Azkargorta, el estratega español que devuelve la sonrisa al fútbol boliviano

  • El seleccionador de Bolivia, el español Xabier Azkargorta, hizo hoy gala de su agudo humor ante la prensa que lo esperaba en el estadio quiteño Atahualpa para hablar de fútbol.

Fernando Arroyo León

Quito, 5 sep.- El seleccionador de Bolivia, el español Xabier Azkargorta, hizo hoy gala de su agudo humor ante la prensa que lo esperaba en el estadio quiteño Atahualpa para hablar de fútbol.

No dudó comentar sobre el 'ringtone' de un teléfono móvil que sonó en medio de la conferencia: "Estimulante escuchar a Vivaldi en una rueda de prensa", apuntó.

Tampoco se incomodó cuando le preguntaron por jugadores que no estarán en el equipo boliviano, como el paraguayo Pablo Escobar: "A mí no me afectan las ausencias, me afectan las presencias", dijo.

Comentó con gracia sobre los últimos dieciocho años desde que dirigió con éxito a Bolivia. "Sinceramente, aunque no me crean, fui feliz cuando vi que Ecuador se había clasificado no sólo a un Mundial, sino a dos mundiales".

Concluyó que en ese periodo el fútbol sigue igual, aunque haya "cambiado mucho en cuanto a reglamentación". Se solidarizó con los porteros que, a su juicio, son "los que más han sufrido" con el hecho que ya no pueden recibir con la mano un balón entregado por un compañero.

"Hay cosas que no han cambiado nunca: Los arcos", destacó.

Añadió que "hay mucha gente que dice que lo más importante de la cancha de juego son las áreas, las bandas, pero no, son los arcos".

Si bien destacó que "se sigue jugando once contra once", en función de los planteamientos y los cambios pareciera que "son catorce contra catorce".

Con aire nostálgico recordó que antes los técnicos no tenían que preocuparse mucho con el descanso de los jugadores. "Bastaba una orden en el hotel: 'vea, por favor, no pase ninguna llamada'. Ahora tenemos ipod, tenemos skype, tenemos cualquier cosa", subrayó.

"Han ido cambiando algunas cosas, pero en esencia sigue siendo lo mismo", apostilló Azkargorta, que recurrió al cine para intentar describirse: "Hay una magnífica película de Woody Allen donde a su compañera, que es Diane Keaton, le dice: complicaciones es mi segundo apellido".

Tampoco ocultó los argumentos que le llevaron a retomar la conducción de la selección boliviana, en junio pasado, en sustitución del argentino nacionalizado Gustavo Quinteros.

"Estaba residiendo en Bolivia y no pude decir que no, ante la renuncia de Gustavo cuando me ofrecieron hacerme cargo de la selección", contó.

"Quizá para mí hubiese sido mucho más cómodo tumbarme en los gloriosos recuerdos del 93 y 94 y dejar pasar todos los entierros por delante", comentó.

"Pero no. No es mi carácter, quiero mucho a este país y decidí echarle una mano en todo lo que pueda", apostilló.

"Mis amigos me dijeron: no, por favor. No te metas en este lío porque vas a perder el prestigio que tuviste en su día. Y les dije: yo... Bueno, si esa es la forma de perder el prestigio, es señal de que no valía mucho", relató.

Para el entrenador vasco sólo existe el partido del viernes contra Ecuador correspondiente a la séptima jornada de las eliminatorias sudamericanas del próximo Mundial.

"Para mí no existe ninguno más. Luego seguiremos peldaño a peldaño", dijo.

Del entrenamiento de hoy dijo: "Iba a ser para.... ¿Me permiten una broma? Para que vuelva la raya a la nalga, después de tanto estar sentados", bromeó en alusión a la larga excursión de su plantilla para llegar a territorio ecuatoriano.

Pero ante la fría respuesta de los periodistas replicó: "Esperaba que se rieran... ¿No se permite tanto?", y arrancó risas.

No quiso pronunciarse sobre los defectos de su equipo. Prefirió "hablar de las virtudes".

"Estoy seguro de que el viernes van a ver un equipo convencido, que no va a entregar ningún balón, que lo van a luchar como si fuera el balón más importante de sus vidas".

"Los defectos se los dejo" a ustedes, concluyó el hombre que devuelto las sonrisas a los bolivianos del fútbol.

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