Amazon premia con 5.000 dólares a la mejor autopublicación en Kindle

  • Celebra la quinta edición de su concurso literario, en el que los participantes deben publicar (y vender) su obra a un precio mínimo de 2,99 euros.
Fotografía del ebook Kindle Paperwhite de Amazon.
Fotografía del ebook Kindle Paperwhite de Amazon.
Amazon.

Probablemente, nunca se sabrá a ciencia cierta si Miguel de Cervantes murió con cuatro perras o con una modesta fortuna acumulada en sus últimos años de vida. Lo que sí está bastante claro en los círculos académicos es que el padre de toda la literatura de habla hispana jamás supo de tal paternidad, ni de la repercusión universal de su obra cuatro siglos después. Tal vez, el problema estribe en que en los siglos XVI y XVII ser escritor se reducía a poco más que a ser escriba y a que, en el mejor de los casos, los entremeses de turno sirvieran para agasajar al monarca de turno. La literatura no se leía o, acaso, no había prácticamente nadie capaz de leerla.

Por este motivo, el arte de escribir ha dejado a grandes autores universales prácticamente en el anonimato hasta después de su muerte: Franz Kafka, Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft, John Kennedy Toole, Roberto Bolaño, Emily Dickinson... La lista es amplísima y de la cual se deduce que la definición de lo artístico no siempre tiene que ver con lo comercial. Sin embargo, el Premio Literario Amazon, que este año celebra su quinta edición, se basa precisamente en la capacidad de difusión de las obras autopublicadas en Kindle para otorgar con 5.000 dólares (algo más de 4.300 euros, al cambio actual), a la mejor creación en castellano.

Carlos Liévano, responsable de KDP (Kindle Direct Publishing) en español y la persona que está al cargo del certamen, explica que “a lo largo de las primeras cuatro ediciones, hemos superado las 4.500 obras que se han presentado. Parte de la intención del premio es fomentar tanto la escritura como la lectura de las diferentes obras que se presentan cada año dentro de Amazon. Básicamente, estamos abiertos a obras de cualquier género y esto es algo que permite toda esa diversidad que se puede ver entre los usuarios del servicio. De esta manera, lo que buscamos es darle a los autores una visibilidad adicional”.

En este sentido, se premia a las obras con mayor “viabilidad comercial”, tal y como se define en las bases del concurso. “Lo que significa es que estamos mirando las obras que tienen resonancia con la audiencia. Si uno mira a lo largo de la historia de la literatura, esas son las obras que finalmente perduran, las obras que tienen ese tipo de resonancia con la cultura y con la población que está viviendo en ese momento”, señala Liévano. Un concepto que aparentemente excluye precisamente a esos autores que se presentan a un premio literario tradicional sólo con su obra inédita, sin perspectivas comerciales más allá de las que les proporcione el galardón.

“En una primera etapa, lo que hacemos es definir a los finalistas en base a esos criterios que hemos llamado 'viabilidad comercial'”, explica Liévano. “Muchos autores se pueden imaginar que [la viabilidad comercial] significa que son sólo ventas y, en realidad, es una mezcla de indicadores cuantitativos y cualitativos que consideramos, y que no definimos muy estrictamente precisamente para que no se cree una competencia simplemente de números o de tratar de llegar a ciertas estadísticas, sino que el autor se vuelque en darle la mejor visibilidad que pueda a su obra”.

La decisión de la audiencia

Aunque Liévano no define esos indicadores, sí puntualiza que la primera criba de las obras que participan en el concurso “tiene que ver con lo que se lee o con lo que se vende”. “Lo bueno que tiene la publicación directa es que no es una persona la que está definiendo qué es culturalmente valioso, sino que es la audiencia” quien lo define. Y es ese público el que escoge obras diversas en forma y fondo, algo que permite que haya “una gran diversidad de obras y géneros en la fase final del premio”.

Así, “después de esta primera etapa, pasamos a otra etapa [final] en la que tenemos un jurado externo, en su mayoría, que es el que hace la evaluación de la obra en base a tres criterios: originalidad, creatividad y calidad de la escritura”, apunta. Es decir, que en este punto Amazon sí premia a las obras por su valor artístico y no sólo por su viabilidad comercial.

El precio mínimo de venta es de 2,99 euros en territorio europeo, de 2,99 dólares en EEUU o de 34,99 pesos mexicanos (aproximadamente 1,80 euros) en Latinoamérica. Según, Liévano, se trata de equiparar las condiciones de todos los participantes en el concurso fijando un precio mínimo superior al requerido en la web para vender cualquier obra (de 0,99 euros). Es cierto que Amazon ofrece la posibilidad de promocionar la obra a coste cero durante cinco días, pero aunque “los autores están en libertad de hacerlo, lo que buscamos es que al participar en el premio literario las obras tengan un precio equiparable entre sí. Buscamos que no haya un precio demasiado bajo que lleve a que la métrica se sesgue”.

“El límite del precio está asociado a la posibilidad de optar a las regalías [la participación de un autor en los ingresos de una edición] del 70%. Estableciendo ese límite lo que estamos haciendo es que la mayor parte del ingreso permanece con el autor. Por eso, hay autores que prefieren [fuera del concurso] ese nivel; por debajo de ese nivel, la opción de regalías es del 35%”. Es este punto el que define el carácter promocional del concurso: por un lado, permite a los autores que obtengan beneficios simplemente por participar y vender sus obras; por otro, Amazon se lleva ese 30% restante.

Kindle
Por un precio mínimo de venta de 2,99 euros, puedes participar hasta el 31 de agosto / Pixabay

Cristian Perfumo, autor indie autopublicado en KDP y ganador de la pasada edición del Premio Literario Amazon, explica que “por un lado, el concurso de Amazon te requiere publicar el libro para participar, mientras que en un premio tradicional se envía el manuscrito [inédito]. En el concurso de Amazon estás viendo, antes de conocer el veredicto, la reacción de los lectores de los diferentes libros. Aunque eso no garantiza nada, es muy interesante”.

Participar en el concurso “te da visibilidad y, evidentemente, con cada lector que compra el libro, el autor va generando ingresos”. Algo que sucede con cualquier autopublicación de éxito -independientemente de que participe o no en el concurso-. “Estando las listas de los más vendidos ya se puede ganar un dinero digno”, apunta Perfumo, quien ofrece un cálculo estimativo: teniendo alguna obra entre las 50 más vendidas de alguna categoría, “se puede hablar de unas 10 ventas al día”. Suponiendo que, aproximadamente el autor perciba dos euros netos de una venta a 2,99, según el ganador del año pasado, nos situaríamos “en unos 600 euros al mes”.

No se trata de una cifra cerrada, ni siquiera de su propia experiencia, pero sí evidencia dos aspectos importantes: por un lado, que Amazon hace un negocio tremendo -en el supuesto descrito se embolsaría unos 300 euros por cada obra de este tipo-; por otro, que “aunque es muy difícil llegar a esas cifras” y que se suele tratar de autores profesionales “con un proceso de edición serio detrás”, quien lo consigue puede empezar a plantearse vivir de ello.

Según Liévano, “en algunos casos tienen un proceso de edición, no siempre es autoeditado. Hay algunas pequeñas editoriales que están participando”. Los autores, además, “también tienen correctores, dependiendo del modelo de revisión que tiene cada uno de ellos”. Un negocio paralelo que Amazon posibilita al dar visibilidad a este tipo de autores más “profesionales”, en palabras de Liévano, pero del que no participa activamente: son los autores y los editores quienes, al margen de la plataforma, establecen una relación comercial tanto para editar un texto como para llegar a publicarlo a través de una editorial.

Es el caso de Perfumo, quien reconoce que a raíz del premio de 2017 ha pasado a dedicarse en exclusiva a la literatura. “Me dio mucha visibilidad en Argentina, pero también en España, donde tengo más o menos la mitad de mis lectores. A raíz de la exposición a los medios, se abrieron puertas que antes no tenía. Me han contactado de diferentes ámbitos: gente para hacer audiolibros, me han contactado hasta de una productora de cine […]. Esas cosas no las habría conseguido sin el premio”. Antes de ganar el concurso, Perfumo asegura que se empezaba a plantear dedicarse en exclusiva a escribir, a pesar de las dudas que le despertaba el incierto mundo editorial: “Estaba muy en el límite, pensando 'como tenga un par de meses malos'...”. Sin embargo, tal y como relata, “ya tenía una base de lectores, pero el premio me dio el empujón final que necesitaba para poder dar ese salto”.

Sin embargo, uno de los aspectos más polémicos es que no todo el mundo puede participar en el concurso. Las bases establecen textualmente que “el participante no puede tener la nacionalidad de ninguno de los siguientes países, ni disponer de residencia legal permanente en ninguno de ellos: Cuba, Irán, Corea del Norte, Sudán, Siria o la Región de Crimea”. Una restricción de acceso que debería cambiarse en el futuro, según Liévano: “Obviamente, tenemos que buscar mecanismos para que estas obras en su momento lleguen a la audiencia, pero en este momento, siendo una empresa que está basada en EEUU, es un tema legal que escapa a nuestro control”. Perfumo, por su parte, admite que “por un lado, si yo fuera un ciudadano cubano y no pudiera participar, evidentemente me entristecería; por otro lado, desconozco las leyes que puedan existir que le impidan a Amazon incluir a gente de estos países”. En cualquier caso, si reúnes todos los requisitos, el plazo para publicar las obras expira el próximo 31 de agosto.

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