Debate en el mercado

¿Hay ahora motivos para apostar por la rotación hacia Europa para invertir?

Los primeros compases de 2022 están marcados por la inflación alcista y la consiguiente subida de los tipos de interés que prepara la Reserva Federal de EEUU. 

El toro, símbolo alcista, a las puertas de la Bolsa de Fráncfort.
El toro, símbolo alcista, a las puertas de la Bolsa de Fráncfort.
Mario / Flickr

La rotación de Estados Unidos a Europa es un debate que no ha pasado de moda desde hace casi ya una década. Sin embargo, con la subida de tipos telegrafiada por parte de la Fed y con los ajustes monetarios, y la recuperación que se vislumbra en el viejo continente, impulsada aún más si cabe por la llegada de los fondos Next Generation, vuelven a poner en el centro de la escena el dilema de si la UE tiene más recorrido en los mercados que el país norteamericano.

Por lo pronto, parece que los primeros compases de 2022 están marcados por la inflación alcista y, como no podía ser de otra manera, la consiguiente subida de los tipos de interés. Este aumento de los datos de inflación, que comenzamos a ver durante 2021, se debe a una combinación de factores.

Según Laurent Denize, Global Cio de Oddo BHF, en primer lugar, al cambio en “los hábitos de consumo a raíz de los confinamientos”; pero también a los “problemas de las cadenas de suministro globales” y a ciertas “estructuras oligopolísticas en varios mercados”. Además, mientras que la demanda ha registrado una recuperación en forma de «V», la oferta se ha recuperado en forma de «U». A la larga, la oferta se ajustará a la demanda y la inflación volverá a disminuir.

“Pero hasta que eso suceda, a los bancos centrales les corresponde poner en marcha la normalización de la política monetaria sin poner en peligro la continua recuperación económica, por lo que falta por ver si pueden hacerlo sin problemas”, cuenta Denize. Sea como fuere los expertos apuntan a que los mercados de capitales tendrán que vivir “con las subidas de los tipos de interés”. Esta vez, será la macroeconomía la que tenga que sostener a los mercados financieros.

Sin duda, el crecimiento del PIB no alcanzará los niveles de 2021, que se vio marcado por la rápida recuperación tras el impacto del coronavirus del año anterior, tal y como suscriben desde muchas firmas y gestoras de fondos de inversión. “La ralentización del crecimiento cabe esperarse en mercados desarrollados como Estados Unidos”, aseguran desde JPMorgan.

Sin embargo, debería ser superior a su potencial, sobre todo en Europa, que sigue a la zaga debido a la prolongación de las restricciones. “La dinámica de beneficios también debería verse beneficiada, lo que a su vez debería favorecer a la renta variable”, dice Denize. En este sentido, la Fed será probablemente el primer banco central en normalizar su política monetaria, lo que podría afectar a las acciones estadounidenses, al menos temporalmente.

Yendo de compras en el mercado europeo

El gestor de Oddo BHF ve incluso más motivos para aumentar la exposición a Europa. “Las acciones europeas están ahora sumamente infravaloradas con respecto a las estadounidenses”, apunta. Además, los valores industriales, que están sobrerrepresentados en los índices europeos, deberían beneficiarse del aumento del gasto en bienes de equipo y también considera que China tiene atractivo a medio plazo, aunque el endurecimiento de la normativa para las plataformas de Internet y el sector inmobiliario probablemente siga pesando a corto plazo.

El equipo de Jefferies lanzaba en una nota una tesis que se asemejaba: “Europa es la potencia dormida desde hace mucho tiempo y le toca despertar para despegar en base a las oportunidades que genera la sostenibilidad”. La señal para volver a invertir podrían ser medidas de estímulo del gobierno y una moderación de la política del banco central chino. Así pues, la atención debería centrarse en las acciones cotizadas en China y en los sectores que cuentan con el respaldo del Estado, como la movilidad eléctrica.

Asimismo, Denize expone que el aumento de los rendimientos “debería favorecer a las acciones value y los sectores cíclicos”, mientras que perjudicaría a “los valores tecnológicos”. “En general, somos positivos con los sectores que vayan a beneficiarse de la inversión pública o privada, la transición energética y la transformación digital como, por ejemplo, los del automóvil y la construcción”. concreta.

Los bancos también siguen ofreciendo oportunidades, dada la subida de los tipos de interés y la transformación de sus modelos de negocio. Para los inversores, ahonda Denize, también es hora de prepararse para la transición sostenible, en la que temas como la energía limpia, la eficiencia energética o la movilidad sostenible registrarán tasas de crecimiento anual compuesto de dos dígitos en los próximos años.

Por otro lado, en la parte de la renta fija, muchos expertos hablan de que pudiera esperarse un pronunciamiento de la curva de tipos. “El aumento de los rendimientos de la deuda pública provocará importantes pérdidas de capital en las carteras de larga duración”, concreta Denize. “Sin embargo, la combinación de un crecimiento económico superior a la media y la continuación de la política monetaria flexible en Europa seguirán sosteniendo el mercado de bonos high yield en 2022”, añade.

La mayor volatilidad y la lenta retirada del apoyo de los bancos centrales a los mercados de capitales indican que la gestión activa será clave en 2022. Los gestores activos tendrán que apostar por empresas con suficiente capacidad de fijación de precios para repercutir la inflación de costes en sus precios o cuya deuda sea lo bastante sostenible incluso en un periodo de subida de los tipos de interés. “Por el contrario, las estrategias pasivas que reproducen el mercado en su conjunto, lo tendrán más difícil”, termina Denize.

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