Los vecinos muestran la otra cara de Silos (Burgos) en la Fiesta de los Jefes

  • Santo Domingo de Silos (Burgos).- Medio millar de vecinos de Santo Domingo de Silos y descendientes de esta población burgalesa muestran hoy en la Fiesta de los Jefes "la otra cara" de este municipio universalmente conocido por su monasterio benedictino y los cantos gregorianos de sus monjes.

Santo Domingo de Silos (Burgos).- Medio millar de vecinos de Santo Domingo de Silos y descendientes de esta población burgalesa muestran hoy en la Fiesta de los Jefes "la otra cara" de este municipio universalmente conocido por su monasterio benedictino y los cantos gregorianos de sus monjes.

El alcalde, Emeterio Martín, ha recordado hoya Efe que "Silos es mucho más que su monasterio y también hay tradiciones muy arraigadas" como la Fiesta de los Jefes, que se recuperó hace once años pero que hunde sus raíces en la historia más antigua de la villa.

La fiesta se basa en una leyenda según la cual los vecinos evitaron el asedio de las tropas moras aparentando que el pueblo se quemaba, lo que hacía que el saqueo no fuera atractivo para las tropas invasoras.

Según la leyenda, las tropas sarracenas iban saqueando las poblaciones que encontraban a su paso y los vecinos de Silos, organizados por los Jefes, encendieron hogueras e hicieron sonar los cencerros del ganado para evitar el asedio, aparentando que el pueblo se estaba quemando.

En la actualidad, la fiesta recuerda a los que, según la tradición, fueron los principales artífices de esta estratagema y que fueron el Capitán, el Abanderado y el Cuchillón.

El Capitán es la máxima autoridad para organizar las hogueras y que los cencerros hagan todo el ruido posible, mientras que el Abanderado organiza a los niños y el Cuchillón a los mayores con antorchas.

La fiesta ha comenzado esta mañana con la recepción de los Jefes por el abad de Santo Domingo de Silos, Clemente Serna, y un pasacalle por la localidad acompañado por el tremolar de la bandera y el son de un tambor.

Ya por la tarde, se desarrollan "Las crestas", un espectáculo ecuestre que se ha sumado a esta celebración y se ha convertido en uno de los elementos más atractivos para los visitantes, aunque posiblemente fuera otra fiesta independiente en su momento.

"Jinetes a caballo galopan por la plaza y tienen que coger chorizos y morcillas que cuelgan de una cuerda. Después se hace una carrera a caballo por las calles del pueblo", ha detallado Martín.

A las ocho de la tarde se apaga el alumbrado público de Silos para que pueda apreciarse con mayor detalles el espectáculo que suponen las hogueras encendida en varios puntos de la localidad mientras los niños hacen sonar cencerros de animales.

La fiesta continúa mañana en un plano "mucho más recogido" con la celebración de "Las benditas ánimas", donde se recuerda a las personas fallecidas de la localidad, sobre todo con un acto religioso en la iglesia del cenobio benedictino.

Aunque la leyenda a que se refiere la fiesta se remonta a la época de la reconquista, la Fiesta de los Jefes desapareció por la despoblación en los años sesenta del pasado siglo, y cuando se recuperó en el año 2000 el único recuerdo que quedaba y las únicas imágenes eran de vecinos ataviados con vestidos de la Guerra de la Independencia, del siglo XIX.

"En la primera mitad del siglo XX, Santo Domingo de Silos tenía unos 700 habitantes y una escuela donde estudiaban 80 niños, mientras ahora, pese a la riqueza turística que implica la abadía benedictina, sólo hay unos 150 habitantes y muy pocos niños", ha explicado Emeterio Martín.

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