Typekit: las tipografías intentan hacerse un hueco en las páginas web

Uno de los grandes enemigos de la tipografía tradicional resultó ser la Web. Debido a la forma en que funcionan los navegadores de Internet y el lenguaje que describe las páginas, es difícil por no decir casi imposible hacer que una página web diseñada con ciertos tipos de letra se vea bien en todos los ordenadores de los usuarios. Cada persona puede tener instaladas unas tipografías distintas, usar un sistema operativo diferente, emplear diversos tamaños para visualizarlas… un infierno para el que sólo se encontraron soluciones temporales tales como sustituir unos tipos de letra por otros, utilizarlas como imágenes, en Flash o simplemente dejar de usar tipografías estilosas para concentrarse en las que todo el mundo tiene instaladas por omisión. Añádase a todo esto toda una serie de problemas relativos a los copyrights y licencias de las tipografías, que resulta otra auténtica pesadilla para usos fuera de los convencionales.

Typekit pretende resolver estas limitaciones desde una aproximación interesante. Aprovechándose de las características de los nuevos navegadores y el renovado HTML, Typekit permite incluir cualquier tipo de fuente en las páginas web. La tipografía se descarga completa la primera vez que se pide la página, y queda disponible para navegar por los contenidos del sitio web en cuestión. Una de las ventajas que ofrece es que el texto de esas páginas puede ser leído y encontrado por los buscadores como Google: no son imágenes, ni trozos de Flash incrustados. Quienes lo han probado aseguran que puede ser todo un avance para el mundo del diseño, pero también que todavía debería mejorar su rendimiento, que en ocasiones resulta lento.

Typekit funciona con los navegadores web modernos como Firefox y Chrome que admiten la etiqueta "e;@font-face"e; en las hojas de estilo CSS; también funciona en Explorer y Safari 3.4. La forma en que se comercializa es también interesante: las tipografías están alojadas en servidores de "e;la nube"e;, gestionadas por la empresa que ha desarrollado el sistema, y se descargan sobre la marcha. Los desarrolladores pueden probar todas las que quieran de forma gratuita y luego elegir con cuáles crearán sus páginas. A partir de unos 25 dólares al año pueden usar tipografías de lo más variadas en los sitios web que desarrollen, sin tener que preocuparse por pagar más licencias.