deportivas lúdicas…

También buscan apoyar de manera educativa a todo el entorno familiar y brindar atención psicoterapéutica tanto a los jóvenes como a sus progenitores con atención integral, por ejemplo, a las madres y menores víctimas de violencia machistas. Por último, tratan de promover hábitos saludables y mejorar el acceso al ámbito sociosanitario facilitando la adquisición de gafas y audífonos en los casos necesarios.

La red de CaixaProinfancia está activa en más de 127 municipios repartidos por las 17 comunidades autónomas y las 2 ciudades autónomas y se apoya en 420 entidades sociales que ejecutan el programa en diferentes territorios. Atienden a menores desde el nacimiento hasta que alcanzan la mayoría de edad, los 18 años, y solo el año pasado brindaron ayuda a más de 58.000 niños y niñas y 35.000 familias.

El caso de Munic es un ejemplo de esos miles de jóvenes que gracias a este tipo de programas han conseguido romper las cadenas de la exclusión social y han encontrado un lugar, sea en Sabadell o en cualquier otro municipio de la geografía española, donde poder pedir ayuda para cumplir sueños y encontrar a toda una red de voluntarios y voluntarias, de trabajadores y trabajadoras de diferentes ámbitos, que se la han brindado con la única intención de impulsarles a mejorar. Porque al final, una sociedad solo puede progresar si todos y todas conseguimos hacerlo. 

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