EL HOTEL FARO ISLA PANCHA, AL 100% DE OCUPACIÓN EN SEMANA SANTA

El Hotel Faro Isla Pancha, que abrirá sus puertas el próximo viernes en Ribadeo (Lugo), tiene completas sus habitaciones para toda la Semana Santa, además de para todos los fines de semana de mayo y algunos de junio.
Así lo explicó a Servimedia el promotor del proyecto y concesionario del faro, José Luis López, quien se mostró satisfecho por la evolución de las reservas desde que se empezara la comercialización de este establecimiento turístico, el primero en un faro en España, el pasado 20 de marzo.
En términos generales, pasar una noche en este establecimiento singular tiene un coste de entre 200 y 300 euros por apartamento. La apertura se producirá sin que haya sido posible celebrar la inauguración oficial del hotel, ya que no se ha podido contar con la presencia del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ni del presidente de Puertos del Estado, José Llorca. López espera que dicho acto inaugural pueda celebrarse durante el mes de abril.
El faro cuenta con capacidad para ocho huéspedes, repartidos en dos apartamentos de unos 40 metros cuadrados, con dos habitaciones y un baño cada uno de ellos.
Los apartamentos, además de contar con equipamiento de lujo, disponen de cocina para que los clientes del faro no deban desplazarse a ningún lugar para poder desayunar o comer, ya que el hotel no obtuvo la autorización para construir una cafetería. Además, el exterior del faro cuenta con una zona ajardinada donde los huéspedes pueden tomar un café o una copa.
El Consejo de Ministros dio el 22 de mayo de 2015 su visto bueno para que este faro se convirtiera en hotel. Tras permanecer fuera de servicio desde 1983, fue el primero de España en obtener esta autorización, que recientemente ha obtenido también el de Punta Cumplida en la isla de La Palma.
Esta actuación se enmarca en el programa ‘Faros de España’, un proyecto con el que el Ministerio de Fomento trata de potenciar el desarrollo de actividades sostenibles en los faros a través de la entrada de iniciativa privada que garantice su conservación.
Con ello, el Gobierno quiere impulsar la puesta en valor de estas edificaciones singulares aprovechando espacios, como las antiguas viviendas de los fareros, que han quedado en desuso.

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