Este queso se elabora con una mezcla de leche de cabra, vaca y oveja en Lanzarote. Es medianamente intenso, con recuerdos a frutos secos y buena persistencia.
Lo decía Salvador Dalí: “me gustaría ser de queso para comerme yo mismo”. El pintor, un apasionado incondicional del alimento que inspiró su onírico mundo de figuras fundidas, no sólo padecía antropofagia egocéntrica, sino que sabía disfrutar del queso en la mesa. Y, como todos, tenía sus preferencias.
Un queso especial, creado en 1990 por una quesería artesanal del Parque Natural de la Sierra de Espadán (Valencia) a partir de leche cruda.
Aunque varios expertos dejan entrever que Dalí era un mentiroso compulsivo, lo cierto es que la pasión del surrealista por los quesos está más que justificada. Este derivado lácteo, que los humanos consumimos desde hace al menos 5.000 años, es uno de los grandes tesoros gastronómicos de nuestro maltrecho planeta. No existen muchos alimentos que despierten la misma fascinación, ni otro con tal diversidad.
De leche de vaca, se produce en Caso, Sobrescobio y Piloña (Asturias) Tiene un sabor herbáceo, con un matiz animal.
Ahora bien, ¿cómo disfrutar de este objeto de culto sibarita en España, sentado a la mesa y atendido por un camarero (o mejor aún: por un 'maître fromagier')? Para descubrir cuáles son los templos del queso, basta con observar tres factores: la selección (no sólo debe ser amplia, sino que también debe incluir producción local y del resto del mundo, poniendo énfasis en pequeños productores comprometidos con la calidad), la presentación y el servicio (nada más tentador que una buena tabla, bien cortados, convenientemente explicados y acompañados por panes y vinos que estén a la altura) y, sobre todo, el afinado: cada queso debe ofrecerse en su perfecto estado de maduración.
Queso de cabra, de leche cruda, tradicional de la Sierra del Maestrazgo de Castellón y Teruel. Intenso y con regusto floral.
Federico OldenburgDe Normandía. Se fabrica con leche cruda de vaca y se le conoce como colonel porque posee cinco tiras (como un uniforme militar), que evitan que caiga durante la maduración.
Federico OldenburgProducido en la Provenza, a partir de leche de cabra. De pasta blanda, con sabor marcado y matices vegetales.
Federico OldenburgEn la capital, otro escenario de importancia para el queso es Viridiana, con una selección acorde a la gran cultura gastronómica del gran Abraham García.
Federico OldenburgEl primer establecimiento especializado en este producto, que abrió sus puertas en Madrid en 2011 para convertirse en un paraíso quesero. Con un diseño luminoso y vanguardista, permite degustar insitu una carta de más de 140 variedades, entre los que no faltan los grandes clásicos europeos ni las sorpresas de pequeños artesanos de todo el continente.
Federico OldenburgSantceloni heredó la pasión quesera de Santi Santamaría, y en el centro de su comedor luce una mesa de campo plegada con excelsas variedades de diverso origen. Un espectáculo para comer con los ojos.
Federico OldenburgPara probar quesos madrileños, hay que tener en cuenta Montia, que cada semana ofrece una selección de tres piezas procedentes de queserías artesanas de la región.
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