Arte por la paz en Guatemala

  • Una generación de jóvenes artistas guatemaltecos quieren que se reconozca su trabajo como un renacer de la sociedad. Guatemala es uno de los países con mayores índices de violencia. El arte puede ser la salida, los creadores quieren su oportunidad.
Arte por la paz en Guatemala.
Arte por la paz en Guatemala.
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Myles Estey, Ciudad de Guatemala (Guatemala) | GlobalPost

Mientras el tráfico de Ciudad de Guatemala por la mañana retumba por debajo de la ventana de su estudio, Jorge de León señala bocetos, pinturas, obras en curso y varias pilas de diarios sensacionalistas sobre crímenes. "Saco muchas ideas de éstos", dice. "Se trata de la realidad. Es imagen. Es el paisaje".

Con una sonrisa pícara, él enseña una imagen en la pantalla de su ordenador. Es una imagen de un payaso, boca abajo sobre la acera. Sus zapatos enormes y puntiagudos rojos sobresalen a cada lado, y un pequeño charco de sangre se expande hacia el exterior de la cabeza. "Esto me encanta", dice con notable entusiasmo. "Voy a pintarlo".

Cuando de León se levanta la camisa, los tatuajes, las cicatrices de bala y cuchillos pintan la historia de su cuerpo y revelan su profundo conocimiento de la violencia. Dentro y fuera de la cárcel 12 veces, vivió durante años bajo las reglas de los Maras, una de las bandas más atroces de Guatemala que contribuyen significativamente en la cifra de 20 asesinatos al día.

De León logró salir y se vio a sí mismo enojado y quejándose de la difícil situación de su país - la violencia, los bajos salarios, la corrupción, la falta de oportunidades de empleo. Con una experiencia previa en tatuajes, empezó a mirar el arte de un modo más serio, representando escenas del mundo de la violencia utilizando el humor negro.

En el año 2000, en una de sus primeras exposiciones públicas, representó una iniciativa imitando a las bandas, cosiendo su boca cerrada para imitar las reglas del juego – puedes ver, puedes oír, pero tienen que guardar silencio.

Junto con otros tales como Anival López, Regina Galindo y de Alejandro Paz, de León es parte de una generación que creció bajo las bombas, las balas, el miedo y los abusos de los derechos humanos de la brutal guerra civil de Guatemala y la violencia de las bandas de la década de 1990. Ahora a sus 30 años, los artistas se están ganando el reconocimiento por sus representaciones descarnadas de las realidades modernas de la nación centroamericana.

El conservador Emiliano Valdés considera que esta época de artistas guatemaltecos empezó a aprovecharse de las crecientes libertades que se produjeron después de los acuerdos de paz de 1996. A principios de 2010, emergió un estilo único y singular de arte guatemalteco.

"Las personas con conciencia política son el producto de una situación social, política y cultural que es muy complicada, y su trabajo da respuesta a algunas de las grandes cuestiones - la pobreza y la distribución desigual de recursos", explica Valdés.

Guatemala tiene actualmente una de las tasas de criminalidad más altas del mundo, más altas de desnutrición infantil que Haití y sufre la dicotomía entre las regiones rurales indígenas y la riqueza de la élite política y de negocios de la capital.

Mientras que una gran parte de su arte toca algunas de las realidades más duras de la superficie, utiliza el humor negro en tono de burla en vez de la crítica formal, la documentación o el activismo.

En una reciente exposición multimedia de la obra de Alejandro Paz, una serie de fotografías llamada "guardaespaldas" mostraba a un hombre sin hogar vagando por la ciudad bajo la atenta mirada de un hombre trajeado portando un auricular. Una pantalla en la pared de al lado emitía un bucle de vídeo de una mujer indígena corriendo contra una cinta de correr.

La exposición más reciente de Aníbal López ofreció la vida de la calle en la economía informal de Guatemala; una pieza de 2003 representada en Italia tenía un carpintero fabricando un ataúd.

Rodeado de países que también tienen experiencia en problemas como la violencia de las bandas, carteles invasores y la pobreza extrema, Guatemala cuenta con una escena artística mucho más vibrante que sus vecinos. Creativo en la forma en que aborda estos temas, ha emergido una comunidad de artistas, estimulando el crecimiento artístico.

"Ha habido un pobre sistema de educaciónartística aquí, pero destaca la calidad de los trabajos realizados", dice Regina José Galindo, de 37 años de edad, quien es quizás mejor conocida por trabajar frente a la violencia contra las mujeres.

"Tiene su propia voz, un personaje de la obra que es distintivo de Guatemala .... Aquí hay un montón de creatividad y actividad dentro de la comunidad artística".

Junto con López, Galindo es una de los pocas que han logrado ganar un poco de proyección internacional – un hecho que muchos esperan que esté cambiando. Dentro del país, de Galindo, de León y otros ven el mercado del arte como limitado, y muy difícil conseguir el apoyo para trabajar en proyectos.

Valdés insiste en que esta generación forma un eslabón crítico de la época de la guerra civil de Guatemala a través de la violencia de las maras de la década de 1990 y en las altas tasas de narco-violencia y los delitos violentos que persisten en la actualidad. Este contexto ha dado forma al arte que producen.

"Para los guatemaltecos, la violencia es algo que todavía está presente, y que estará allí en el futuro", dice Galindo. "Es una crisis de nunca acabar. No se trata sólo de que hay violencia, es que la situación en general se define por la violencia".

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