Aerogeneradores como alternativa al petróleo de Sargentes de la Lora (Burgos)

  • Valladolid, 28 mar (EFE).- En los últimos tiempos, los pocos habitantes del municipio burgalés de Sargentes de la Lora han visto cómo a la explotación de petróleo que les hizo famosos en toda España en la década de 1960, le ha surgido un compañero de paisaje que hoy domina los montes del páramo desde lo alto: los aerogeneradores.

Valladolid, 28 mar (EFE).- En los últimos tiempos, los pocos habitantes del municipio burgalés de Sargentes de la Lora han visto cómo a la explotación de petróleo que les hizo famosos en toda España en la década de 1960, le ha surgido un compañero de paisaje que hoy domina los montes del páramo desde lo alto: los aerogeneradores.

En 2009, se cumplen 45 años desde que se descubriera que bajo el calizo terreno de la comarca burgalesa de Páramos, y en concreto en la localidad de Valdeajos, hoy dependiente del ayuntamiento de Sargentes de la Lora, se escondía el tan preciado oro negro, un petróleo que en su día avivó erróneamente la esperanza de que España podría ser energéticamente autosuficiente.

El alcalde de Sargentes, Leoncio Ruiz, explica a EFE que aquel 6 de junio de 1964, cuando llegó al pueblo ya por la tarde, escuchó cómo repicaban las campanas de la iglesia del pueblo, algo que le extrañó hasta tal punto que irónicamente exclamó: "habrán encontrado petróleo".

Lo que en principio fue una suposición resultó ser real, pues la primera prospección que realizaron en Valdeajos arrojó un resultado de 6.000 litros de petróleo que salieron a presión e inundaron parte del terreno.

A partir de ahí, la tranquilidad habitual del pueblo dejó paso a una vorágine de "extranjeros", que acudían desde diversos puntos del planeta para realizar perforaciones o controlar la producción de la planta petrolífera.

Uno de los momentos que recuerdan los habitantes del pueblo es cuando el hoy rey Juan Carlos, todavía príncipe, acudió al pueblo para interesarse por los rumbos que tomaba la explotación, aunque dio la casualidad que ese día no salió petróleo del campo donde le llevaron.

Quizá ese episodio fuera un presagio de lo que posteriormente descubrirían, pues aunque el Gobierno de España de la época vendió este yacimiento como una solución a los problemas energéticos del país, al final deparó unos resultados muy pobres, con un petróleo escaso y con un alto nivel de arsénico, "que es malo para las máquinas y cuesta mucho depurarlo".

Una de las primeras en darse cuenta del fracaso fue Amospain, empresa dependiente de la estadounidense Chevron que explotaba al 50% el yacimiento junto con la española CAMPSA, y que vendió la explotación y despidió a sus trabajadores.

Desde entonces, explica Ruiz, la decadencia del yacimiento es un hecho, algo que se comprobó pronto en Sargentes, donde ya no aparecían tantos foráneos para visitar el yacimiento. Hoy, de los cinco bares que hubo sólo queda uno, abierto a posteriori, y que con el nombre "El oro negro" da cuenta del pasado reciente de la zona.

En la actualidad, y tras varios cambios de manos en los últimos años, la compañía británica Leni Gas & Oil es la encargada del campo de petróleo, de donde saca aproximadamente 130 barriles de 159 litros diarios, según detalla el director de operaciones de la explotación, Ernesto Pozas.

El fuel que se saca de Sargentes de la Lora sirve para calentar las calderas de una fábrica de vidrio burgalesa, donde va a parar el único camión cisterna que sale cada día de la explotación petrolífera

Para ello, ha de recorrer la curvilínea comarcal B-V 6.222, por la que antes discurría un oleoducto que transportaba el crudo hasta Quintanilla de la Escalada, municipio de la comarca situado en la parte inferior del valle.

La energía eólica, en esta zona ventosa a 1.000 metros de altitud, puede suponer un remedio para la complicada situación económica que padece la zona, reconoce Ruiz.

Ayoluengo, una de localidades del entorno, también perteneciente a Sargentes, ya ha situado en lo alto del monte casi una docena de aerogeneradores, que transportan la fuerza eólica hasta la estación de energía de Aguilar de Campoo, en Palencia.

Ruiz espera que esta fuente de energía sea un "boom" en el futuro, como lo fue en su día el petróleo para el pueblo, y confía en que "uno de los elementos que hace aquí tan duros los inviernos sirva para que resurja la zona".

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