La Laguna de Zóñar, una reserva protegida dispuesta a abrirse al público

  • Juan Velasco.

Juan Velasco.

Aguilar de la Frontera (Córdoba), 17 jun.- La Laguna de Zóñar es la única lámina de agua catalogada como lago en Andalucía, la única reserva natural de Córdoba y el espacio en el que se logró salvar al Pato Malvasía de la extinción hace más de 30 años, y que hoy se enfrenta a nuevos retos para el futuro.

El primero y principal, conseguir abrirse poco a poco al público de su entorno, que en las últimas décadas, a raíz de su catalogación como reserva natural, se ha visto privado de ciertos usos y se ha ido alejando de esta laguna, un entorno espectacular en plena campiña cordobesa, rodeada de un vasto paisaje de olivar, viñedos y cereal.

Fue el 25 de octubre de 1984 cuando Zóñar pasó a ser reserva natural, pero unos años antes, en 1977, ya pasó a formar parte de la historia medioambiental de la comunidad autónoma al convertirse en el refugio de los últimos 22 ejemplares de Pato Malvasía que quedaban vivos.

En este espacio, que aglutina las lagunas permanentes de Zóñar, Rincón y Amarga, junto a otras estacionales como Tíscar, Jarales y Salobral, se logró salvar a esta especie, que en la actualidad cuenta con más de 2.000 ejemplares, y que prácticamente está libre de la extinción, habiendo logrado extenderse a otras zonas de España.

Zóñar es, además, con sus trece metros profundidad, el único lago andaluz, aunque por su especial protección, no puede ser usado por los bañistas.

En este sentido, el jefe de servicio de Gestión del Medio Natural de la Delegación de Medio Ambiente de Córdoba, Rafael Arenas, recuerda a Efe que hace 30 años se vivió un "momento tenso" en la relación entre la laguna y la población que hasta entonces hacía uso de ella.

"La gente no comprendía la importancia de la conservación", señala Arenas, quien reconoce que el principal reto que afronta Zóñar es acercar la población a la laguna y a sus auténticos habitantes.

Entre ellos, varios tipos de especies buceadoras, como el pato malvasía, el perro moñudo y el porrón común, así como ánades de superficie, como el ánade azulón o real, zampullines o el somormujo lavanco, y también cormoranes en invierno y algunas poblaciones de flamencos y gaviotas.

Además, en el perímetro del lago es fácil toparse con jabalíes, zorros, conejos y también serpientes, lo que hace de Zóñar un ecosistema único en la campiña, y un paraíso para ornitólogos y amantes de la fauna y la flora, tanto por las especies que allí subsisten, como por las que aún corren riesgo y hallan refugio en este espacio, como es el caso de la cerceta pardilla.

Arenas explica que la laguna está preparada para recibir visitas, y se pretende que la ciudadanía sea un "aliado", ahora que existe verdadera conciencia de la importancia de la conservación.

De hecho, Zóñar cuenta con un centro de interpretación, senderos que recorren el entorno de laguna, y algunos observatorios desde donde observar las especies.

No obstante, tampoco es raro toparse con algún que otro ciudadano que se salta los límites y se adentra en zonas protegidas, algunos de ellos para realizar actividades prohibidas, como la caza, y sobre cuyo control se encargan los agentes medioambientales de la Junta de Andalucía.

Sobre este cuerpo, Arenas destaca que su labor es "primordial", aunque, como reconoce uno de ellos, Juan Manuel Sánchez, no siempre encuentran la comprensión de los vecinos.

Sánchez y el resto de agentes realizan un seguimiento de las especies y además controlan los efectos que sobre ellas pueden tener los cultivos agrícolas que hay alrededor, o la acción de los visitantes, que en alguna ocasión intentan acercarse a ver las aves.

Al igual que Arenas, este agente reconoce que Zóñar ahora vive un momento de "calma social" en sus relaciones con el entorno, que ya conoce perfectamente la normativa, y que, salvo excepciones, está sensibilizado con que la laguna poco a poco se está abriendo a usos de tipo público. EFE

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