Así es la estación de Keleti, el lugar al que llegan los que no tienen nada que perder

    • Hombres y mujeres se reúnen en torno a un enchufe que conecta al mundo y en el que no hay barreras.
    • En Keleti, la situación está ahora más calmada en comparación con hace una semana cuando más de 3.000 personas durmieron a la intemperie.
Así es la estación de Keleti, el lugar del que unos salen y otros entran
Así es la estación de Keleti, el lugar del que unos salen y otros entran

Es mediodía en la estación de Keleti en Budapest. Unos tímidos rayos de luz se abren paso en un día de verano que anuncia más la llegada del lluvioso otoño. En la terminal de trenes, un centenar de refugiados hablan por teléfono, juegan y descansan con el anhelo de salir de ahí y continuar su viaje.

En Keleti, la situación está ahora más calmada y las salidas de los trenes son continuas en comparación con hace una semana cuando más de 3.000 personas durmieron a la intemperie . Los voluntarios han ido acumulando experiencia y están mejor preparados para recibir a los que llegan. Esta estación de tren es el lugar de que unos salen y otros entran.

Montones de ropa se acumulan en las estación. Una mujer, con su hijo de poco más de dos años en los brazos, recorre las montañas de ropa usada que han donado personas anónimas. El otoño está cerca y busca unos calcetines para su pequeño. "De Afganistán", me dice. El viaje ha sido largo y ya ha llegado el cambio de estación.

En otra de las esquinas, varios hombres y mujeres se reúnen en torno a un enchufe. El enchufe que conecta al mundo y en el que no hay barreras. Cargan sus móviles y hablan con sus familiares, los que están lejos y también con los que esperan encontrar en pocos días.

El pasillo central es un improvisado campo de fútbol en el que los niños vuelven a jugar y correr detrás de un balón. Por unas horas olvidan el mar que atravesaron, las vías de tren que recorrieron y las alambradas que saltaron. En Keleti, vuelven a reír, aunque solo sea por unas horas.

Los voluntarios reparten alimentos, pañales, toallas. En una fuente instalada para poder lavarse, los refugiados sienten que vuelven a ser personas.

En Keleti también hay un lienzo de la esperanza en el que los refugiados se retratan: "I am from Afganistán", "A good life", "Free Siria", Liberate Siria"…palabras sin voz que necesitan ser escuchadas y contadas.

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