MSF denuncia que el este de Alepo "está siendo devastada ante nuestros ojos" sin que nadie lo detenga

EUROPA PRESS

El este de la ciudad siria de Alepo está siendo devastado con el mundo entero como testigo pero "nadie hace nada para detenerlo", ha denunciado el coordinador general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el norte de Siria, Carlos Francisco, lamentando la pérdida de capacidad de ayuda de la ONG para los 250.000 atrapados.

"Han sido abandonados por el mundo, el mundo entero es testigo de cómo la ciudad es destruida, pero nadie hace nada para detenerlo", ha lamentado Francisco en una entrevista concedida a Europa Press. "Ese es el sentimiento compartido por los 35 médicos que quedan en el este de Alepo", ha precisado.

Francisco, que coordina los programas de MSF en Siria desde enero de 2015, ha sido testigo del deterioro de la guerra en el país, especialmente en las tres últimas semanas en el este de Alepo, donde una ofensiva del Ejército sirio con apoyo de la aviación rusa sobre la parte de la ciudad controlada por los rebeldes ha dejado cientos de muertos.

"Cerca de 250.000 personas están cercadas, sin posibilidad de escapar ni de recibir ayuda alguna", ha subrayado el responsable de MSF, explicando que "primero tomaron las zonas periféricas de la ciudad, luego fue el turno de las carreteras que llevan a la ciudad, posteriormente bombardearon hospitales, sistemas de provisión de agua, barrios residenciales, equipos de rescate..."

"Estamos hablando de una ciudad exhausta tras cinco años de guerra que no ha recibido ayuda desde julio cuando se inició el asedio; una ciudad que está siendo devastada ante nuestros ojos", ha denunciado desde Gaziantep, una localidad en el sur de Turquía desde donde su equipo está en contacto regular con los ocho hospitales que MSF apoya en la zona oriental de Alepo.

"Antes de que comenzara el asedio, enviábamos suministros cada tres meses", ha explicado Francisco, "pero esos envíos no cubrían sus masivas necesidades, ni siquiera con la ayuda de otras asociaciones que también les apoyan".

Según Francisco, cada vez que los hospitales sufren un ataque --en los últimos cuatro meses ha habido 23 bombardeos contra ellos-- se ponen en contacto con ellos "para conocer la magnitud de los daños y cómo podemos ayudarles".

LOS HOSPITALES NECESITAN DE TODO

"En estos momentos, necesitan de todo. Nos dicen: 'enviad lo que tengáis, gasas estériles o no estériles, lo que sea, aceptamos lo que sea, necesitamos lo que tengáis'. Pero en las actuales circunstancias, nos encontramos sin posibilidad de ayudarles", ha señalado el coordinador de MSF.

A muchos de los médicos del este de Alepo el cerco sobre la ciudad que se produjo poco después del fin del Ramadán en julio les pilló en Turquía con sus familias, por lo que no han podido regresar, algo que "les resulta muy duro porque no pueden volver para ayudar", ha indicado Francisco.

"Se sienten frustrados e impotentes. Muchos médicos, dada su posición económica, podrían haber huido de la guerra hace mucho tiempo y asentarse en Turquía o Europa, pero eligieron no hacerlo, se quedaron", ha relatado, aclarando que "su nivel de compromiso, con la gente, con su trabajo, con sus hospitales, con Alepo, es admirable, y mucho más teniendo en cuenta que tanto ellos y como sus familias se enfrentan a la muerte cada día".

Los 35 médicos del este de Alepo, incluyendo siete cirujanos, hacen tantos turnos en los ocho hospitales que permanecen operativos como les es posible, plenamente conscientes de que su profesión es una de las más vitales.

"Los médicos que no pueden regresar a Alepo, nuestro propio personal aquí, todos hablan del personal sanitario allí y de la población de Alepo en general con el mismo dolor", ha asegurado Francisco. "Dicen: ellos sufren allí; nosotros lloramos aquí", ha agregado.

Además, de los ocho hospitales en este de Alepo que apoya, MSF gestiona seis estructuras médicas en el norte de Siria y asiste a más de 150 centros de salud y hospitales del país, muchos de ellos, en zonas asediadas.

Los equipos de MSF no han podido entrar en Alepo ni visitar los hospitales que apoya desde hace más de un año. "Lo que es evidente es que hemos perdido una capacidad de ayudar de manera importante", se ha lamentado Francisco.

La ONG no ha recibido permiso para trabajar en las zonas controladas por el Gobierno desde el principio de la guerra, pero sí ha podido operar en las áreas que controla la oposición, incluyendo las áreas rurales del norte y el este de Alepo; en Maskan, entre Alepo y la frontera turca, y en Al Salama, donde gestiona directamente un hospital de asistencia primaria y secundaria.

AYUDA A DESPLAZADOS

MSF también ha estado prestando asistencia a la población desplazada. Cerca de 100.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas y aldeas tras sendas ofensivas del Estado Islámico hacia el oeste, y de las fuerzas del Gobierno hacia el norte, en Azaz.

Desde que el Ejército sirio tomó Maskan y el hospital fue dañado por la artillería, el área de respuesta de MSF se ha visto más limitada. "La población de Maskan también se vio forzada a desplazarse y perdimos acceso", ha indicado.

"Es difícil saber cuántos desplazados se han generado. Algunos fueron hacia la zona de Idlib, con campos de desplazados más asentados, pero muchos otros están, simplemente, viviendo en los campos de cultivo, durmiendo bajo los árboles".

Pero en el caso de los habitantes del este de Alepo, ha subrayado Francisco, ni siquiera pueden convertirse en desplazados ya que están atrapados y se enfrentan a todo tipo de armamento mortal.

Francisco ha dicho que la organización es consciente de que los rebeldes también llevan a cabo ataques contra la parte occidental de la ciudad, controlada por el Gobierno de Bashar al Assad, "pero la capacidad de destrucción es tan diferente que no resulta comparable".

Así las cosas, ha hecho un llamamiento a poner fin a la campaña aérea de bombardeos indiscriminados en Alepo este, para que heridos y enfermos puedan ser evacuados, para que la ayuda humanitaria pueda llegar a la ciudad y para que se respete el derecho de los civiles que huyen de zonas en crisis en un conflicto a ser acogidos.

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