¿Está volviendo Internet a algunas valoraciones locas de los tiempos de las puntocom?

  • Recientes adquisiciones y ampliaciones de capital en las empresas de Internet recuerdan a las de los tiempos de la "burbuja de las puntocom"
Alvy / Microsiervos
Alvy / Microsiervos

La reciente inversión de otros 100 millones de dólares en Twitter, un popular servicio de microblogging, tiene muchas lecturas, pero casi todas las noticias que han aparecido al respecto sitúan a la compañía en "e;una valoración de 1.000 millones de dólares"e;. Puede que Twitter valga eso, puede que no. Lo único cierto es que alguien pagó 100 millones de dólares por un 10 por ciento de las acciones, pero ese coste por sí mismo no implica que la empresa tenga realmente el valor mencionado en las noticias.

Esa lección la aprendimos del crash de las puntocom en el año 2000. Inversores y especuladores se pegaban en bolsa y fuera de ella por conseguir acciones de las empresas de Internet. En el caso de las empresas cotizadas, y aprovechándose de una escasez artificial de las acciones en el mercado, con algo de suerte y habilidad podían realizar beneficios en cuestión de días, a veces de horas. En el caso de las empresas no cotizadas, sujetas a valoraciones privadas, el propio "e;arrastre del mercado"e; propició que mucha gente quedara cegada por los posibles retornos de la inversión y no viera los problemas a los que se enfrentaban esas compañías: carencia de ingresos, modelos de negocio poco probados, competencia cruel en un mercado cambiante.

No es la primera vez que vuelve el fantasma de la burbuja.com. En 2003, con la salida de Google a bolsa, Patricia Fernandez de Lis explicó perfectamente cómo se produce el efecto en varios artículos, explicando en concreto el caso de Terra:

(…) El planteamiento de la salida a Bolsa estuvo extraordinariamente calculado. Para empezar, la compañía invirtió unos doce millones de euros en una campaña de publicidad que la situaba como la mayor empresa de Internet de habla hispana. Telefónica, en segundo lugar, sacó a Bolsa un 25% del capital, un porcentaje tan minúsculo que provocó que los inversores se pegaran por las acciones (…) Terra atrajo a muchos especuladores, lo que provocó su tremendo éxito, pero también precipitó su caída.

Examinando esos artículos el hombre de la calle puede quedar confundido por siglas y conceptos como el PER (Price Earnings Ratio), OPV (oferta pública de venta), beneficios operativos, múltiplos y valoraciones. La realidad en las empresas que no cotizan es más sencilla que todo eso: la empresa pone el precio que quiere para sus acciones y si alguien quiere pagarlo, ambos quedan encantados. Pero el gran error es que de ahí no puede deducirse que el valor real del total de la empresa equivalga a extrapolar lo que ese nuevo socio ha pagado. La gente de 37 Signals, una humilde pero muy interesante puntocom con un montón de clientes que les pagan todos los meses por sus servicios, lo parodió recientemente con un jocoso titular:37 Signals alcanza una valoración de 100.000 millones de dólares tras vender el 0,000000001% por ciento de la compañía por 1 dólar a un valiente inversor.

Técnicamente, el cálculo es tan correcto como el de Twitter, si se aceptan las mismas premisas. Pero también es "e;un ejercicio mental un tanto gratuito"e;, en palabras de Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresa. Twitter como servicio de Internet es genial, y probablemente tenga un gran futuro, pero no está tan claro que las valoraciones se estén dando a conocer con la misma genialidad, ni en su caso ni en otros que han circulado recientemente por el mercado y los medios.

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