Edificios que se abren por la mitad, un poste eléctrico del revés o una fábrica con el mismo agujero en todas sus ventanas son algunas de las obras con las que ha hecho famoso su interés por lo viejo, lo roto o lo desplazado, por las heridas del paso del tiempo. Chinneck esculpe las ciudades como sueños, destilando un sentido del humor y un talante subversivo que cada día le gana más adeptos en todo el mundo.
La mayoría de sus instalaciones se encuentran en Londres. En uno de sus primeros trabajos usó 1.248 piezas de vidrio para crear 312 ventanas, rotas todas de manera idéntica, en la fachada de una fábrica abandonada. En otro creó la ilusión de que toda la fachada de la casa se había deslizado hacia el jardín, y en 2013 creó un edificio comercial que parecía construido al revés: la puerta en el tejado y la terraza en el pavimento.
Luego construyó un edificio que parece fracturado por la mitad como si un terremoto lo hubiera roto, y a continuación su trabajo más espectacular, una casa temporal de 7.500 ladrillos de cera de parafina que se derritieron lentamente con un sistema de calentamiento bajo el suelo.
Otras obras incluyen el nudo como construcción: un reloj gigantesco de madera, una serie de columnas, también de madera, donde solo una de ellas presenta el mismo nudo inmenso, y ahora una escoba. Una de sus últimas obras fue en la India, un proyecto industrial que también incluye un nudo, pero en acero.
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