Facebook en la encrucijada: ¿puede la red social servir para algo positivo?

  • Zuckeberg se ha propuesto “arreglar” la red social, para que no resulte tan adictiva ni difunda informaciones falsas. Pero su compromiso genera dudas
El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg / Alessio Jacona
El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg / Alessio Jacona
El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg / Alessio Jacona
El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg / Alessio Jacona

Desde 2009, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, comparte en su red social un propósito de año nuevo. Otros años este versaba sobre asuntos más o menos intrascendentes para sus 101 millones de seguidores –como visitar todos los estados de EEUU, leer 25 libros o aprender chino– pero este año se ha propuesto “arreglar” la red social.

“El mundo se siente ansioso y dividido, y Facebook tiene mucho trabajo por hacer, ya sea para proteger a nuestra comunidad de los abusos y el odio, defendernos de las interferencias de los estados-nación o asegurarnos de que el tiempo que se pasa en Facebook sea tiempo bien empleado”, apunta Zuckerberg.

El fundador de Facebook sabe bien que este puede ser un año clave para la red social. Una creciente lista de inversores y exdirectivos de la compañía –entre otros uno de sus cofundadores, Sean Parker– han admitido públicamente que Facebook es psicológicamente adictivo y perjudicial para la democracia.

Agoreros hay en todas partes –y sabe Dios qué intereses puede tener uno u otro millonario de Silicon Valley al criticar la red social– pero lo cierto es que los peligros inherentes a Facebook han sido advertidos por numerosas publicaciones científicas. Y en la red social son muy conscientes de ello.

Como explica Christopher Mims en The Wall Strett Journal, en diciembre un grupo de investigadores de Facebook examinó la literatura científica y su propio trabajo y reconoció públicamente que, si bien la comunicación directa entre individuos y grupos pequeños en la red social pueden tener efectos positivos, el simple “cotilleo” de las actualizaciones de estado de otros hace que las personas se sientan infelices.

Un estudio de la Universidad de California en San Diego y Yale demostró además que las personas que más enganchadas están a Facebook (las que “pinchan” cuatro veces más links que la media o conceden el doble de “me gusta”) tienen peores indicadores de salud mental.

Como el propio equipo de Facebook reconoce, los investigadores tienen la hipótesis de que estar tan enterado de la vida de los demás genera comparaciones sociales negativas, más perniciosas que las que se da en el mundo real, pues la vida de los otros que se observa en Facebook parece de color de rosas: todo el mundo se lo pasa genial, tiene muchas vacaciones y es súper querido. Los estudios apuntan, además, que las personas más enganchadas a las redes sociales podrían estar perdiendo contacto social real.

¿Estamos enganchados a Facebook? / Pixabay
¿Estamos enganchados a Facebook? / Pixabay

¿Quién es responsable de las noticias falsas?

Cierto es que en los últimos meses Facebook se ha comprometido a reforzar la seguridad del sitio. La red social tiene ya trabajando a 7.500 moderadores y planea contar con 20.000 personas revisando contenido y reforzando la seguridad del sitio para finales de 2018.

Facebook está haciendo también campaña para acabar con las noticias falsas que pululaban sin control por la red, después de que se haya confirmado que diversas organizaciones respaldadas por Rusia usaron su plataforma para influir en la campaña presidencial de EEUU en 2016, que convirtió a Donald Trump en presidente.

La red social ya ha tomado medidas a este respecto, alterando la forma en que se eligen las publicaciones que los usuarios ven en la red social. Con el objetivo de combatir las informaciones poco fiables y el contenido de fácil consumo, desde el mes pasado Facebook prima las publicaciones de los amigos frente a las noticias de los medios.

Esto, según los responsables de la red social, “proporciona más oportunidades para interacciones significativas y reduce el consumo pasivo de contenido de baja calidad, incluso aunque disminuyan algunas de nuestras métricas de engagement en el corto plazo”.

Pero, de nuevo, Facebook se exime de la responsabilidad de seleccionar qué contenido es adecuado o no, algo que fía a un algoritmo, y lo hace después de haber absorbido buena parte del tráfico de las empresas que realmente generan contenido: los medios de comunicación.

Como explicaba Thomas Friedman en The New York Times, en relación al escándalo de las fake news generadas por Rusia: “Una de las razones por las que Facebook tardó en responder fue porque su modelo de negocio consistía en absorber a todos los lectores de los principales periódicos y revistas y a sus anunciantes, pero a la menor cantidad de editores posible. Un editor es un ser humano al que tienes que pagar para darle un juicio editorial al contenido de tu sitio web, para asegurarte de que la información sea precisa y corregirla si no es así. Las redes sociales prefirieron usar algoritmos en su lugar, pero estos son fáciles de engañar”.

Las redes sociales pueden resultar adictivas / Pixabay
Las redes sociales pueden resultar adictivas / Pixabay

En misa y repicando

Es evidente que Facebook debe solucionar un problema que el mismo ha generado: utilizando la inteligencia artificial más sofisticada conocida por la humanidad para engancharnos a su publicidad y los contenidos de fácil consumo –el dichoso clickbait al que los medios han tenido que adaptarse para sobrevivir–.

El hecho de que sea el propio Zuckerberg el que reconozca que su red social puede ser peligrosa es digno de alabanza, pero ¿va en serio con los cambios prometidos? ¿Va a ser justo con las personas y empresas que realmente generan contenidos?

Como parte de las novedades en la red social, Zuckerberg ha cambiado la misión de Facebook. Del “dar a la gente el poder de compartir y hacer al mundo más abierto y conectado” ha pasado a “dar a la gente el poder de construir comunidad y acercar el mundo”.

Como apunta Christopher Mims, la paradoja a la que Zuckerberg debe enfrentarse es que el mismo medio con el que pretende “acercar el mundo” parece ser perjudicial para los humanos cuyo desarrollo asegura seriamente promover. Y quizás la única forma de que no lo sea pasa por que sea menos adictivo y, por tanto, más selectivo en sus contenidos.

Solo en los primeros nueve meses de 2017, el algoritmo que seleccionaba las “noticias” que ven los usuarios ayudó a aumentar los ingresos en un 47%. ¿Se lograrán estas cifras tras el cambio de criterio? Y, lo que es más importante, si se reduce el engangement ¿se mantendrá está política?

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