Tim Flach fotografía el alma humana de los animales

  • Tim Flach tiene que armarse de paciencia y disparar su cámara cientos y cientos de veces para captar ese gesto, esa mirada, postura o movimiento que hace que sus fotografías de animales sean tan especiales, admiradas y bellas, y, sobre todo, que los retratados parezcan tan humanos o más que muchos seres humanos.

Carlos Mínguez

Madrid, 28 oct.- Tim Flach tiene que armarse de paciencia y disparar su cámara cientos y cientos de veces para captar ese gesto, esa mirada, postura o movimiento que hace que sus fotografías de animales sean tan especiales, admiradas y bellas, y, sobre todo, que los retratados parezcan tan humanos o más que muchos seres humanos.

"Más que humanos" es precisamente el título del último libro de este londinense, de 54 años, en el que ha recopilado sus instantáneas más recientes, algunas de las cuales han viajado con él a Madrid para su primera exposición en España.

Flach, que tiene en su cartera de clientes a publicaciones tan prestigiosas como National Geographic, The New York Times Magazine o The Sunday Times, expone sus fotografías de animales, casi todas de gran formato, en una galería que acaba de abrir sus puertas en Madrid, Alternatiba, una iniciativa de la agencia de publicidad del mismo nombre que quiere con ello dar una oportunidad a artistas jóvenes que tienen dificultad para exponer su obra.

No es el caso del multipremiado en varios países Tim Flach, quien a través de la fotografía de animales, domésticos y salvajes, libres o en cautividad, está empeñado en hacernos ver "cómo los humanos moldeamos la naturaleza y como ésta nos moldea a nosotros".

El resultado es un universo fotográfico "un tanto irónico", reconoce en una entrevista con Efe, que él moldea "como si fuera un óleo, un cuadro". "Me divierte comprobar -dice- cómo muchas personas, cuando miran una de mis fotografías, se preguntan si lo que están viendo es real, natural, o un montaje".

Y es que cuesta trabajo creer que ese oso panda retratado por Tim Flach, una de las fotos expuestas, de mirada dulce y concentrada y que tiende una de sus patas hacia el espectador, está vivito y coleando en algún zoológico europeo, y no es un muñeco de peluche.

Un oso panda de mirada tan humana como humanos son los besos y abrazos que se prodiga la pareja de chimpancés retratados por Tim Flach, otra de las instantáneas que le han acompañado a Madrid. "Lo que más me interesa es encontrar en sus gestos (de los animales) aspectos humanos", afirma.

Tim Flach insiste una y otra vez que en su fotografía no "hay truco de ningún tipo". "Todo es real y el resultado de muchas horas de paciente trabajo" en su estudio, a donde lógicamente sólo puede llevar animales domésticos, en parques zoológicos e, incluso, en plena naturaleza.

Y en su hábitat natural, en una cueva de un país asiático, Tim Flach ha fotografiado a una pareja de murciélagos de mirada también muy humana, entre sorprendida y de admiración por no se sabe qué. "El único truco es que les he dado la vuelta, y en vez de aparecer colgados parece que están de pie", cuenta el fotógrafo británico.

"No es fácil ponerse delante de un animal y proyectar nuestros propios valores en ellos. Hay siempre una barrera de comprensión", continúa Flach, a quien mueve "exclusivamente" ayudar a quien contemple su obra a "que entienda que los animales, todos los animales, tienen algo de humanos, y sobre todo en su mirada".

Para que sea más fácil descubrir eso "que compartimos", el fotógrafo aisla al animal retratado de su entorno natural, de ahí que los fondos de sus fotografías sean neutros y, casi siempre, negros o en colores oscuros. "Ello contribuye -explica- a crear un sentido de proximidad con el animal. Mis fotografías son momentos fragmentados en el espacio y en el tiempo".

El resultado es una fotografía "hipermeticulosa" y, como a él le gusta decir, "bonita". "Me gusta -comenta- que la gente se sienta atraída por lo que tiene ante sus ojos".

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