Por qué gastamos 80 millones al año en comida sin gluten si solo el 1% es celíaco

  • Un informe de Nielsen señala el aumento del consumo de productos necesarios para una pequeña parte de la población, pero que ahora son tendencia.
La introducción retardada de gluten no parece prevenir la celiaquía
La introducción retardada de gluten no parece prevenir la celiaquía

Miguel tiene 29 años y es celíaco. Lleva años consumiendo productos sin gluten y, recientemente, ha probado la cerveza por primera vez gracias a la creciente oferta de este tipo de productos. Como él, unas 400.000 personas en España (aproximadamente el 1%) padecen celiaquía, una enfermedad crónica pero fácil de sobrellevar, ya que basta con evitar el gluten. Pero, en los últimos años, muchas personas que no sufren esta patología se han sumado al carro y consumen productos sin gluten porque los asocian (erróneamente) a una dieta sana; un mercado al alza que, solo en 2018, movió 80 millones de euros.

"Es evidente que mucha gente se ha sumado a la moda de la dieta sin gluten sin que tengan nutricionalmente ninguna necesidad de seguirla. Eso no quita para que nosotros, los que realmente estemos diagnosticados, necesitamos que esos productos básicos existan y sean mucho más baratos", resume Miguel. En ese sentido, la proliferación de productos sin gluten (gracias, en buena parte, a la pionera Mercadona) en los últimos años puede llegar a beneficiar a los celíacos, que pueden aprovecharse de que una mayor producción favorezca una rebaja de precios y una mayor variedad de productos.

El mercado de los productos sin gluten ha crecido en 2018 un 13% respecto al año anterior, según el reciente informe 'Sin gluten, de necesidad a tendencia' elaborado por el reconocido analista de mercados Nielsen. Y es que, si bien la incidencia de la enfermedad celíaca afecta a un 1% de la población, los productos sin gluten están presentes tanto en hogares con celíacos como en aquellos sin esta necesidad médica. Esto se debe a una mayor preocupación por la salud, lo que hace que se consuma más, especialmente en hogares jóvenes y con hijos, a pesar de que hasta la fecha no existe ninguna evidencia de que mejore la salud, al margen de la de los celíacos.

Por otro lado, echando un vistazo a la cesta de la compra sin gluten se puede observar cómo los artículos de panadería son los más habituales, ya que son responsables de cerca del 40% del gasto. Le siguen las galletas, con el 21%, y las pastas alimenticias, con el 15% sobre el total. Otros productos muy demandados son los cereales y la bollería, con el 13% y el 11% del gasto en productos específicos sin gluten, respectivamente. El resto, suelen ser artículos que no contienen gluten (aunque en los últimos tiempos se los haya empezado a etiquetar como tal) o productos más selectos, como la citada cerveza.

¿Un producto Premium?

En este sentido, una de las claves que diferencia la cesta sin gluten de la compra de la convencional está en su sustancial diferencia de precio, mucho mayor en la primera y que convierte a muchos de estos productos en Premium. Por ejemplo, en la categoría de galletas, el precio medio por kilo es un 122% más caro que el convencional. Lo mismo sucede con las pastas alimenticias, un 114% más caras. Es, además, un nicho de mercado especialmente explorado por las marcas de fabricante, pues a éstas pertenece el 76% de las ventas sin gluten, frente al 24% de la marca del distribuidor; cuando en el total de gran consumo la diferencia es más estrecha, 61% frente a 39%.

Según la experta en consumidor de Nielsen, Judith Cadierno, "el aumento en el diagnóstico de la enfermedad, no solo en niños, sino también en adultos, así como una creciente concienciación por parte de los fabricantes, hace que los productos sin gluten estén cada vez más en los hogares, incluso aunque la enfermedad celíaca no esté presente. Es un fenómeno que vemos en otras categorías, como la leche, donde muchos consumidores se han pasado a las bebidas vegetales, en algunos casos por prescripción médica por intolerancia a la lactosa, pero otros lo quitan de su dieta por decisión propia sin existir ningún problema de salud diagnosticado".

El problema es que este cambio de dieta no mejora la salud de una persona que no padezca celiaquía u otras enfermedades asociadas al gluten (como la dermatitis herpetiforme o el trastorno neurológico de ataxia por gluten, según la Sociedad Americana contra el Cáncer). De hecho, el mayor estudio realizado hasta la fecha revelaba hace poco que las más de 100.000 personas que participaron no vieron mejorada su salud cardiovascular durante los 25 años que duró la investigación. Es más, una dieta prolongada libre de gluten parece que podría perjudicar al corazón.

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