Buazizi, ¿héroe real o leyenda de Túnez?

  • Cuando Mohamed Buazizi se quemó a la bonzo, no pensaba que su historia se conocería en todo el mundo y que encendería la mecha de una etapa revolucionaria en la región. Ahora que la revolución ha terminado, los tunecinos miran atrás y se plantean si Buazizi fue solo una leyenda.
Cuando Mohamed Buazizi se quemó a la bonzo, no pensaba que su historia se conocería en todo el mundo.
Cuando Mohamed Buazizi se quemó a la bonzo, no pensaba que su historia se conocería en todo el mundo.
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Jon Jensen, Sidi Bouzid (Túnez) | GlobalPost

Fue una bofetada que resonó en todo el mundo. Mohamed Buazizi, un vendedor de frutas del centro de Túnez de 26 años de edad, vio como su forma de vida fue confiscada por la policía después de haber sido abofeteado por un oficial. Decidió inmolarse a modo de protesta.

Su suicidio provocó el levantamiento popular que derrocó al entonces presidente Zine al Abidine Ben Alí, quien huyó de Túnez el 14 de enero después de gobernar durante más de dos décadas.

Después del derrocamiento de Ben Alí, los medios de comunicación internacionales acudieron a esta ciudad agrícola situada en el corazón de Túnez para descubrir la historia del famoso "mártir", cuyo nombre adorna ahora las plazas y calles de ciudades tan lejanas como París.

La historia de Buazizi pronto será también el tema de una gran película. Pero, ¿podría ser solo una leyenda?

Algunos en Sidi Bouzid ahora creen que lo fue. La ciudad se ha dividido recientemente después de que la madre de Buazizi, a la que algunos miran con recelo, retirase los cargos contra el oficial de policía que presuntamente golpeó a su hijo. Otros dudan directamente de que Buazizi fuese abofeteado.

"Mohamed Buazizi no es nuestro héroe. Es vuestro héroe", afirma Nader Ncibi, de 35 años, refiriéndose a la masa de medios de comunicación extranjeros que invadieron su ciudad natal después de la salida de Ben Alí y que ayudaron a difundir la historia de Buazizi.

Sin embargo, en una cosa Buazizi sí fue un héroe en Sidi Bouzid. Los grafitis contra el régimen que rememoran al vendedor de frutas todavía pintarrajean varios edificios gubernamentales cerca de la plaza principal, que más tarde fue rebautizada en honor a Buazizi. Un retrato de él cuelga por encima del centro de la ciudad en una estatua bañada en oro.

Para muchos, Buazizi siempre será el hombre de la localidad que provocó una revolución contra la corrupción, la represión y el poder absoluto.

"Por supuesto que le respeto y le rindo mis respetos por todo lo que hizo por todos los tunecinos", dice Gidri Badr el-Din, un residente de 35 años de edad de Sidi Bouzid.

Pero en otros lugares, hay indicios de que el legado de Buazizi está en entredicho.

Varias imágenes de Buazizi que colgaban por toda la ciudad han sido derribadas. Un asta de bandera que se plantó cerca de su lápida fue arrancada de la tierra.

En el mercado de frutas ubicado en la carretera de la calle principal de Sidi Bouzid, ex compañeros de Buazizi aún discuten los hechos de su disputa con el oficial de policía.

"Nunca fue abofeteado", afirma Monji Arabi, un vendedor de frutas que trabajó junto a Buazizi y que asegura que estaba presente en el momento de producirse los hechos.

Arabi no es el único que lo piensa, algunos informes revelan que varios testigos admitieron que la bofetada nunca se produjo.

Algunos creen que Buazizi pudo haber empezado la pelea con el policía, Fedia Hamdi, quien presuntamente le dio una bofetada.

En las semanas posteriores a la revolución y con el transcurso del tiempo, el sentimiento popular de la ciudad hacia Buazizi comenzó a cambiar y a apartarse de él, y los residentes comenzaron a manifestarse en defensa de Hamdi, que había sido detenido por Ben Alí en enero para apaciguar a los manifestantes de Túnez durante el levantamiento.

Hamdi fue liberado de la cárcel en abril, después de que Manoubia, la madre de Buazizi, retirase los cargos.

Manoubia, sin embargo, mantiene la historia de su hijo. "Fue una decisión difícil", declaró el mes pasado a los medios estatales de comunicación tunecinos, pero dar por terminado este caso ayudaría a empezar una "reconciliación entre los habitantes de Sidi Bouzid".

En vez de unir, muchos en la ciudad se han puesto en contra de la madre de Buazizi después de enterarse de lo mucho que se ha beneficiado por la muerte de su hijo.

Manoubia aceptó cerca de 10.500 euros de Ben Alí antes de que fuera derrocado, un dinero que aparentemente se le dio para comprar el silencio de una familia que estaba ayudando a avivar las llamas de los disturbios.

Además, según informan los medios locales, también recibió una compensación económica de un conocido productor de cine tunecino y de varias agencias de noticias internacionales a la búsqueda de entrevistas.

La ira de los residentes, o la envidia, se hizo más palpable después de que la familia Buazizi pasase de la clase trabajadora de Sidi Bouzid a un barrio de lujo a las afueras de la capital, Túnez.

Fama y fortuna, se quejan los habitantes de Sidi Bouzid, han cambiado a la que antes era una mujer modesta.

"Ella comenzó a aparecer en la televisión y esto le llevó a mostrar una especie de aire de superioridad", dice Ammar Laffi, de 54 años. ¿Quién es ella para actuar mejor que nosotros?"

"La gente aquí todavía no puede encontrar trabajo, y la revolución, sin duda, todavía no ha terminado. Pero los periodistas dejaron de venir a Sidi Bouzid cuando su madre se fue. Entonces, ¿quién va a contar nuestras historias ahora?" se pregunta Jamal Beyoaoui, de 37 años, quien dice que había estado en paro durante "toda su vida".

Sólo la amplia familia de Buazizi parece emocionada ante la perspectiva de que cada vez menos periodistas visiten la ciudad.

En el cementerio de la familia, en una parcela sin marcar en las afueras de Sidi Bouzid, el primo de Buazizi lamenta el hecho de que los vándalos hayan robado la bandera de su tumba. Hamouda Buazizi, que también está desempleado, comenta que está sorprendido por el martirio que ha sufrido en las últimas semanas durante las entrevistas de trabajo, hasta el punto de que está pensando en cambiarse de nombre.

Sin embargo, cuando se le pregunta acerca del legado de su primo, se hace eco de la descripción de una sola palabra: "un mártir". "Creo que la gente le recordará por lo mucho que ha hecho por nuestro país", afirma Hamouda Buazizi. "Pero ahora sólo Dios puede juzgarle".

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