De cine cerrado a cine recuperado

  • Sofía Martínez.

Sofía Martínez.

Madrid, 4 may.- "Larga vida a las salas de cine, sobre todo a las pequeñas", dicen los precursores del cine autogestionado, un movimiento que ha salvado del cierre a numerosas salas de cine en España y que ahora está de aniversario gracias a los cines Zoco de Majadahonda, que ahora cumplen cuatro meses de exitosa vida.

Los cines Cineciutat de Palma, los antiguos Renoir de Majadahonda (Madrid), las pequeñas salas de El Escorial (Madrid) o el Cine Aranda (Burgos) son algunos de los espacios que han sido recuperados o están en vías de hacerlo, gracias a asociaciones locales que los han convertido en cooperativas financiadas gracias a las cuotas de sus socios.

Los cinéfilos mallorquines se plantearon la autogestión cuando un día de mayo de 2012 se despertaron con la triste noticia de que cerraba la sala Renoir de Palma, la única que proyectaba películas en versión original y que llevaba a la isla cine independiente.

"¿Y por qué tenemos que despedirnos de las salas?", se preguntó Pedro Barbadillo, director de cine y espectador asiduo del Renoir, mientras comía con unos amigos.

Barbadillo explica a Efe cómo esa misma semana consiguió reunir a esos amigos y a otros tantos que también se oponían al cierre, "aprovechando el calor de la rabia", para animar a la gente a que contribuyera con algo de dinero para rescatar el cine de Palma.

"Salvemos el Renoir", rezaba un manifiesto del que se hizo eco media isla con el apoyo de la prensa local y que hizo posible, en un tiempo récord de mes y medio, que los antiguos cines Renoir pasaran a llamarse Cineciutat y que estuvieran gestionados por un centenar de vecinos de Palma de Mallorca.

El proyecto de Palma fue pionero en el fenómeno "Haz tuyo el cine" y consiguió reavivar la cultura local gracias a los vecinos, además de servir de ejemplo a otros ciudadanos con las mismas inquietudes.

El Renoir Majadahonda siguió los pasos de Cineciutat y se convirtió en una cooperativa, gracias al apoyo de asociaciones locales y de cineastas como Fernando Trueba, que han permitido que esta semana cumpla cuatro meses de vida.

"Nos caracterizamos por ser un grupo plural y heterogéneo, unidos por la voluntad de salvar un tipo de oferta cultural que está a punto de perderse", explica la asociación cines Zoco de Majadahonda en su web, en la que hacen referencia a los cines CineCiutat como guías de este proyecto.

El éxito de los cines de Palma y de Majadahonda sembró la semilla de la autogestión, que ahora quiere ser seguida por otras salas en diferentes partes de España, como el Cine Variedades de San Lorenzo de El Escorial (Madrid), el cual sueña con salir de las ruinas para volver a ser el centro cultural que fue en otra época.

El edificio de estos cines, que está en vías de recuperación, es desde hace años la reivindicación de vecinos como Pedro Puig, promotor de la asociación Cine Variedades y partidario de convertirlo en un espacio para el ocio.

"Los vecinos de San Lorenzo llevan desde el año 2011 sin cine", lamenta Puig, a la vez que critica la negativa del Ayuntamiento a financiar este proyecto: "Están dejando de la mano de Dios la cultura local del pueblo".

A dos horas en coche de este municipio madrileño, dormita otro cine que sueña con ser recuperado, el Teatro Cine Aranda, un espacio que lleva en pie desde la posguerra y cuya rehabilitación se ha convertido en prioridad para algunos ciudadanos de Aranda de Duero (Burgos), como Jesús de las Heras, promotor del proyecto en redes sociales.

Este vecino ha creado una página en Facebook bajo el nombre "Rehabilitación y Recuperación del Teatro Cine Aranda", que cuenta con más de 300 seguidores.

Según cuenta, el espacio "no está técnicamente preparado" para que se proyecten películas, puesto que "aún tiene los muebles de hace 60 años" y no ha sido reformado "nunca".

De las Heras busca "generar conciencia de que algo tan valioso para el pueblo de Aranda no se puede perder", con la esperanza de que, al igual que en San Lorenzo del Escorial, el Ayuntamiento invierta en este proyecto.

Son solo algunos lugares en los que ya ha calado el espíritu de la autogestión, una vía que se perfila como una alternativa ante la crisis de las salas, que, al parecer, cada vez resultan menos rentables para las exhibidoras.

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